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Luego de terminar de contarle lo que pasó a Gastón, que debemos admitir que parecía un niño pequeño en su cumpleaños al recibir regalo tras regalo cuando le contaba todo lo que le preparé a Lali, me quedé aislado en el hotel, mientras mis compañeros iban a cabalgar. Necesitaba un momento sin cruzarme ni hablar con nadie. Tenía que procesar todo lo que me pasaba, nos pasaba, y tener en claro que era lo que quería.  Mi mente revoloteaba en ella prácticamente todo el día. De repente estaba cantando y me acordaba de su voz, estaba en el supermercado y recordaba el maravilloso día donde la conocí, sucesivamente, y si no eran recuerdos, eran lugares para ir juntos o actividades para divertirnos y oír su risa contagiosa.
   Yo sabía que ya le tenía cariño, pero no descifraba si quería una relación amorosa o amistosa. Lo único que sabía era que conocía era que si la besaba confirmaba mis sospechas, pero no era tan fácil. Como tal romántico que considero que soy, pienso, y siempre pensé, que el primer beso tenía que ser mágico, en este caso, tan extraordinario como ella, un lugar especial, el momento justo. ¿Podría haberlo hecho ayer por la noche? La respuesta es sí, pero también me gustó pasar ese rato de amigos, divirtiéndonos siendo nosotros mismos; o por lo menos yo fui yo mismo siempre, quería que ella me conociera.  Aunque si fuera por la diversión, al ser pareja, no tendría por qué faltar.
   Me bañé y me acosté en una suave cama después de haber dormido en un suelo. Tomé el celular y abrí su chat. Tecleé y borré varias veces, dudé una y otra vez, busqué que decirle exactamente, para terminar sin mandar nada. Dejé el celular en la mesita de luz que había entre las camas marineras. El sueño no me invadía, así que me quedé navegando en ideas mientras miraba el techo. Harto de no estar haciendo nada productivo y con gran apetito, me dirigí a cocinar algo, para mí solo al confirmar que mis amigos todavía no llegarían. Encendí el televisor que se encontraba en el living y miré "El Aviador" una de las pocas películas que me faltaba observar de mi gran Scorsese. Admiré una vez más el trabajo y dedicación de cada una de sus escenografías y confirmé que era un ídolo con cada una de sus historias. Tomé nota de su arte nuevamente.
  
Allá por las tres de la tarde Euge llegó a la casa.

- ¡Hola amigo! - vino con pasos cortitos hasta tirarse arriba mío, abrazándome; devolví el gesto con caricias y palmadas en su espalda - ¿Cómo estuvo tu mañana? - antes de que me dejara empezar a hablar, me interrumpió- Y lo importante, ¿tu noche? - alzó las cejas de forma atrevida y reí-

- ¿Los chicos donde están? - cuestioné-

- Encima que te haces el distraído y me cambias de tema, no te importa que haya llegado yo - fingió indignación- No mentira, viste cómo son tus amigos, ¿no? No sé donde andan, pero se querían ir a aventurar por ahí, volverse locos y molestar gente - reímos- Así que - estiró la última  letra- Me contas todo lo que pasó anoche ya. - habló rápido-  Primero, que ni me quisiste contar con quién saliste eh, nombre, foto, descripción algo. Segundo, ¿A dónde fueron? Tercero, si pasaste la noche con ella y en dónde. Cuarto qué te pasa con esa chica , bueno tal vez es un chico, y último pero no menos importante, ¿Qué pasó?.

- Mucha información personal pedís vos

- Si hay algo zarpado, paso, pero lo demás con detalle Lanzani - reí suave sin poder creer lo que escuchaba-

- Bueno - revoleé los ojos- esperame, ya vengo

- No te escapes eh
  

    Antes de todo, cumplí su primera condición, con quién salí. Busqué mi celular en el cuarto, le mostré la foto de perfil que ella tenía en WhatsApp, pero también unas fotos que le saqué sin que ella se diera cuenta. Le comenté que ya la habíamos cruzado, su nombre, nuestra pequeña historia.
   Al terminar de narrar lo de la noche anterior y de la mañana, empezamos a cocinar unos panqueques para la hora de la merienda. De mientras, llegaban nuestros otros amigos. A Nico y Rochi, les di una simple explicación de que había estado con una, por ahora, amiga. Esperaba que pronto dejara de serlo. En realidad, no sabía si quería dejar de ser su amigo.

    La tarde la pasamos todos juntos: charlando, escuchando música, con chistes y anécdotas, mientras que por la noche, nos habían invitado a cenar unos amigos. Durante el trayecto en auto, sentado en el lugar del acompañante, miré por la ventana mientras imaginaba futuros encuentros. Futuros encuentros dónde probar su boca. Planeaba un lugar perfecto, pero no sabía sus gustos, necesitaba esa información. Opté hablar con Eugenia, que se encontraba en el asiento de adelante mío, pero al precisar que sea algo "secreto" le envíe un mensaje.

- Necesito tu ayuda - envié-  Ya se que es boludo que te mande un mensaje, pero quería hablar con vos... Ahora

- Me asustas che, qué pasó -contestó rápidamente-  ah y qué pasa que no hablas?

- A eso voy. No puedo dejar de pensar en Lali, necesito tu ayuda

- Lanzani, yo no pienso sacarte de la cabeza a esa chica, a mí no me uses

Eché una risa que se escuchó en el auto y me miraron todos extraños. Me disculpé y miré a mi amiga echándole la culpa.

- Ah no, se ve que no te hacía falta eso, ¿Qué pasa? - preguntó-

- Si me dejaras escribir, sería más fácil. - Otro mensaje-  Estaba pensando en cómo sería un primer beso ideal. Pero cómo sería SU primer beso ideal. Si te paso el número y te invito con ella a algún lugar, ¿Podrás sacarle info? 

- ¿Vos crees que una amistad se forma de esa manera?

- No, pero lo necesito, y supongo que harías lo que sea por mi, no?

- Bueeeeeeeno, sí, tenes razón. No te digo que eso pase rápido, supongo que va a pasar como con vos, tiene que tomar confianza y asimilarlo.

- Si primero voy con vos, lo va a entender más fácil, después van a algún boliche y se encuentran ustedes solas y ya son amigas.

- Uff, claaaro.

- Vos preguntale así como curiosa

- Bueno Pitt, te ayudo.

- Mañana nos encontramos, gracias amiguiii

Escuché su suave risa y apagamos los celulares. Continuamos cantando con la radio y charlando con nuestros compañeros. La cena de amigos también fue espectacular.

Tenía todas las ganas de que llegaran las cuatro de la tarde del otro día para invitar a Lali a cenar con La China incluida.

Enamorada de mi idoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora