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"And I chase it down
With a shot of truth
That my feet don't dance
Like they did with you".
5 Seconds of Summer. Ghost of you
***

Joseph

Me resultó absurdo haber dormido tan bien en una cama que no fuera la mía. Quizás no habían recuerdos que me persiguieran en ese entorno. Apenas comenzaba a salir el sol, desde la ventana de la habitación veía como la luz comenzaba a bañar los edificios.

Cuando llegué a la cocina todo estaba ordenado, no había rastro alguno de nuestra reunión de la noche anterior, las botellas y demás envases habían desaparecido. Desde el otro extremo de la meseta Agust preparaba el desayuno.

-Buenos días dormilón- dijo mientras untaba unas tostadas.

-Wow, esa es la típica frase de la novia cariñosa que te prepara el desayuno- respondí en broma.

-Vaya, parece que hoy nos hemos levantado con el pie derecho, muy bien, pero te advierto que no me gustan los feos.

-Muy graciosito- solté mientras daba una mordida al trozo de pan.

-En diez minutos pasaremos por tu casa para que recojas las cosas- cierto, era hoy.

***
-¿Has vuelto a hablar con tu ángel de la guarda?

-¿Ehh?

-Con la chica Seph. La chica que te salvó.

-Ahh, pues...quizás...existe una pequeña, ínfima posibilidad de que... - me miró alzando una ceja- de que haya olvidado pedirle su teléfono.

Agust frenó el auto de repente. Gracias al cielo ningún vehículo nos seguía en ese momento.

-¿Eres tonto Seph?- iba a abrir la boca pero me detuvo- no respondas, es una pregunta retórica.

-Bueno si, olvidé ese detalle. A cualquiera le pudo haber pasado- me excusé.

-Pero no cualquiera tuvo a la chica en su casa. Incluso tuviste el teléfono en tu poder. Demonios si que eres torpe.

-Bueno, basta de hablar de eso. Prende el auto, se nos hace tarde.

-Te salvas esta vez Seph, solo porque quiero llegar temprano.

***
La academia seguía tal y como la recordaba, creo que fue eso lo que más me dolió. Los chicos me esperaban en la entrada y tuve que inspirar profundamente para no romperme a llorar en ese instante. Jugueteé con la alianza que llevaba en mi dedo, y pensé en él.

Pasé por la dirección de la facultad de danza y todos se veían felices de verme ahí nuevamente. Sus miradas condescendientes me molestaron un poco, pero preferí ignorarlo, a fin de cuentas no lo hacían con mala intención.

Me puse al día con el horario y volví para reunirme con mis amigos antes del comienzo de la primera sesión.

-Siento la necesidad de hacer esto viral- escuché decir a Tanner.

-¡Ni lo pienses enano!- John empuñaba su tenedor desechable en el aire- el baile no es lo mío.

-Pero es que es demasiado chistoso. Tienes que verlo Seph- me acercó su teléfono para mostrarme un video de Jonh en su patético intento de bailar estando ebrio, por un breve instante todo parecía haber vuelto a la normalidad. Pero solo eran eso: apariencias.

Unas horas más tarde ya estaba en el salón de prácticas. Mientras los otros compañeros de danza ensayaban sus pasos yo calentaba al fondo. La profesora insistió en que esos primeras días volviera a acostumbrarme a la rutina de trabajo, despacio, para evitar alguna lesión, mis músculos poco a poco habían olvidado lo que era bailar asiduamente.

Traté de ignorar las miradas recelosas y los cuchicheos que soltaban en torno a mi los demás bailarines. Cuando me veían de esa forma, disimulaban sus risas o me señalaban, sabía que no se trataba de nada amable, dudaba que alguien se acercara a mi para saber cómo estaba, desgraciadamente este mundo era así, una constante competencia por hacerse con la supremacía de los escenarios.

Para mí, bailar siempre fue algo más que estar a la cabeza liderando a otros bailarines. Bailar va más sobre los sentimientos, la pasión, expresar tu sentir, mientras que otros lo hacían a través de melodías, palabras o lienzos, yo lo hacía al dejarme llevar por mi cuerpo. Pero mis "compañeros" no entendían eso, para ellos no era más que un rival.

Juro solemnemente que mis intenciones eran las mejores, los ignoré todo lo que pude, no quería meterme en problemas, pero él se lo buscó.

-Vaya, si miren nada más quien ha decidido honrarnos nuevamente con su presencia- dijo Eliot cuando salía de las duchas- Si es el niño predilecto de la facultad de artes danzarias.

-Hola- respondí a secas terminando de vestirme.

-¿Donde dejaste a la florecilla? ¿Tu noviecita rubia no viene contigo?

-Déjame en paz Eliot, no estoy de humor para aguantarte.

-Ohh, es cierto- continuó diciendo- está muerta- mi visión se puso negra de repente- la pequeña marica está muerta.

No escuché más en ese instante, acto seguido lo tenía a mis pies mientas lo pateaba con fuerza. Desde el suelo seguía riéndose y burlándose de Jimmy. No podía soportarlo. Lo tomé del cuello y lo sujeté contra el espejo.

-Seph, era broma, suéltame ya- su expresión era de total desconcierto.

Llevé mi puño atrás, buscando impulso suficiente para darle un buen puñetazo en su asquerosa cara. Pero apareció...apareció Jimmy en mi mente otra vez.

*** -No les hagas caso Seph, en el fondo son todos unos infelices.

-¡Pero eso no les da motivo para juzgar a nadie! ¡Juro que quiero golpearlos en sus malditas rostros!- gritaba furioso mientras Jimmy me sujetaba.

-Ignóralos, a mi me da igual lo que ellos digan- sabía que en el fondo esa era una gran mentira- no te rebajes a su nivel, demuéstrales que eres mejor persona que todos ellos Seph. Al menos hazlo por mi. ***

"Demuéstrales que eres mejor persona que todos ellos" esas palabras se repitieron en mi cabeza una y otra vez. "Hazlo por mi". Apreté más mi puño e impacté contra el cristal del espejo, justo a la altura de su cara. Sus ojos parecían a punto de caer de sus cuencas.

-No quiero que me vuelvas a dirigir la palabra Eliot, la próxima vez no me voy a detener.

Él se marchó al instante, dejándome solo en aquellos baños. Molesto, triste, enfadado, rabioso. Comencé a llorar y lancé miles de golpes, uno tras otro contra aquel dichoso espejo que no hacía más que devolverme el reflejo de la persona tan patética en la que me había convertido. Mis manos sangraban y pedazos de cristal caían al piso, me estaba lastimando pero no sentía dolor alguno. ¿Acaso los muertos pueden sentir dolor?

-¡Joseph por Dios! ¿Que ha pasado aquí?- gritó Luke, tomando su teléfono- Agust, necesito que vengas a los vestuarios de danza ¡es urgente! Joseph está en el suelo cubierto de sangre- inspeccionaba mi cuerpo con cuidado, y yo... yo solo quería dormir, estaba muy cansado.

Lo que sucedió después llegaba a mi en imágenes vagas y lejanas.

-Lo llevaremos al hospital Saint Andrews, conozco a una chica que trabaja ahí- escuché decir en la distancia a Agust mientras conducía. A mi lado, en la parte trasera del auto, John me sujetaba, pero sentía que me iba a desvanecer en cualquier instante.

Para el momento en que volví a abrir los ojos un escozor horrible se apoderaba de mis manos. Una enfermera me aplicaba algodones con alcohol para desinfectar mis heridas. En el fondo, Agust, John, Tanner y Luke me miraban con el semblante triste.

-¿Está aquí?- irrumpió una chica, atravesó la puerta a la velocidad de un rayo, era ella, era Beatrice- ¡Joseph! ¿Qué ha pasado criatura? Puedes irte Sophia, yo suturaré al joven.

-¿La conoces?- soltó Agust sorprendido.

-¿Lo conoces?- respondió Beatrice con lo mismo.

-¿Se conocen?- dijo Tae señalándonos a todos.

-Es ella Gus- solté con una sonrisa boba en los labios- es la chica- dije antes de desmayarme.

***

EGOÍSTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora