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Durante la vuelta pensé e imaginé unas mil veces nuestro beso, recapacité cada palabra que dijimos entre el medio. Volví a sospechar que esto había sido un sueño como aquella vez en el boliche, pero él me confirmaba que no. Y, cuando llegamos a las cabañas alrededor de las 6:30 a.m, también lo afirmó el grito y la historia de cómplice que había tenido Cande. Le agradecí por la ayuda y me enternecí con él cuando me enteré que buscó consejos.

   Desperté cuatro horas más tarde, con una sonrisa imborrable y el mejor de los humores. Verdaderamente a todos les pareció extraño y narré lo que pasó. Agus me sonrió, abrazó y susurró que por fin se me daba, a lo que reí. La emoción de Mery fue algo más parecida a lo que sería la reacción de Cande.

   Todo el tiempo se proyectaba su imagen en mi mente. Todas las cosas que había preparado. Su voz cantándome De Cabeza. Sus carcajadas con cada boludez que decía. La sonrisita de costado que aparecía constantemente en sus labios. El brillo de sus ojos chinos. Su jogging y la remera simple que tenía. Cada parte de él me estaba enamorando cada vez más.
   El estar rodeados de gente pero imaginarme sólo a nosotros dos, en nuestro mundo, perdidos. Tenerlo a solas literalmente, bajo la luz de la luna, escuchando los latidos de su corazón y percibir sus mimos en mi brazo. Una locura de él viniendo a buscarme a las 4 am y alojarnos en un galpón dos horas, charlando, riendo, jugando, comiendo, cantando y bailando. Salir y encontrar una lluvia ligera, pasearme por ella y al descubrir sus ojos fijados en mí, también hallé un beso. Un beso que fue mi gran deseo. Un beso que anhelaba tanto. Un beso largo, pero suave y con cariño de más. Abrazada en el calor de su cuerpo y acariciando su pelo húmedo. Escuchar un "te amo" de su boca y derretirme de amor. Que me haya callado un "yo más" con otro beso. Cada detalle que él se fijaba dentro de mí. Cada cosa nueva que yo descubría de él.

  
   Fuimos a investigar lugares históricos de Misiones, merendamos en un bar del centro, paseamos en busca de regalos de souvenir y algo de ropa. Volvimos a las cabañas y encargamos un delivery, cada uno una cosa distinta, por mi lado era un gran combo de hamburguesa con papas. Optamos por salir a Moon, otra discoteca.    

   No lo crucé en todo el día, ni por casualidad. Tenía entendido que debían ir a una reunión por la película que harán sobre su último recital. Su rostro estaba fijo en mi imaginación pero no lo vi presencialmente.

   Una vez ya en el boliche, intenté disfrutar todo lo que podía. Pero él me hacía falta. Me crucé con él en, aproximadamente, todas las discotecas a las que fui. Primero cuando me salvó de ese ser repugnante, que cada tanto lo recordaba y me daban arcadas. Luego, cuando ya nos estábamos yendo, apareció con sus cuatro amigos, y junto con Cande, nos quedamos festejando. La tercera y cuarta vez, ya nos dirigimos juntos. Una noche yo me embriagué, imaginando un beso surrealista, y en la siguiente juntada fue su turno de emborracharse. Definitivamente lo extrañaba.
   Imaginaba que en cualquier momento él aparecería a mis espaldas asustándome. Escuchar su risa por mi terror y reconocer que fue él. Un beso de su parte en mi frente, aferrarme a sus brazos tiernamente y escuchar su corazoncito. Aguantarme las ganas de besarlo entre tanta gente. Divertirnos entre copas, reír bailando y danzar juntos un lento.

