Ya llevamos un rato sentados sobre nuestras toallas hablando de los planes que hay en un tablón en el hotel donde ponen las actividades programadas para esta semana. ¡Pero yo quiero bañarme ya! Me estoy achicharrando aquí fuera, necesito el contacto del agua con mi piel ya.
-Perdonad chicos, pero me abraso, me voy al agua antes de que me convierta en pollo asado.
Todos se ríen y siguen hablando de sus cosas. Me levanto y me quito las chanclas cuando noto que alguien me coge de la cintura. Mi primera impresión: patada en las partes bajas.
- ¡Au! ¡Qué bestia eres! -Gabri se retuerce en el suelo, le he debido hacer bastante daño. Me llevo las manos a la boca preocupada.
- ¡No sabía que eras tú!
- ¿Quién iba a ser? -me pregunta entre risas. Eso me alivia, pensaba que se iba a enfadar. Le ayudo a ponerse en pie. Ahora me da penita, ¡pero me ha cogido de la cintura! Se lo merecía.
Me giro de nuevo hacia la piscina y me froto la mano en el muslo para deshacerme de los trozos de hierba que se me han quedado pegados al tenderle la mano al chico para levantarse. Me dispongo a saltar de cabeza, pero de nuevo unas fuertes manos me rodean todo el cuerpo y antes de poder usar mi segundo ataque de defensa personal (puñetazo en la tripa) me tira a la piscina, cayendo él conmigo.
¡El agua está helada! Aun así, se agradece, lo de allí afuera ya no es calor, es bochorno. Debajo del agua abro los ojos y me encuentro con los de Gabriel mirándome mientras sonríe. Ha dejado de abrazarme para ponerse delante de mí. Menos mal. Ambos subimos a la superficie para respirar.
- ¡Eres idiota! -chillo mientras le pego golpes en el hombro. Se ríe; es evidente que no le hago daño.
-No me pegues -me coge los puños con sus manos y me aparta suavemente. Levanto la mirada y veo seis pares de ojos mirándonos boquiabiertos. Mierda, esto me va a costar una larga charla sobre el amor en la habitación. Como si no las conociera...Además, ¿quién se cree que es para tocarme así? ¡Le conozco de menos de un día!
Salgo del agua a punto de echar humo por la cabeza. Ya me ha fastidiado la mañana. Aunque no ha estado tan mal...
La última vez que salí de una relación (hace cuatro meses) acabé viendo películas tristes y comiendo helado de chocolate abrazada a mi osito de peluche gigante. ¡No volveré a pasar jamás por eso!
Me siento en mi toalla empapada y me acoplo a la conversación. Hablan de las actividades propuestas por el campamento de esta tarde, y ¡espera! Eso que estoy viendo... ¡no! ¡no no no no! ¡Natalia no! Carlos y ella están hablando algo más bajito sobre a saber qué, ambos sonríen y se miran... ¿raro? Demasiado raro...apuesto algo a que acaban juntos. Pero como le haga daño, ¡le corto la cabeza y se la doy a comer a los perros! Quizá exagero...
-Yo voto por ir a visitar el parque natural ese que decís -dice Ari con una enorme sonrisa. Adora los animales y todo lo que tenga que ver con la naturaleza.
-Yo quiero ir a la playa -pide Natalia. ¿Playa? ¿Eso no estará un poco lejos?
-Está bastante lejos de aquí -dice Gabriel apareciendo por detrás, a lo que Nat hace un puchero.
-Pues yo quiero un helado -digo como una niña pequeña. ¿Qué? Adoro los helados.
- ¿Y piensas estar comiéndote el helado durante toda la tarde? -pregunta Javi con ironía.
-Soy capaz -le guiño un ojo. Las chicas ríen, supongo que es porque me conocen y saben que lo que digo es cierto.
- ¿Por qué no vamos a dar una vuelta por el pueblecito de aquí al lado? No sé cómo se llama; por el que pasamos con el autobús -propone Laia. Varios nos encojemos de hombros y al ser la mejor opción, nos decantamos por ella.
ESTÁS LEYENDO
Oh la la Paris
Teen FictionMireia y Laia son mejores amigas, y ¡por fín pueden pasar el verano juntas en París! Pero ninguna puede imaginarse lo que les espera en la ciudad del amor... Ya sé lo que estás pensando, pero ¿y si ésta no es una historia como las demás? Una novela...