"Nos reímos tanto que comenzamos a curarnos"
David Sants
***Silencio, nada más, ni el más mínimo ruido. Hasta las aves habían cesado en su trino.
-Enséñame a vivir Beatrice- le había dicho él, y ni por un instante se había arrepentido de hacerlo.
-¿Enseñarte? ¿Cómo?- respondió ella, aún sentada en el suelo y mirándolo como quien contempla una estrella fugaz.
-Si, enséñame- repitió y le tendió su mano. Cuando ella estuvo de pie a su lado la envolvió en un abrazo- ¿por qué contigo las cosas parecen menos malas?
-Vamos a por ese café Seph- le contestó aún en sus brazos- ya va siendo hora de que dejes salir un poco de lo que te atormenta- se puso de puntillas y dejó un beso en la frente.
Lo había besado, y para Joseph ese había sido el beso más tierno y dulce del mundo, de ahora en adelante llevaría la marca de sus labios como estigma en su frente, pero no el de Dios, no la coronación de espinas y flagelo, sino como una verdadera luz de esperanza. Cuando volvió a aterrizar en la realidad comenzó a andar y, juntos, emprendieron su marcha.
Esta vez no tomaron un taxi, en su lugar fueron andando por las calles abarrotadas de hojas secas y árboles desnudos hasta llegar a un pequeño café.
***
-Mi madre murió cuando yo tenía 20 años- rompió Beatrice el silencio- cáncer fulminante. Hoy se cumplen tres años.Joseph realmente no sabía que decir, pero ella le dio a entender que no necesitaba decir nada.
-Al principio lo pasé muy mal- continuó diciendo- sentía que mi vida ya no tenía sentido. ¿Pero sabes qué? Estaba totalmente equivocada. La vida no es más que una carrera por sobrevivir a la muerte el mayor tiempo posible Joseph, estar vivo en un regalo, un lujo, y hay que aprovecharlo.
La conversación quedó estancada cuando el mesero apareció con sus órdenes.
-Conocí a Jimmy cuando éramos solamente unos niños- se atrevió a decir Joseph- ambos compartíamos el estar completamente solos en este mundo.
-¿Solos?
-Si, mi madre me abandonó cuando solo tenía 7 años de edad. A partir de ese entonces fui llevado al mismo orfanato donde estaba Jimmy.
-Yo, lo siento mucho- dijo Beatrice a punto de llorar.
-No tienes que hacerlo- él extendió su mano a través de la mesa y agarró la suya- a eso me resigné hace mucho tiempo, ni siquiera me duele. Pues...como te iba diciendo, Jimmy se convirtió en mi única familia, siempre estuvimos juntos. Éramos él y yo contra todos- para este punto de la conversación su voz comenzaba a quebrarse- desde que no está, mi vida es un completo vacío, un agujero negro.
-Basta- interrumpió Beatrice- lo siento mucho, de veras, no quise que te sintieras mal.
-No es tu culpa.
-Si lo es, soy una idiota por hacerte hablar de esto- sacó unos billetes de su bolso y los dejó sobre la mesa- vamos.
-¿A dónde?
-¿No decías que querías aprender a vivir? Pues tú y yo nos vamos de copas. Unas cuantas horas lejos de la realidad no nos harán mal.
Joseph dudó un instante, pero al final se puso de pie y la siguió. Para el momento en que ambos cruzaron la puerta, la tarde comenzaba a despedirse, dando paso a una noche que no olvidarían jamás.
***
-Beatrice, creo que no deberías beber más- comentó Joseph con una sonrisa viendo a la achispada chica de nariz roja intentando bailar al ritmo de un comercial que emitían en el televisor del bar.-Aishh, que aburrido eres- rio ella- vamos diviértete con la música.
-Es que no hay música- reprochó riendo.
-Para ser tan lindo eres muy serio. ¿Lo sabías?
-¿Acabas de decirme lindo?
-Emmm...no- dijo y dio un largo trago a su bebida, demasiado avergonzaba por decir eso.
-¿Qué te parece si nos vamos ya a casa?
-Vengaaaa- soltó en un tono de voz un tanto alto- es mi primera noche de copas en un bar, esto tiene que ser épico.
-¿Primera vez? ¿Por qué no me lo dijiste antes?- alarmado, la tomó por los hombros- decidido, nos vamos a casa.
-¿No querías vivir la vida? ¡Pues disfruta! ¡Disfruta la frutaaaaa!- chilló y se lanzó a sus brazos.
-¿Qué rayos significa eso?- preguntó riendo- Vamos, te llevaré a tu departamento.
Entre pucheros se dejó arrastrar hasta la salida. Caminar borracha era más difícil de lo que había pensado. En las películas la chica no se tropezaba tanto. ¿Por qué todo le daba vueltas? ¿En qué momento Joseph había aparecido con su gemelo?
-Ya no quiero seguir caminado- dijo ella al haber avanzado unas pocas calles, y se sentó en el contén- me quedaré aquí para siempre.
-Beatrice, vamos, avancemos un poco para que podamos tomar un taxi.
-¿Cómo duermen las jirafas?- fue toda la respuesta que obtuvo de ella, sin más, la agarró en brazos y la cargó. Para ser delgada pesaba bastante.
-Me siento como una princesa- Beatrice no paraba de reír a carcajadas y aprovechó para agarrar con fuerza el cuello de Joseph. Por un momento ambos se quedaron viendo a los ojos en silencio y con sus respiraciones agitadas, demasiado cerca uno del otro- bésame Joseph, bésame.
***
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EGOÍSTA
Romance¿Que expresión más clara del egoísmo que el no dejar ir a quien amamos? Aferrarse a quien debe partir, querer para nosotros la presencia de quien ya no está. Si, soy egoísta, que lo sepa todo el maldito mundo, soy egoísta porque te quiero a mi lado...