Capítulo 23- Ma chèrie

23 2 0
                                    


2 días después

1 de agosto 2018

Rubén

Mis hombros están pegados a mi cuerpo, el estrés afectándome, los tick tocks del reloj vibrando en mis oídos.

—Tranquilo, ya está. — Formula mi novia posando la última caja en la entrada. Es pesada, así que inhala por la falta de aire. —Te dije que no tenía muchas cosas. Nos va a dar tiempo hacer la comida.

Me sonríe y yo brinco de felicidad, la tensión saliendo de mí. La abrazo pegándola a mí, su calor corporal se une al mío. Sus ojos encuentran los míos perdiéndonos en nuestro propio mundo. Todo desaparece. Las agujas del reloj se callan, las cajas se esfuman, el tiempo se detiene.  Solo somos ella y yo disfrutando estar a solas, apreciando este momento tan simple pero tan bello.

Ella se inclina para besarme pero mi dedo presiona sus labios deteniéndola con gentileza. —Muchas gracias por llegar a mi vida. Gracias por mostrarme que existe el amor romántico y que no solo lo puedes experimentar con la persona que se fue. Gracias por retarme y seguir retándome, gracias por enseñarme cosas nuevas. —Acaricio la comisura de sus labios, mis ojos fijos en su color azul marino. —Gracias por no juzgarme, por siempre consultar las cosas conmigo y nunca asumir a pesar de que a veces es casi claro. Gracias por ser tu misma, por expresarte de una forma genuina, pacífica, cariñosa, comprensiva y bella. Gracias por ser paciente, no presionarme y esperar hasta que esté listo para abrirme. — Lágrimas de alegría, felicidad e incredulidad brillan en mis pupilas. Alegría se adentra en ella e ilumina su mirada incluso más. — Le agradezco cada día al universo por haberte traído a mi vida, por enseñarme que a pesar de que mi alma gemela se haya muerto se puede volver a amar. Te amo, Lluvia. No soy muy bueno con las palabras, espero poder amarte el resto de mi vida y enseñarte lo mucho que significas para mí.

Lágrimas de felicidad mojan sus mejillas. —Te amo. Espero poder enseñarte lo mucho que te amo cada día por el resto de mi vida.

Nuestros labios se unen en un beso dulce y tranquilo, no está cargado de emociones fuertes o deseo como cuando vamos a tener sexo. Nos damos otro beso corto y Lluvia apoya su cabeza en mi hombro, nuestros cuerpos fundiéndose en un abrazo.

Nos quedamos así durante unos minutos, el silencio siendo muy cómodo y bellísimo. La paz, amor, confianza, respeto, comprensión y calidez radiando de nosotros.

*****

Apago el fuego y el timbre suena.      —¡Mar, será tu novio!

 ­—¡Ya voy!

Escuchamos sus pasos apresurados bajar la escalera. Veo la emoción iluminada en su rostro cuando pasa frente a la puerta de la cocina. Lluvia y yo ponemos la mesa intentando dejarle a Mar ser independiente a pesar de que la curiosidad que sentimos nos hace querer ir a la entrada.

La brisa veraniega entra en la casa soplando un poco en nuestras caras. Unos pocos mechones del pelo de Lluvia bloquean su vista y yo se los quitos colocándolos detrás de sus orejas. Es gracioso como los clichés pasan en la vida real, este cliché del pelo es lo que siempre se enseña en las películas de romance.

—Gracias.

Le dedico una sonrisa y al echar agua en los vasos me percato de algo:          —Falta un tenedor.

Almas Gemelas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora