Capítulo 15- Amistades de infancia

15 2 0
                                    

Rubén

-¡Mñam! Nunca había probado comida china de tan buena calidad.

Sonrío al escuchar esas palabras llenas de alegría. Lluvia y yo estamos en el restaurante Ramen que tiene comida china. Ambos hemos pedido lo mismo: Tofu con pollo.

-Es la primera vez que vengo aquí también. Mi mejor amigo, Javier, me recomendó este sitio.

-¿Es un amigo de infancia? - Percibo curiosidad en su tono.

-Más o menos. Lo conocí cuando tenía dieciséis años. Nos convertimos en amigos muy rápido. - Mis labios se curvan en una sonrisa alegre mientras imágenes de nuestra adolescencia rebobinan en mi mente.

Lluvia traga comida antes de articular con interés, -Cuéntame más. ¿Qué pasó entre vosotros que os hizo gran amigos?

-Éramos inseparables, siempre íbamos juntos. Javier me ayudó a sobrevivir el último año de bachillerato. Él usaba... ¿sabes esas notitas que se pegan? - Asiente y continuo, -Pues, las usaban para estudiar, escribía apuntes rápidos y palabras claves. Creó unas notitas para mí, cada noche las revisábamos juntos y de esa forma pasé todos los exámenes.

Lluvia coge un trago de su copa de vino. -¡Rayos! Normalmente a los chicos a esa edad no les gusta estudiar.

-Javier fue una excepción. Y gracias a dios, porque a mi se me daba fatal la mayoría de las asignaturas y no quería estudiar.

Me dedica una sonrisa antes de responder, -Pues ya me cae bien tu amigo. ¿Qué más? ¿Te ayudó con algo que nunca vas a olvidar?

-Si, muchas veces. Sobre todo con novias. Javier era muy maduro para su edad. Me decía cuando había metido la pata y cuando no. Sabe todas las estupideces que he hecho, nos contábamos todo... excepto los detalles. - Me rio fuertemente al recordar una de esas grandes estupideces. -No sabía cómo hablar con las mujeres. Una vez, no me acuerdo exactamente lo que le dije a una mujer. Para que te lo imagines te cuento el contexto. Javier y yo estábamos en una discoteca. Me acerqué a una chica muy guapa e intenté coquetear con ella. Le dije algo sobre tractores y... gases. Me miró confundida y se alejó. Mi mejor amigo había estado observando desde una distancia prudente. Me preguntó qué había pasado y en ningún momento me juzgó, me escuchó hasta el final. Me explicó que debía ser honesto, amable y caballeroso e ir observando, ver lo que le gusta y lo que no. Me dio ejemplos, de verdad que sabía y sabe explicar las cosas muy bien. Tuve una relación con esta chica, duró cinco meses más o menos. Fue la primera relación que tuve así más seria gracias a los consejos de Javier. También me sacaba de líos. De hecho fue él quien me ayudó a elegir el sitio perfecto para pedirle matrimonio a Orquídea, planeamos la boda juntos, fue mi padrino.

Al dejar de formular las palabras me percato de que tengo lágrimas en los ojos, mi visión brilla cuando cae el agua salada. -Perdona, es que fue muy bonito.

La escritora estira el brazo y entrelaza su mano con la mía. -No tienes que pedir perdón. Son lágrimas agridulces, de una mezcla de felicidad y tristeza, ¿no?

Asiento. -Si, son a-agridulces. - Me suena raro describir las lágrimas así.

Lluvia me da un apretón de manos cariñoso. -Es totalmente normal. Fue un amor tan fuerte que duró mogollón de tiempo. Es algo muy bonito y los recuerdos permanecerán en tu mente. Quiero que sepas, estoy conectando mucho contigo en tan poco tiempo. Y también quiero que sepas que yo nunca voy a intentar reemplazar a Orquídea porque no quiero. Yo soy otra persona diferente y siempre voy a ser yo misma.

Almas Gemelas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora