Baile de disfraces

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Noto el viento suave en la cara mientras mi pelo se mueve al son del viento. Vale, no, solo noto un airecillo en la zona del bigote. Qué más da, seguiré durmiendo.

Vuelvo a notar el aire que me da entre la nariz y los labios. Espera, espera...yo...¡estoy en el cuarto de Gabriel! Abro un ojo rápidamente (uno solo, no hay por qué mantener los dos despiertos, con uno vale) y salto de la cama. Pongo los dedos en cruz y comienzo a gritar:

-¡Apártate engendro del mal! ¡No me engordes y me metas en una cacerola para guisarme y comerme!

Abro el otro ojo y veo a Gabriel aún recostado en la cama mirándome casi con lágrimas en los ojos.

-Me habían dicho que tenías raros despertares, pero no me imaginaba que tanto. -dice riéndose.

¿Me ha despertado sin motivo alguno? Ah, no, no, Mireia va a seguir durmiendo. Me vuelvo a meter en la cama al lado de Gabriel y cierro los ojos.

-Ejem...mi cama... -deja caer Gabri levantando una ceja.

-¿Te molesto? -pregunto con voz adormilada.

-Tú nunca molestas. -dice chulo guiñándome un ojo. -Pero tu y yo, en la misma cama, sin hacer nada...hay algo baby que no cuadra.

¿Baby? Mis cojones.

-Cierto. -digo dándome media vuelta de modo que quedamos cara a cara. Estiro las manos y le empujo hacia atrás hasta que se cae de la cama tirando todas las mantas sobre él. Saco medio cuerpo de la cama como si fuera un elefante y recojo una sábana que me echo por encima antes de volver a darme media vuelta y seguir durmiendo.

-Qué bruta eres...

-Me amas igual.

-Hay que levantarse.

-¿Quién lo dice?

-Es la una del mediodía.

Silencio por mi parte.

-¿Mireia?

-Estoy dormida.

Silencio, silencio y más silencio. Que agradable. Silencio, demasiado silencio...algo no va bien. Abro un solo ojo en el momento exacto en el que Gabriel se tira encima mio y comienza a hacerme cosquillas.

-¡Para! ¡Para por Dios! -digo retorciéndome de risa. Odio-las-cosquillas. -¡Gabriel como no pares te voy a tirar un zapato a la cara!

Gabri ríe como un psicópata.

-Vas descalza. -me recuerda. Shit.

-Te pillaré desprevenido.

Finalmente Gabriel para y me sujeta las muñecas con sus manos. Se acerca más a mí y me mira con esos ojos azules que parecen océanos. Tiene el pelo rubio revuelto, a lo salvaje. Gabri acerca su boca a mi oreja.

-¿Quieres ser mi pareja en el baile de disfraces? -susurra muy, MUY sensualmente. ¿Cómo demonios me niego ante eso?

Sus ojos vuelven a chocar con los mios.

-Por supuesto. -respondo con una enorme sonrisa.

****

Entro en pánico: quedan tres horas para el baile y no encuentro disfraz. A este paso me rasgare la ropa, no me peinaré y diré que soy un zombie que viene para el Apocalipsis.

Yo que quería ir de cangrejo...¡con pinzas y todo! Iría de Sebastián y obligaría a Gabriel a ir de sireno y a Javi de pez globo amarillo. Era un plan perfecto. Pero en la maldita tienda "no tienen trajes de cangrejo". Sí, ya...lo que no me lo quieren vender...

Oh la la ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora