31

376 22 3
                                    

No podía despertar de mejor manera. No sé cómo ni cuándo, pero él apareció con una bandeja de cartón y una bolsa de papel frente a mi. Café recién hecho y medialunas terminadas de hornear hace poco. Sus labios apoyados en mi frente y mi exabrupto por estar pacíficamente durmiendo. Su risa y ojos chinitos por mi reacción.

- Buen día - dijo un con una sonrisa-

- Buen día - respondí embobada. Refregué mis ojos y noté lo que traía- ¿Qué es esto?

- Un desayuno, ¿No se nota? - rió suave- Nada, quería complacerte un ratito -sonreí nuevamente-

- Gracias - fue lo único que me salió decir

Se acercó a mis labios pero me corrí rápido

- Ni me lavé los dientes, no - era bastante obsesiva-

- Pero quiero darte un beso -lo dijo de tal manera, tan suave, que no resistí-

- Como me podes eh - mordí mis labios inferiores mientras él sonreía.

Me dio un beso y luego robó otro más.

Hablamos entre facturas y café. Reímos. Disfrutamos.

Volvimos caminando. Ya eran alrededor de las doce del mediodía pero nada nos importaba. Paseamos un rato por el centro y compramos algunas cosas. Él más que nada me halagó. Compró desde maquillaje hasta una bella campera de cuero que había notado.

Aprovechamos para ir al supermercado, ya eran la una y cuarto. Me sonó raro igualmente que mis amigos no hayan llamado o mandado algún tipo de mensajes sobre dónde estábamos, pero debían estar divirtiéndose entre ellos.

- No hago todo esto por lo que estás pensando - dijo de la nada y lo miré sin entender - Lo haría cualquier día. Cada día que despierte y vos sigas durmiendo ahí. Cada vez que una sonrisa aparece en tu cara por algo que te encantó. Cada vez que vea un chocolate como este - sacó un Dos Corazones de la bolsa del super. No había observado eso - y piense en vos, te lo voy a comprar y regalar. - estiró su mano para entregarlo - Y cada vez que te vea y note lo linda que sos, no voy a negarme a hacer - me dio un pico - esto - exhaló una risa - Te amo mucho. Me encantaría que te quedes un tiempo más conmigo. - me sonrió.

Recién con esas palabras me avivé que hoy era el último día completo aquí. A su lado. Al lado de mis amigos principales. Y de mis nuevos amigos también. Último día oliendo su aroma dulce y fuerte. Sus caricias, sus besos, sus abrazos. Los ojitos chinitos, la risa. Las aventuras, los recorridos, los boliches.

Pero tenía su número y estaba segura de que tendría sus "buenos días" y sus "descansa" todos los días. Sus "te amo" también eran infaltables. Pero la pantalla no era lo mismo que la persona y eso lo confirmé hace dos semanas.

- Tenes que armar los bolsos, ¿no? - también se me había pasado-

- Sí, ¿Me ayudás? - respondí rápido fingiendo no haberlo olvidado.

- Obvio que sí mi amor

Que me llame así, simplemente me daba escalofríos.

- mi amor - susurré riendo-

- ¿No sos mi amor acaso? - asentí sonriendo - ¿y yo soy tu amor? - alcé las cejas para saber si lo decía en serio. - ¿No? - fruncí el ceño- ¿O sí? - se contradijo

- ¿Tenés dudas Lanzani? - frené el paso y me imitó -

Creo que me pasé. En el medio de la calle, lo besé lo suficiente para que sepa lo que pensaba.

- Sos el amor de vida, ¿Lo entendiste o va de nuevo?

- Mejor explicame cuando estemos solos, ¿querés? - rió-

Enamorada de mi idoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora