¡Arre caballito!

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- ¿Y bien? -pregunta Daniel mientras me ayuda a bajar de la moto. Creo que se me han dormido las piernas. Le miro desconcertada. - ¿A qué ha venido esa "escapada"?

Dani me mira directamente a los ojos y me hace sentir pequeñita. Sus ojos se vuelven más negros de lo habitual. Me muerdo el labio inferior distraída. Él se cruza de brazos; parece un hermano mayor.

-No les he dicho que me iba contigo; no me habrían dejado. -me encojo de hombros quitándole importancia al asunto.

-Yo tampoco te habría dejado irte con un desconocido.

- ¿Estás diciendo que no debería haber venido? -digo alzando una ceja.

-No, me alegro de que hayas venido -dice con una sonrisa traviesa. -Espera aquí un momento -se da media vuelta y va hasta la entrada del aquapark donde hay un mostrador.

Saco mi móvil y mando un mensaje por el grupo que tengo con todos a los que he dejado en la catedral.

"Estoy bien, no sé cuándo volveré, no os preocupéis. Un besito desde un lugar divertido."

Oigo cómo llegan diferentes mensajes, pero decido no mirarlos; toca disfrutar.

Daniel se acerca y me tiende un ticket de entrada.

-Gracias -sonrío ampliamente como el gato de Alicia, pero sin ser perversa.

-No hay de qué -dice él, también sonriente.

Entramos al aquapark dando saltitos. Vale, solo yo doy saltitos, Dani camina como una persona normal y me mira de una forma entre tierna y como si fuera una cabra psicópata; en fin, adorable.

Paso el ticket por una maquinita y un torno gira permitiéndome entrar.

¡Wow! ¡Es impresionante! Todo lo que se ve son toboganes y agua, básicamente. ¡Un paraíso!

Tiro de la muñeca de Dani para entrar corriendo al recinto. Al entrar a la derecha hay unas taquillas donde él deja una mochila con dos toallas que había preparado en caso de que yo no llevara una. ¡Menos mal que la había traído! Este chico piensa en todo...

Pienso en quitarme ya la ropa para quedarme en bikini, pero por si acaso se lo pregunto a Daniel. Cuando éste asiente comienzo a quitarme la ropa.

No mentiré; me da vergüenza. ¡Tengo delante mío un angelito caído del cielo, cómo no me va a dar vergüenza! Comienzo quitándome las sandalias y la falda y por último me desprendo de la camiseta. Dani está de espaldas abriendo otra taquilla así que me siento más tranquila, aunque estoy temblando un poquito.

Él se da la vuelta y sus ojos se clavan en los míos. Luego bajan para recorrerme el cuerpo entero mientras muestra una sonrisa torcida. Él se quita la camiseta y ¡dios mío! Acabo de morir. ¡Agua necesito agua! ¡Estoy por beberme toda el agua del aquapark porque me he quedado sin líquidos en el cuerpo de tanto babear!

Cuando Daniel termina de sacarse la camiseta yo pongo una cara más normal. Si me llega a ver cómo estaba antes yo creo que huye del país y se cambia de nombre y apellidos. Realmente, he parecido una acosadora.

- ¿Dónde quieres ir lo primero? -pregunta a la vez que cierra la taquilla con un código.

Echo un vistazo a mi alrededor. ¡Hay tantas cosas! ¡Y quiero subirme en todas! Afortunadamente no hay mucha gente, así que en las atracciones no tendremos que hacer mucha fila. Veo en la otra punta del parque un enorme tobogán que se baja deslizándose con unos flotadores donuts y sonrío perversamente.

-Allí -señalo el tobogán gigante.

-Bueno, si cada vez eliges uno de cada punta al final sí nos ganaremos un helado -me giña el ojo. ¿Me desmayo?

Oh la la ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora