NARRA ARI
Veo cómo Laia entra corriendo por la verja y de inmediato se tira a la piscina como si fuera un delfín, con ropa (de abuela) y hasta zapatos. Parpadeo para ver si todo ha sido un espejismo o ha pasado de verdad, pero no sé por qué me sorprendo...Es Laia. Me encojo de hombros.
-¡Ari!
-Ah, sí, perdona. -digo sacudiendo la cabeza. Un chico super raro (aunque no tanto como mi amiga) se me había acercado a hablar en la piscina, pero no me interesaba nada.
-Bueno, el caso es que le hize el boca a boca y conseguí salvarla.
Punto uno: no me trago que le haya salvado la vida a una chica que se ahogaba en el mar. Punto dos: ¿PARA QUÉ ESTÁ SINO EL SOCORRISTA? Punto tres: odio, odio a muerte a los chicos que se intentan hacer los guays delante de las chicas.
-¿Me estás escuchando? -pregunta ¿enfadado? ¿Y a mí qué más me da lo que haya hecho en verano! Este chico, lo siento por la expresión, pero me la sopla bastante.
-Déjala en paz tío. -dice alguien a mi espalda.
-¿Tú me vas a decir lo que hacer? -dice riendo como un poseso ¿Pablo? Ya ni me acuerdo de cómo se llama...
-Pues sí, la estás aburriendo, y no tienes que ponerte brusco con ella.
Me giro despacito para encontrarme cara a cara con un príncipe azul. ¡Lo juro! Bueno, azul no es, pero mejor, así no se confunde con un pitufo o con un avatar. Le miro a los ojos y sonrío tímidamente. Él me sonríe también. Es una escena P-E-R-F-E-C-T-A. ¿Eso son ojos o esmeraldas? ¡Ohh dios me acabo de enamorar! ¿Creéis en el amor a primera vista? Bueno pues yo no, pero quizá a segunda vista si, ¿no? Cierro los ojos y los vuelvo a abrir. Esta vez me encuentro a mi principe "azul" mirándome como si fuera un perro verde, o peor: una cabra morada con problemas epilépticos. Oh no, ya empiezo como Mireia.
En ese momento la veo entrar a ella también corriendo por la verja vestida de vacanicornio y al igual que ha hecho Laia, se tira con ropa a la piscina. Vaya chicas más raras...
-Soy Diego. -dice el chico enfrente mío. Yo vuelvo de mis pensamientos y le sonrío intando no derretirme.
-Ariadna, puedes llamarme Ari.
-Bonito nombre.
Lástima que ya sea un principe, llega a ser rana, Y ME LO COMO.
-Gracias. -respondo tímida.
-Te estaba molestando, ¿verdad?
-Sí, sí, muchas gracias, además se estaba haciendo el chulo y ya no podía soportarle, así que he desconectado.
-Me imagino.
Se hace el silencio, incómodo, por supuesto, y nos quedamos mirando los dos el suelo hasta que un minuto más tarde Diego rompe el silencio.
-Ya sé que es un poco pronto -dice rascándose la cabeza. -pero pasado mañana hay un baile de disfrazes...y me preguntaba...si querrías ser mi pareja. Para el baile, claro. Es de parejas.
Me entra la risa, no sé por que, pero intento contenerme.
-Claro. Será un placer. -¡BIEN! ¡Soy feliiiiz!
NARRA MIREIA
Esta noche había dormido como un angelito. Bueno, más bien como una marmota gorda que acaba de comerse un jabalí y no puede ni levantar un brazo, pero queda mejor decir angelito. Esta noche había quedado con Daniel para cenar. ¡Es muy tierno! Aunque...espera, espera...fijo que me lleva a un restaurante de esos que te sientas en el suelo para que se te quede el culo flácido y solo cocinan comida picante para que acabes roja como un tomate y haciendo la langosta por el suelo. ¡Socorro! ¡Daniel me quiere hacer sufrir, luego pincharme una anestesia, meterme en un camión y raptarme!
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Oh la la Paris
Teen FictionMireia y Laia son mejores amigas, y ¡por fín pueden pasar el verano juntas en París! Pero ninguna puede imaginarse lo que les espera en la ciudad del amor... Ya sé lo que estás pensando, pero ¿y si ésta no es una historia como las demás? Una novela...