El camino de vuelta, no era el mismo que de ida y debo admitir que me asusté un poco. Preguntando a dónde íbamos, me confirmó que no era a la plaza principal, si no que su respuesta fue "es una sorpresa" me ansié mucho, no tenía paciencia. Empecé a interrogar del tema y él solo callaba y reía. Me impacienté, hasta que él frenó en una de las calles de tierra por las que íbamos.- Llegamos? Por fin - dije entusiasmada
- Te equivocas -suspire mientras él me sonreía- Tapate los ojos con esto - me alcanzó un pañuelo y fruncí mis cejas sin entender- Dale ponete, no tenes que ver a donde vamos, te dije que era una sorpresa - hice un puchero y mostró sus dientes nuevamente- ¿Te ayudo? -preguntó al ver que yo no alcanzaba a entrelazar el pañuelo, asentí.
- Ay no veo nada - chillé y escuché su risa-
- Es la idea
Noté que el auto se puso en marcha nuevamente
- ¿Seguimos andando?
- ajá - contestó simple- Sólo un poco y vas a tener que caminar - bufé y exhaló una risa-
Como él dijo, sólo fueron algunas cuadras y me mandó a bajar. El piso era de tierra y yo tenía tacos, que mala decisión. Me tomó con una mano de la espalda, guiándome, y la otra la entrelazó con la mía, sonreí al sentir el contacto. Hubo varios pozos y algunas rocas, la mayoría de veces, Peter me lo avisaba, pero las demás tropecé. En mi cabeza seguía dando vueltas la idea de a dónde me llevaba, no tenía la menor idea, y ya me había cansado de preguntar y no obtener respuesta. También estaba cansada de caminar, ¿Cuánto falta para llegar? ¿Acaso comenzamos a subir? mis piernas estaban ya cansadas y sentía una inclinación en mi cuerpo.
Sin pensarlo, ni darme cuenta, empecé a acariciar su mano entrelazada con el pulgar, él colocó un beso en mi cabeza y fue ahí cuando me di cuenta lo que estaba haciendo.- Quedate quieta, ya llegamos, pero esperá - me ordenó mientras me sostenía los hombros con cada mano.
Escuché varios ruidos y no entendía qué eran. Sentí su calor por detrás de mí e imaginé que por fin llegaría la hora de saber.
- Mira - terminó de desatar el nudo del pañuelo.
Muy simple, pero hermoso, como lo es él. Había tendido un "mantel" en el suelo de pasto. Había una cadena de lucecitas a pila alrededor de él y confirmé que estábamos arriba de una pequeña colina.
- ¿Te gusta? - su voz retumbó tras de mí y me di vuelta para verlo a los ojos-
- Gracias - sonreí- me encanta - volví la vista al pequeño sector, parpadeé varias veces y regresé mi mirada a la de él- No estoy soñando ¿no? - me cuestioné muy en serio, pero el señorito se rió-
- No - negó con la cabeza mientras aguantaba seguir la carcajada- Vos sos mi sueño
- Definitivamente esto no es real - empecé a caminar hacia el mantelito- ¿Y se puede saber, señor de mis sueños, para que vinimos? - echó otra risita al escuchar su nuevo nombre -
- Tan fan no sos eh - dijo alzando las cejas- Me encantan los astros, el cielo, las estrellas - se sentó en la tela tendida- el silencio, disfrutar el silencio. Mira, vení, sentate - me invitó y le obedecí- bueno, mejor acostate - se lanzó para atrás con sus manos detrás de la nuca y lo repetí. Pausó la charla un largo tiempo y suspiró- No te gusta? escuchar el ruido de las hojas de los árboles, el viento, los grillos que estarán por allá, algún pajarito que no duerme - me apoyé sobre mis codos para mirarlo y vi sus ojos cerrados, sonriendo, retomé la pose inicial.
- Me parece que tengo sueños muy locos - reímos ambos-
Empecé a hacer lo mismo que él. Disfrutar del silencio, o no tan silencio, disfrutar los ruidos de la naturaleza. Entendí por qué tiene tanta paz en sí, por qué no usa la tecnología, por qué era tan humilde y buena persona. Cuando uno se rodea de esto y se pone a recordar acá hasta quedarse dormido, debe ser una muy buena sensación. Luego, amanecer con la luz del sol y con el alma renovada. Imaginé que esta sería mi nueva psicología y mi manera de tranquilizarme. Debería encontrar un lugar así cerca de mi casa, y él tendría que decirme donde es esto, todavía quedaban dos semanas en esta ciudad.
Oía su respiración calma cerca de mí, estaba acostado a mi derecha y abrí los ojos para espiarlo. Pero descubrí que él me estaba espiando a mí. Me sonrió y cerró sus párpados nuevamente, pero yo lo anhelé un poco más hasta darme la vuelta para contemplar el cielo estrellado.
Comencé a reír inconscientemente, pero luego entendí por qué. Estaba semidormida, hundida en mis pensamientos cuando Peter posó su mano en mi cintura y comenzó a hacerme cosquillas- Ey, no te duermas - dijo mientras me hacia reír.
Rápidamente lo contraataqué y comencé a generarle el mismo cosquilleo. Empezó una guerra que terminó, con él finalmente rendido por el dolor de panza de reírse, y conmigo más enamorada de esa risita. Me paré y le tendí la mano para ayudarlo a levantarse, pero no sucedió así. Él hizo más fuerza que yo y me tiró al piso a su lado. Una de sus manos la colocó en su nuca como antes y con la otra me abrazó por detrás de mi cuello y me llevó a su pecho. Era lindo, muy lindo estar ahí y escuchar su corazón latir más calmo luego de la batalla. Cerré mis ojos y disfruté ese momento único e irrepetible, porque sabría que sería así.
- La - escuché su voz tranquila
- Si? respondí al notar que no siguió hablando
- Gracias -aunque no entendí porque lo hizo, no cuestioné- Por pasar este rato conmigo -casi leyó mi mente- divertirnos, relajarnos y olvidarnos de todo. Gracias de nuevo por la invitación -hizo una pausa- creo que fue la mejor invitación que tuve.
-Exagerás. - vi su cabeza negando - Sos un ser increíble, te amo y admiro con todo lo que soy
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Enamorada de mi idolo
Teen FictionMariana Esposito, 20 años. Fan de los Teen Angels y enamorada de uno de los integrantes, su gran ídolo, Peter Lanzani. Su sueño es conocerlo ¿podrá cumplirlo?