No podía despertar de mejor manera. No sé cómo ni cuándo, pero él apareció con una bandeja de cartón y una bolsa de papel frente a mi. Café recién hecho y medialunas terminadas de hornear hace poco. Sus labios apoyados en mi frente y mi exabrupto por estar pacíficamente durmiendo. Su risa y ojos chinitos por mi reacción.
- Buen día - dijo un con una sonrisa-
- Buen día - respondí embobada. Refregué mis ojos y noté lo que traía- ¿Qué es esto?
- Un desayuno, ¿No se nota? - rió suave- Nada, quería complacerte un ratito -sonreí nuevamente-
- Gracias - fue lo único que me salió decir
Se acercó a mis labios pero me corrí rápido
- Ni me lavé los dientes, no - era bastante obsesiva-
- Pero quiero darte un beso -lo dijo de tal manera, tan suave, que no resistí-
- Como me podes eh - mordí mis labios inferiores mientras él sonreía.
Me dio un beso y luego robó otro más.
Hablamos entre facturas y café. Reímos. Disfrutamos.
Volvimos caminando. Ya eran alrededor de las doce del mediodía pero nada nos importaba. Paseamos un rato por el centro y compramos algunas cosas. Él más que nada me halagó. Compró desde maquillaje hasta una bella campera de cuero que había notado.
Aprovechamos para ir al supermercado, ya eran la una y cuarto. Me sonó raro igualmente que mis amigos no hayan llamado o mandado algún tipo de mensajes sobre dónde estábamos, pero debían estar divirtiéndose entre ellos.
- No hago todo esto por lo que estás pensando - dijo de la nada y lo miré sin entender - Lo haría cualquier día. Cada día que despierte y vos sigas durmiendo ahí. Cada vez que una sonrisa aparece en tu cara por algo que te encantó. Cada vez que vea un chocolate como este - sacó un Dos Corazones de la bolsa del super. No había observado eso - y piense en vos, te lo voy a comprar y regalar. - estiró su mano para entregarlo - Y cada vez que te vea y note lo linda que sos, no voy a negarme a hacer - me dio un pico - esto - exhaló una risa - Te amo mucho. Me encantaría que te quedes un tiempo más conmigo. - me sonrió.
Recién con esas palabras me avivé que hoy era el último día completo aquí. A su lado. Al lado de mis amigos principales. Y de mis nuevos amigos también. Último día oliendo su aroma dulce y fuerte. Sus caricias, sus besos, sus abrazos. Los ojitos chinitos, la risa. Las aventuras, los recorridos, los boliches.
Pero tenía su número y estaba segura de que tendría sus "buenos días" y sus "descansa" todos los días. Sus "te amo" también eran infaltables. Pero la pantalla no era lo mismo que la persona y eso lo confirmé hace dos semanas.
- Tenes que armar los bolsos, ¿no? - también se me había pasado-
- Sí, ¿Me ayudás? - respondí rápido fingiendo no haberlo olvidado.
- Obvio que sí mi amor
Que me llame así, simplemente me daba escalofríos.
- mi amor - susurré riendo-
- ¿No sos mi amor acaso? - asentí sonriendo - ¿y yo soy tu amor? - alcé las cejas para saber si lo decía en serio. - ¿No? - fruncí el ceño- ¿O sí? - se contradijo
- ¿Tenés dudas Lanzani? - frené el paso y me imitó -
Creo que me pasé. En el medio de la calle, lo besé lo suficiente para que sepa lo que pensaba.
- Sos el amor de vida, ¿Lo entendiste o va de nuevo?
- Mejor explicame cuando estemos solos, ¿querés? - rió-
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de mi idolo
Teen FictionMariana Esposito, 20 años. Fan de los Teen Angels y enamorada de uno de los integrantes, su gran ídolo, Peter Lanzani. Su sueño es conocerlo ¿podrá cumplirlo?