Capítulo 4- Palabras necesarias

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Rubén

–¡Voy a hacer las palomitas! – Escucho el grito de ilusión de mi hija al bajar las escaleras.

Una sonrisa llena de muchas emociones se plasma en mi semblante al escuchar la emoción en su voz. Me encanta oírla, verla tan feliz. Mar ha pasado por muchas cosas difíciles y crueles a una edad muy temprana. Me hace muy feliz que ella no guarda rencor, así el odio no la consume.

–¿Me toca o te toca? – No me acuerdo a quien le toca elegir alguna película, mi memoria va empeorando con el tiempo, aunque si me acuerdo de temas importantes.

Un brillo entra en sus ojos resaltando esa mezcla marrón clarita que quiero. –¡A mi!

Escuchamos las palomitas explotando, muy parecido al sonido que ponen en las películas de acción. Nuestros ojos se cruzan y soltamos carcajadas al mismo tiempo. Muchas veces sabemos lo que el otro piensa con solo mirarnos a los ojos. Nos llevamos muy bien a pesar de que normalmente no es así con los adolescentes pero Mar es una de las pocas excepciones.

Piiii. Piiii. Piiii. El microondas avisa que los dos minutos y medio han terminado. El olor divino y salado rodea nuestras fosas nasales, olas de humo salen al abrir la puerta.

–Elijo "Atonement".

–Uff, esa película es muy fuerte.

Mar se lleva una palomita a la boca saboreandola. –¿Ya la has visto?

Asiento. –Hace mucho tiempo. Es una de las películas que vi con tu madre.

Traga la palomita. –¿Te sientes preparado para verla otra vez?

Suspiro. –Ha pasado ocho años desde su muerte. Si no hago actividades que solía hacer con Orquídea, ¿cuándo las volveré a hacer?

–Está muy bien volver a hacer cosas normales sin ella. Pero no desde la tristeza, dolor o sufrimiento, sino desde la hermosura que era cuando ella estaba viva. Como una celebración de la gran vida que tuvo y lo maravilloso que nos aportaba.

Asombro llena mis pupilas agrandandolas. Mis huesos se congelan. Me quedo totalmente mudo.

–Guau, Cabrita...– Encuentro mi voz. –Eso es muy sabio y profundo. Me sigues sorprendiendo. Te expresas con una madurez y sabiduría muy avanzada.

Mar se mete otra palomita en la boca y se encoge de hombros. –Gracias. Yo solo expreso mis pensamientos y emociones.

Esta es una de las cosas que más me gustan de Mar. Ella no se cree una diosa por entender temas adultos y tener madurez y sabiduría a una edad tan temprana. Se comporta como una persona normal y corriente restandole atención e importancia a los cumplidos que le da las personas, solo les agradece y ya.

Parpadeo y me froto los ojos. Cuando poso los ojos en mi hija de nuevo ya está poniendo el DVD y pulsa un botón en el mando para encender la tele. Se sienta en el sofá y busca mi mirada al girarse, su mano da dos golpecitos a su lado. Me pongo al lado de ella y enseguida me ofrece el bol de palomitas. Cojo unas cuantas y lleno la boca.

–Siempre el glotón de la casa. – Mar se burla de mi, una risita se escapa de sus labios.

–Y tú la obsesionada con el colacao de España. – Apunto mi dedo índice a su cara y me río abiertamente.

No exagero para nada. Mar tiene una obsesión con el colacao español, no bebé ningún otro colacao y si se acaba y no tenemos más, se enfurece, incluso puede morder. Me río más fuerte por la pequeña exageración que he creado en mis pensamientos.

Almas Gemelas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora