Capítulo 16­­- ¿Amistad quebrada?

15 2 0
                                    

Rubén
Viernes, 20 de julio

 
–¿Cómo estás?

Javier coge un trago de cerveza esperando mi respuesta, sus ojos derrochando curiosidad.

Abro la cerveza en mis manos pensando cómo formar lo que siento en palabras. –Lluvia y yo ya llevamos dos meses saliendo.

Me bebo la mitad de la cerveza observando la reacción de mi mejor amigo.

–Guau. Felicidades, amigo. Estoy muy feliz por ti. – Automáticamente después de pronunciar la última palabra posa la botella en la mesa y me abraza con fuerza.

Lágrimas de felicidad hacen mis pupilas brillar. Me hace muy feliz tener a una persona a parte de Mar con la que puedo compartir las cosas buenas que me están pasando en la vida. Aún no me puedo creer que han pasado dos meses desde la primera cita entre Lluvia y yo.

Mi mejor amigo salta de la alegría aterrizando en el sofá y grita con emoción, –¡Cuéntame todo! ¿Cómo es ella? ¿Cómo te ha hechizado para enamorarte de ella?

Nos reímos pero mi risa se esfuma seguida por la de mi amigo, mis pensamientos haciendo eco: Me estoy enamorando. Lluvia ya no solo es la mujer que me gusta… es mucho más.

 –No me lo puedo creer, ¡Me estoy enamorando! – Mis labios se estiran en una sonrisa enorme, mis dientes saliéndose un poco. Casi salto, mis piernas y brazos se agitan con emoción e incredulidad.

Saboreo la cerveza sintiendo la frigidez para calmarme un poco y poder contarle sobre Lluvia… mi novia. No, Rubén. Es demasiado pronto para llamaros novios, no vayas tan rápido, hombre.

–Lluvia es una escritora.

Javier choca las manos, la emoción y alegría multiplicándose en sus líneas faciales. –¡Qué bien! Le gusta el arte, ¿a que si?

Sorpresa reemplaza las emociones en mi rostro, mi sonrisa se desvanece. –¿Cómo lo sabes?

–Mar me dijo que fuisteis a la galería de arte en el centro. Cuando volviste estabas en tu propio mundo.

–Aa, entiendo. ¿Por qué no me dijiste nada o mandaste un mensaje para preguntarme qué tal con Lluvia?

Mi amigo vuelve a tomar de la bebida alcohólica creando una pausa en nuestra conversación. –No quería presionarte, ya no somos adolescentes, Rubén. No tenemos que contarnos todo o ir a todos los sitios juntos, tu tienes una vida y yo también. Siempre sé que me pegarás un toque cuando quieras y puedas quedar y me contarás este tipo de cosas.

Asiento y la sonrisa de antes vuelve a transformar mi semblante. –Eso es muy bonito pero que sepas que tú también puedes mandarme un mensaje para quedar, no tienes que esperar a mi mensaje.

Javier abre la boca y la cierra ahogando las palabras. Baja la mirada por un segundo, me sonríe y bebe más de la botella. Sé que quiere articular algo pero no lo hace por alguna razón.

–Javi, soy yo. Puedes decirme cualquier cosa. – Mis ojos traspasan los suyos con un mensaje claro de amistad que solo entendemos nosotros.

Traga saliva con dificultad como si lo que va a expulsar sea molesto o desagradable. –No quiero decir nada en contra de ti y Orquídea. Simplemente dejé de pegarte un toque para quedar porque tenías menos tiempo y no quería molestar. Espera, déjame terminar. – Agrega rápidamente cuando me ve a punto de interrumpirlo. –Sé que vas a decir que no molestaba, que siempre era bienvenido pero observé una vez que a Orquídea no le agradaba que quedábamos una vez a la semana. Por eso me alejé y siempre esperaba a que tu me pidieses quedar. Y se convirtió en una costumbre que no he roto desde entonces.

Almas Gemelas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora