Capítulo 1- Belleza esotérica

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Este capítulo se lo dedico a una amiga, Patricia X_X_X_9 por aventurarse a hacer algo que normalmente no hace mucho. Es genial retarse a uno mismo, hacer y experimentar cosas nuevas. Espero que te guste el capítulo, Patricia 😘😘😘😘💜💜💜

8 años después

Lunes, 2 de abril, 2018

Malena del Mar

El olor a huevos fritos entra en mis fosas nasales, el silbido de papá llena mis oídos. Abro los ojos y un bostezo se escapa de mi boca. Me froto los ojos y gruño con frustración. No quiero levantarme. No quiero ir al cole. No quiero tener que interactuar con críos.

-Mar, ¡es hora de desayunar! - La voz ronca de papá traspasa las paredes. -He preparado tu desayuno favorito.

Suspiro profundamente, me destapo y me levanto de la cama. Busco mi uniforme y me lo pongo lentamente. Detesto el uniforme con toda mi alma, es muy triste, oscuro y deprimente. El uniforme consiste en una camisa blanca, una falda gris y de material que pica mucho al hacer contacto con la piel, un jersey negro y una corbata roja y blanca. A, y otra cosa. Las chicas tienen que llevar falda, no pueden llevar pantalones. Nunca he entendido esta regla tan estúpida. La rabia hierve mis venas cada vez que me tengo que poner la falda.

Me giro para verme en el espejo de mi habitación y así poder ajustarme bien la corbata. He dejado un botón desabrochado de mi camisa porque si no, no puedo respirar bien. Los profesores pueden decirme lo que quieran, cuando se trata de comodidad y bienestar tengo derechos que deben ser respetados. ¡Respirar es una necesidad que no me pueden quitar!

Ay, que dramática te has puesto, Mar.

Exhalo y me miro a mí misma a través del reflejo, mis ojos marrones miel contienen muchas historias. -Eres rara y diferente, pero eso es lo que te hace especial. Esa es la belleza que no entienden de ti.

Mis palabras radian motivación, es la única forma de sobrevivir cada día de cole. Me peino aprisa y separo mi pelo en dos para hacerme dos coletas que caen a cada lado de mis orejas. Con mi mochila sobre mi hombro salgo de mi habitación y bajo las escaleras.

-Buenas mañanas, papi. - Digo al llegar a la cocina.

Mi padre está sentado en la mesa, una taza de café en sus manos. Sus ojos azules verdosos traspasan los míos trasmitiéndome comprensión y alegría. -Buenas mañanas, Mar. Debo irme enseguida para no llegar tarde al trabajo. - Le da un sorbo a la taza y se levanta. -Come. - Señala a la izquierda de la mesa. Mis ojos se iluminan con un brillo al ver chorizo, dos huevos fritos y tomates en un plato. Es mi desayuno favorito.

-Muchas gracias, papá. - Una sonrisa ilumina más mi rostro.

-De nada, Cabrita. Recuerda que el autobús llega en unos veinticinco minutos. - Se gira y pone la taza en remojo. -Perdón que no he podido comer contigo.

-No hay nada que perdonar, papi. Soy yo que me he despertado un poco más tarde. Gracias por todo lo que haces por mí, estoy muy agradecida.

Él suspira sabiendo cuanto me cuesta levantarme cada día para ir al cole. -Hija, sé que es muy difícil e injusto, pero incluso así te estás esforzando para ir al cole cada día. Estoy muy orgulloso de ti, Mar. - Planta un besito en mi mejilla. Me jala hacia él y me envuelve con su calidez paterna. Giro un poco la cabeza y me pongo de puntillas para darle un besito en su mejilla.

Almas Gemelas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora