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- No te lo puedo explicar

- Pero algo Mariana, algo - suspiré embobada- Para -dijo de repente- ¿Se cuidaron?

Ese fue el momento exacto en el que se frenó mi mundo. No había pensado en eso antes. Cometí un error.

- Decime que sí por favor - rogó Cande-

- No - dije perpleja-

- Como que no se cuidaron?! Mariana vos sabés lo que significa eso, o sea... Sos muy joven. Pero lo que sí, sos bastante grandecita para saber que... - Sus palabras desaparecen-

   Un zumbido empezaba a reproducirse en mi oído, con mi mirada perdida y miles de posibilidades pasando por mi mente. Agresiones hacia mí misma por no haber prestado atención, por haber tenido ese impulso sin siquiera pensarlo. Mi cuerpo se llenó de inseguridades sobre mí como madre y sobre él como padre. Ya no escuchaba a mi amiga hablar pero sabía que me decía lo que yo estaba imaginando.
   Todo mi mundo rosa de esa noche fascinante, se derrumbó. La sonrisa de mi rostro que creía imborrable, desapareció. Mi mente positiva, se oscureció. Y mi cuerpo lleno de fe, se volvió inseguro.
   "No estoy lista para esto" "¿Seré buena?" "No sé cuidarme yo, ¿Cómo voy a cuidar a un niño?, o tal vez niña?" "¿Él se haría cargo? ¿O sería capaz de dejarme sola?" "¿Con quién debería hablar? ¿Madre, Padre, hermana o amigas?" "¿Cómo me calmo?" "Soy una inmadura" "Como voy a permitir que pase eso" Gritaba internamente

   Con mi amiga aún hablándome, di un brinco de mi cama de repente y salí de la habitación rápido. Tomé las llaves y escapé. No sabía a dónde iba. Tenía ganas de llorar pero mi conciencia no lo permitía. Las dudas me abrumaban. ¿Debía hablar con Peter?  Pff, que tarada. Primero que todo a la farmacia. Necesito un test. ¿O será muy pronto? ¿Debería dejar que pase un tiempo? Solo faltaban dos días para regresar a mi hogar. Y desde ese entonces, serían al menos dos meses sin ver a Peter nuevamente. No puede ser.
   Llegué a una plaza y me tiré sobre un banco. Mis codos cayeron en mis rodillas y con las manos cubrí mi rostro, las lágrimas corrieron solas. ¿Podría tener a un ser dentro mío? Definitivamente no estaba lista y no iba a ser buena madre. Pero me faltaba su punto de vista. No sabía su accionar. Sus palabras de quedarse siempre a mi lado podrían ser falsas. Su bondad puede fugarse. Él mismo podría escapar. Así tal como muchos otros, y eso me enojaba. Padres abandónicos que dejan a las madres solas, hay muchos. Pido por favor que él no sea así, y no sólo por la posible criatura, si no, por su reputación y mi amor y admiración hacia él. ¿Debo llamarlo? No tengo el coraje necesario pero lo necesario era sacarme la duda. Igualmente, no sabía si estaba embarazada, primero debo confirmar eso.

El bolsillo trasero de mi short comenzó a vibrar con el llamado de Cande, ni siquiera había registrado tener el celular encima. 
  
- ¿Mariana a dónde te fuiste? - comenzó a regañar-  ¿Dónde estás? Te fuiste y me dejaste prácticamente hablando sola. ¿Sos...

- Pará Cande - la interrumpí- Perdón, ¿sí? No sé, accioné sola, no lo pensé - dije la verdad-

- ¿Dónde estás? - preguntó más calma- ¿Querés o necesitás hablar?

- No, está bien, gracias - fingí-

- ¿Seguro estás bien?

- Estoy en la plaza... - mi mente se fue para otro lado y no terminé la oración-

- ¿Que... ¿Cuál plaza? - cuestionó mi amiga al notar que no seguí-

- no nada, ya vuelvo

- Si vos decís - sentí como revoleó los ojos- Te espero, ¿Si? Cualquier cosa que necesites conta conmigo. Perdoname

- No Can, no pidas perdón. Ya vuelvo, chau chau.

Se despidió y cortó la línea. Aún sentada y shockeada, guardé despacio mi móvil en el bolsillo. Suspiré. Limpie mis ojos y fregué las manos por mi rostro. Balancee la cabeza hacia atrás, dejándola apoyada en el respaldo del banco de madera. Me tomé mi tiempo para relajarme y respirar un poco. Luego, volví a la cabaña.

- ¿Cuánto podes tardar en llegar? Por favor Lali, ¿Dónde te habías ido? - dijo luego del saludo.

La omití y me dirigí a la habitación. Me tiré a la cama boca abajo y sabía que ella me había seguido.

- ¿Cómo estás? - resonó la voz de Mery. Giré mi cabeza para mirar cómo se sentó frente a mí.

- No sé, todo un caos.

- Sólo queda esperar La

- Si, lo sé. Pero cuando lo pueda verificar, él no va a estar conmigo

- O tal vez sí. - la miré sorprendida, sin saber qué quiso decir- No, digo, tal vez te podes quedar un rato más o él puede venir - buena idea- Igual, sabe que no siempre pasa, y si pasa... bueno, todo pasa por algo, ¡no? - le di la razón- Y siempre vas a poder contar conmigo, ¿sabías no?

- Si Mery, te quiero mucho, gracias. - la abracé como pude-

- Pero arriba ese ánimo muchacha que nos queda poco tiempo de visita. Hoy a la noche se sale - me sacó una sonrisa y me imitó - Dale, arriba - dijo más calma, palmeando mi espalda- Te quiero

Me senté en la cama mientras ella se iba y llegó Cande.

- Perdón - se disculpó apoyada en el marco de la puerta y asentí- Te quiero mucho y me cuesta ponerme en tu lugar. ¿Cómo te sentís?

- Confundida - até los cordones de mis zapatillas-

- Contás conmigo siempre.

Me paré y fui a abrazarla. Uno de esos abrazos reconfortantes y tiernos, que te hacen sentir en casa.

Enamorada de mi idoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora