- ¿En qué estabas pensando!
Colleja.
- ¡Eres tonta!
Colleja.
- ¿Sabes el susto que nos has dado!
Colleja.
- ¡Podría haberte pasado algo!
Colleja.
-Antes de que empecéis con la segunda ronda de collejas, ¿me dejáis hablar! -grito tan alto que creo que los de las habitaciones de cerca nos habrán oído.
Mis amigas se cruzan de brazos mostrando una expresión seria. Oh-dios-mío. Esto ya está empezando a dar miedito. Lo mejor es huir. ¡Corre pequeño plátano! Salgo corriendo hasta la puerta, pero Natalia se abalanza encima mío tirándome al suelo. Mierda. Aún me resisto un poco así que las otras tres se tiran una encima de otra, pero todas encima mío. ¡Voy a morir! ¡Me acaba de pisar un elefante!
- ¡Vale, vale me rindo! -creo que ahora tengo puré de pulmones en vez de órganos.
Las chicas se separan de mí bloqueando la puerta. ¿No se fían de mí? Auch, eso duele. Bueno, en realidad hacen bien; dan miedo y ahora mismo hasta saltaría a otra habitación por el balcón (si no fuera porque lo están bloqueando también). Son listas...Gruño.
- ¡No ha sido para tanto! -grito intentando mostrarme inocente.
- ¿Hablas enserio? -reprocha Ari. -De repente desapareces de una catedral, te montas en una moto con un desconocido y no vuelves a dar señales de vida en nueve horas. ¡En que cojones pensabas! ¡Podría ser un depravado!
-Eh, no. Se lo pregunté. Le pregunté si era un acosador y me dijo que no. -levanto un dedo y alzo las cejas como si le estuviera riñendo por algo. Ariadna pone los ojos en blanco y rendida se tira de espaldas a la cama.
-Agotas a cualquiera. -Alba también se deja caer sobre la cama.
-Bueno, ahora que ya te hemos echado la bronca, ¡cuéntanos todo con detalle! -Laia grita emocionada y todas vienen corriendo a sentarse al lado mío. Y cuando digo corriendo, es corriendo como si estuvieran en una maratón. Alba salta de la cama, pero resbala en el suelo y acaba haciendo una especie de "espagat" o como se escriba en el suelo. Natalia que iba corriendo detrás de ella se tropieza con la pierna de Alba y acaba dando una voltereta por el suelo. Sobra decir, que Ari, Laia y yo parecemos cabras con problemas epilépticos rodando por el suelo como croquetas de la risa.
- ¡Me meo! -grita Laia retozándose cual cochinillo en el barro.
A Ariadna se le escurren un par de lágrimas por la cara de tanto reírse, y yo directamente no puedo hablar. Es uno de esos momentos en que parece que te estás ahogando y te cuesta hasta respirar. ¡Hasta las dos heridas se ríen! Estamos montando demasiado escándalo.
Se oyen unos golpes en la puerta.
-Shh, callar. -dice Nat. -Fijo que es la directora del campamento que viene a echarnos la bronca, es una mujer muy amargada.
Todas nos callamos (como podemos) poniéndonos una mano en la boca. No, no, no, demasiado silencio, y eso en la hora tonta es lo peor, así que vuelvo a reírme a carcajadas como una loca psicópata. Las demás no pueden evitarlo y también ríen.
Se vuelven a oír golpes en la puerta y luego se distingue una voz masculina.
-Ey, chicas abrirme. - ¿Gabriel? ¿Qué diablos hace él aquí? Me levanto y grito desde la otra parte de la puerta abriéndola un poco, pero insuficiente como para que pueda entrar:
- ¡No queremos alfombras!
Gabri se ríe mientras hace fuerza para entrar. Al final lo consigue. Yo vuelvo a mi posición encima de mi cama rodeada de cojines en posición indio con una pierna sobre otra. El chico cierra la puerta tras de sí. Todas le observamos en silencio.
Él se queda quieto y yo carraspeo.
-Eh, sí, solo venía a ver si estabas bien. Me he quedado preocupado cuando te has ido. -dice agachando la cabeza y rascándosela con una mano.
Oh, ¡que mono!
-No te preocupes, estoy bien. -digo con una amplia sonrisa.
Él vuelve a rascarse la cabeza. Creo que todos nos hemos dado cuenta de que, dicho esto, él ya no pinta nada aquí. Se gira de espacio y abre la puerta del dormitorio.
-Buenas noches. -dice mientras desaparece tras la puerta.
-Buenas noches. -contestamos todas en vano, ya se ha ido.
- ¡Rompecorazones! -me grita Laia tirándose encima mío y golpeándome con los cojines mientras ríe como una hiena.
- ¡Habló! -le grito entre carcajadas. - ¡Tú has ligado con un ruso mafioso!
- ¿Qué? ¡Qué dices! ¡Te has vuelto loca! Tienes que ir a que te vea un psiquiatra; intenta que no se suicide por tu culpa. -responde mientras me golpea con cariño. Yo río escandalosamente.
-Bueno, cuéntanos. -exige Ari.
-Pues me llevó en moto hasta el parque acuático, entramos y no había mucha gente así que fuimos a todos los toboganes, piscinas y atracciones. Luego entramos a un acuario y me preguntó por mi animal favorito. -las cabras locas hacen una mueca como para que vaya a la parte interesante. -Cuando le dije que era el delfín, desapareció un minuto y cuando volvió, me arrastró hasta el estanque. Nos pusimos neoprenos y nos bañamos con los delfines.
Miro a mi alrededor y veo cuatro pares de ojos abiertos y bocas boquiabiertas.
- ¿Te ha llevado a nadar con delfines? -pregunta Alba parándose en cada palabra. Yo asiento levemente con la cabeza, ¿a dónde quiere llegar? - ¿Y no te lo has comido! ¡Ya no quedan chicos así! ¡Por Dios, es adorable!
-A ver, no os lo negaré, yo también he pensado en comérmelo, pero creo que me meterían a la cárcel por canibalismo. -digo guiñándoles un ojo, pero me sale tan mal el guiño que parece que tengo un tic nervioso al tiempo que se me ha metido algo en el ojo; en fin, desastroso. Y yo que quería que quedara sexy... -Ah, para sexy su acento francés -digo convencida -aunque ¿sabéis? También sabe español. -digo mordiéndome el labio inferior. Y su acento español es tan o más sexy que el francés.
- ¿Y eso? -pregunta Nat - ¿Cómo es que sabe hablar español?
-Cuando tenía quince años fue a Madrid a estudiar durante un año.
- ¿Y ahora, que va a hacer? ¿Empezará segundo de bachiller o la universidad?
-Empezará la universidad, quiere estudiar física.
- ¿Físico? ¡Pues como tú! -salta Laia. -Y como yo. -dice guiñándome un ojo. Jo no es justo, a ella le queda sexy. Laia también quiere estudiar lo mismo que yo, aunque ella se decanta más por la astrofísica, mientras que yo lo hago por la astronomía.
-Tú a por tu ruso mafioso. -le digo entre risas. Le molesta que le llame mafioso. -Oye, cambiando de tema, o no, no sé, Nat -la llamo - ¿Qué tal con Carlos? -digo levantando las cejas.
Natalia se ruboriza.
- ¿Qué? ¿Qué dices?
- ¡No te hagas la tonta Nata! Esos ojitos que os echáis...
Las demás asienten diciendo que ellas también se han dado cuenta.
-Solo me parece atractivo -dice mintiendo, debo decir, muy mal.
-Hay que juntarles -dice Laia con cara de diablo.
- ¡No! -chilla Nat tirándose encima de Laia. -Ni se os ocurra hacer nada, que sois capaces.
-Y tanto -respondo riendo.
- ¿Y tú, Ari? ¿Alba?
Ariadna pone cara de cachorrito y niega con la cabeza mientras Alba pone cara de alienígena. Lo sé, es raro, pero realmente lo parece.
-Dejadlo en mis manos. -digo mostrando la sonrisa del gato de Alicia.
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Oh la la Paris
Teen FictionMireia y Laia son mejores amigas, y ¡por fín pueden pasar el verano juntas en París! Pero ninguna puede imaginarse lo que les espera en la ciudad del amor... Ya sé lo que estás pensando, pero ¿y si ésta no es una historia como las demás? Una novela...