- Dale La, arriba ese ánimo, ¿Qué pasa? Estuviste así todo el día, perdida -Mery tenía la razón- ¿Venís a bailar? -propuso

- Sí, perdón Mery, vamos -agarré mi copa y me pare para acompañarla

- Pero no me contestaste qué pasó -insistió- ¿Alguien que se llama Peter? -ella me conocía-

- Me besó y hoy desapareció todo el día, ¿Cómo es esto? -reproché- Como puede ser que me haga tanta falta. Te juro. Ni 24 horas pasaron, pero siento que no lo vi por meses. Encima es re loco que hace poco más de una semana nunca antes lo había visto cerca mío y ahora necesitarlo de esta forma todo el tiempo -Mi amiga suspiró-

- Te pega fuerte -asentí- antes vos decías estar enamorada de su aspecto físico y lo poco que conocías de él: su humildad, humor, ternura. Pero ahora, lo conoces más. Tuviste juntada de amigos, cenas, salidas, encuentros casuales, y así, descubriendo cómo es en serio, día tras día presencialmente, no detrás de una cámara, te enamoras verdaderamente. - la abracé fuerte- Dale, ¿vamos? -le sonreí afirmando, pero mi cara cambió-

- Faltan solo 10 días -recordé triste

- Disfrutalos entonces. Lo más que puedas. Arregla una salida mañana, yo los cubro si lo necesitan -me guiñó un ojo, pasó su brazo por detrás de mi nuca y me llevó a la pista de baile.

   Al salir ya se observaba el amanecer. Caminando hacia el auto recordé el momento único que vivimos hace, eternas, 24 horas. Le susurré a mi amiga que tenía que hacer una cosa, ella me comprendió y les mintió a Cande y Agus que me iría a una laguna. Me escabullí rápido del grupo hasta llegar a mi preciado galpón. Suspiré y pasé. La decoración estaba tal cual.
   Mi cabeza explotó de recuerdos de las veloces dos horas que pasamos juntos. Imaginar su risa me hacía sonreír como una boluda. Imaginar su voz ronca me tranquilizaba. Imaginar el canto suave me generaba dulzura. Darme cuenta de la manera en la que es sí mismo, sin miedo a los prejuicios, me transmitía coraje. Como se suelta conmigo me hace sentir especial. Me hace sentir querida la manera en la que él, con malestares, me preparó este lugar para mí. Me hace sentir mimada que me haya llevado a dormir en las estrellas. Que me lleve a caballito entre los árboles, me divertía.

   Recorrí el lugar lento, admirando cada detalle. Cada foto de cada cuadro. Cada maceta reciclada. Cada planta bien cuidada. Subí al balcón interior del segundo piso. Pasé mis dedos por los pequeños focos de luz y acaricié las guirnaldas. Me dirigí al escenario nuevamente. Disfruté la ceda del telón. Hice algunos pasos de tap sobre la madera. Aprecié que el tocadiscos seguía allí y no dudé en reproducir el disco de Queens nuevamente. Me senté en el borde del tablado, dejando colgar mis pies. Tomé mi celular y chequeé mis redes. Leí noticias. Leí un libro virtual. Respondí mensajes. Eran las 7 am. No se de donde saqué las ganas para quedarme tanto tiempo despierta. 

- De casualidad estás despierto Pitt?

- Me desperté hace un rato -Contestó solo segundos más tardes-

- Buen día entonces ❤

- Gracias :) - otro mensaje-  vos no dormiste todavía?

- Salí con los chicos. Aunque ellos ya están durmiendo. Pero mi sueño no viene jajaj
¿Cómo estuvo la reunión ayer?

- Uuuy, trata de descansar, anoche también dormiste tarde - y él fue la causa ambos días- Y la reunión... bueno cansadora, como siempre. Trabajamos bastante y llegamos a un acuerdo por suerte.

- Te extraño - prácticamente mis dedos lo teclearon solo- No puedo creer la falta que me haces-

- Yo también te extraño bastante🥺 No me animo a expresarlo por mensaje

- Nos vemos hoy, ¿no?

- Obvio que sí. Y disculpame ayer que no pudimos estar juntos - ya se había disculpado antes también- Primero que todo descansa. Por lo menos algunas horas.

- ¿En el lugar en el que estoy? -jugué-

- ¿No se supone que estás en tu cama? ¿Dónde estás?

- Tendría que estar en la cama. Pero ya te dije que te extraño. Estoy en el galpón

- ¿Voy a buscarte? -preguntó y eso no me lo esperé-

- Como más te guste, pero no hace falta, puedo ir caminando

- Ya salgo

- Sos un tierno, gracias

- Nos vemos La

Guardé el celular y me tiré para atrás mirando el techo.

Enamorada de mi idoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora