*Último aviso: Esta historia es para una audiencia madura, menores de edad están avisados. No se permiten comentarios irrespetuosos. Espero que disfruten del capítulo *
Rubén
–¿Estás seguro?
Esta es una de las cosas que más me gustan de Lluvia. Siempre se asegura de que esté listo antes de hacer algo del siguiente nivel, en este caso siendo el sexo.
–Solo quiero que sepas que ha pasado más de ocho años desde la última vez que tuve sexo. He perdido la práctica.– Me encanta poder expresarme tan cómodamente sobre temas tan serios con Lluvia.
–Vale. No te preocupes. ¿Está bien si te voy guiando?
Solo asiento y cojo su cabeza en mis manos. Acaricio sus labios fucsias, mis ojos se llenan de deseo al posarme en ellos. Ambos nos acercamos, nuestros labios juntándose en un beso. Cada roce es más rápido y más apasionado, el beso identificándose. Siento su mano tocar mi entrepierna sintiéndola a través de los pantalones. Lluvia se para allí como si me preguntase si puede y yo respondo: mi mano coge la suya y la mete dentro dejándole tocarme justo ahí, piel contra piel. Me aprieta enrollando sus dedos alrededor de mi pene y yo suelto un jadeo de placer. Es como si mi cuerpo se estuviese despertando después de tantos años y la memoria del placer este evocando lo bien que se sentía ser tocado por la persona que te quiere. Mis venas bobean con placer poco a poco, mi respiración volviéndose un desastre.
Lluvia acelera los movimientos con sus dedos, mi amigo creciendo cada vez más. Muerdo su labio inferior por la intensidad del placer que siento. Echo la cabeza hacia atrás y cierro los ojos disfrutándolo mucho y dejando mi cuello expuesto. Sus labios bajan a mi barbilla y después a mi cuello atacándolo. Deja besos apasionados y húmedos haciéndome estremecer. La aprieto más contra mí al sentir que estoy a punto de correrme. Noto que ella lo percibe porque combina los besos húmedos con mordiscos recorriendo todo mi cuello. Mi boca estalla con gemidos desesperados, siento demasiado placer después de tanto tiempo.
Mis piernas empiezan a temblar, ola tras ola electrificada liberándose, mi semen derramándose sobre su mano. Cierro los ojos y exhalo fuertemente, todo mi cuerpo relajándose.
–Eso fue más rápido de lo que pensé que iba a ser. – Jadeo, poco a poco recuperando la respiración.
Lluvia me dedica una sonrisa pícara. –Si. Será que soy buena, ¿eh?
–O sea, ¿dices que va a ser difícil superar eso? – Pregunto con un tono juguetón, mis labios curvándose en una sonrisa parecida a la suya.
–Si. He hecho que te corras bastante rápido y puedo hacer mucho más. ¿Quieres que te lo muestre? – Muerde mi labio inferior, su lengua entra en mi boca y danza con la mía. Se separa de mi casi retándome, esperando mi respuesta impacientemente.
Nunca despego mis pupilas de sus ojos llenos de un brillo inconfundible: tiene muchas cosas en mente pero me está dejando elegir porque soy yo el que no he tenido sexo en años.
–¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo?
Confusión reemplaza la picardía. –No sé. Hace unos cinco, seis meses. ¿Por?
–¿Estás lista para que sacuda tu mundo?
Asiente, un poco de nerviosismo adentrándose en su rostro. –Solo ves despacio al principio.
Asiento y con una mirada la hago saber que todo va a salir bien. Agarro su cabeza y la beso con rudeza: se siente como si ha pasado mucho tiempo desde que empecé a tener el deseo de hacerla mía. La empujo contra la pared tomando el control por completo. El beso se vuelve cada vez más salvaje y torpe, nuestras respiraciones haciendo eco en la habitación. Mis dedos encuentran la cremallera de su blusa y la bajan despacio, con ese toque sensual. Recorro su espalda sintiendo el contraste entre su sudor y mis manos frías.
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Almas Gemelas ✔
RomanceOcho años despues de la muerte de Orquídea, su esposo, Rubén, y su hija, Malena del Mar siguen con sus vidas. Ya tiene 16 años y quiere a su padre con todo su alma, igual que él a ella. Pero echan mucho de menos a Orquídea. Rubén ya había encontra...