Capítulo 29- Pensamientos sombríos

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Lluvia


Mis dedos frotan la parte frontal de mi cabeza, la frustración de toda esta situación golpeando el aire. Mis pies hacen contacto con el suelo frío de la celda, la frigidez siendo mi única acompañante en estos días sombríos de tanta incertidumbre. Los recuerdos de esa noche vuelven a mi rebobinándose una y otra vez, la culpa atormentándome.

Remuevo las verduras en la sartén para que no se quemen. Rubén está a un metro de mi cortando más pimiento rojo en julianas. Me enfoco en cada partícula de su cara, sus ojos tan bonitos, sus mejillas un poco marcadas, sus líneas faciales arrugándose con distintas emociones, su piel oscura que hace contraste con las luces de la cocina. Sonrío como nunca antes, estando aliviada y feliz de que por fin creo que he encontrado una persona con la que quiero estar toda la vida.

Vuelvo a enfocarme en la sartén y apago el fuego cuando veo que parte de la cena ya está lista. La vibración de mi móvil me sobresalta, un mal presentimiento adentrándose en mi pecho.

—¿Estás bien?

Saco el móvil del bolsillo derecho y lo desbloqueo con la huella de mi dedo. La pantalla se ilumina y mi mal presentimiento se convierte en la realidad: Tengo un mensaje de un número desconocido.

Buenas noches, Lluvia.

Quiero verte, te echo de menos.

Ven a nuestro callejón de siempre.

Te espero a las 8pm.

La inquietud pincha mis huesos como una flecha. Sé exactamente quien es y me da miedo lo que puede hacer.

—No pasa nada. — Levanto la mirada y esas pupilas preocupadas se cruzan con las mías. —Mi prima está mala.

Tecleo una respuesta corta y rápida:

No puedo. Lo nuestro está en el pasado.

Me muerdo el labio inferior, la esperanza de que acabe ahí es casi nula.

—¿Necesita tu ayuda?

Oigo la pregunta de Rubén a la vez que me llega otro mensaje del mismo número:

Sabes muy bien de lo que soy capaz de hacer.

Estate en ese callejón a las 8pm o habrá consecuencias muy feas.

Besitos.

Dejo de respirar, el temor helando mis venas.

—¿Qué pasa? — Escucho los pasos de mi novio y pulso el botón del móvil para bloquear la pantalla.

Temblores se apoderan de mis brazos y mis hombros. Lágrimas de miedo y confusión llenan mis ojos. Siento la calidez de Rubén envolverme, sus brazos fuertes sosteniéndome.

Trago grueso sabiendo lo que debo hacer. La culpa y el dolor rompe algo en mí incrustándose en mi interior. Lloro desconsoladamente en los brazos del hombre que amo.

No quiero mentirle a Rubén pero tengo que hacerlo para protegerlo.

Disfruto estar pegado a él unos minutos sin saber que va a pasar en ese callejón. No sé si esta va a ser la última vez que lo voy a ver o si va a pasar algo que nos va a separar para siempre. Espero que no pase ninguna de las dos pero debo prepárame mentalmente para lo que sea.

Almas Gemelas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora