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 Estábamos tirados en la lona en el suelo de pasto, mirando las estrellas, tal como lo hacíamos dos semanas atrás. La paz me abundaba en totalidad. Siempre fue así y creo que nunca va a dejar de serlo. Disfrutar de este silencio, del paisaje, de la suave brisa. Estar de esta manera, abrazados, acariciando su brazo. Mil pensamientos rondando en mi mente, pero sin preocupaciones. Mi lugar en el mundo, mi favorito y el preferido ante cualquiera, con la compañía necesaria y el amor levitando.

La sentí correrse y dejar de ver el cielo. Giró hacia mí y pasó uno de sus brazos sobre mi estómago, abrazándose más. Apoyó su cabeza en mi pecho y percibí su respiración calma. Lo mucho que apreciaba este momento. Lo analicé bien para que quedara guardado en mi retina, en la parte de los mejores recuerdos. El sueño no me invadía para nada, estaba bien despierto y navegando en ideas. Imaginando futuros y sonriendo con los más bellos que se me cruzaban. Incluso pensé en lo que sería verla cantando sobre un escenario, con miles de personas llenando un estadio y sabía que este mismo sueño que aparecía en mí, también lo deseaba ella y haría lo imposible por cumplirlo.

¿Qué pasaba? No sé cuándo fue que mis ojos empezaban a cerrarse y sentí sus labios sobre mi piel. Sus besos ascendían por mi cuello. Giré la cabeza sobre su eje y fijé mi mirada en la suya. En medio de tanta oscuridad vi sus ojitos avellanas luminosos. Noté de inmediato que quería. Sonreí ligeramente. Entrecerré mi vista y fruncí el ceño. Resonó una risita tímida de su boca que me dio ternura.

- Queres...? -pregunté algo confuso

- Con vos quiero y aceptaría hasta irme a la luna - confirmó

- Nunca hablamos pero

- Sh sh sh - interrumpió- no hace falta, sólo quiero accionar no necesito hablar

- No te tenía de esta manera -reí- Te amo mucho

- No te imaginas lo que yo a vos.

La besé sin que nada más me importase. Su deseo se hacía notar en cada rose, en cada movimiento, mientras que el mío que hace rato era invisible se iba desenvolviendo poco a poco. Los besos se transformaron intensos, envolventes. Sentía que nuestras bocas encajaban a la perfección.

- Esto es muy importante para mí - dijo entre un bocado de aire-

La hice entender que para mí también debido a la sonrisa que gesté. Me senté como indio y la apoyé sobre mis piernas. El fuego y la tensión se profundizaban. Ella revolvía mi pelo con sus manos y yo la atraía hacia mí desde sus caderas. La ropa caía al césped húmedo. Ya no había vuelta atrás. Y ni siquiera la quería.

Fue increíble el rumbo que tomó la simple entrevista. Cenamos en su lugar favorito - según lo que me venía diciendo- e íbamos a dormir en mi sitio preferido. Pero en ningún momento imaginé este final. ¿Qué si lo quería? por supuesto, pero jamás lo planteé. Soy así y dejo que todo vaya como el tiempo lo decida, no quería poner presión a nada, y tampoco apresurarla a ella, no sabía si estaba dispuesta o si simplemente tenía la confianza para hacerlo. Pero comprendí que sí. La voluntad y el coraje que tuvo para accionar sin saber cómo reaccionaría, me sorprendió. Mi consciente jamás me habría permitido moverme de esta manera. Nunca hubiese hecho algo tan... importante, de repente. Pero sentí una especie de alegría y tranquilidad que me invadió con su rápida rebelión. Me sentí seguro, pero cuidadoso. Ella estaba totalmente ansiosa y llena de deseo, lo que me causaba algo de gracia. No la había visto así, no había notado sus sentimientos, sus intenciones.

Me empujó para atrás provocando que caiga de espaldas a la tela, con ella sobre mí. El poder de esta enana. Lo que me causaba en mi interior.

Me hacía sentir pleno. Me hacía sentir querido y certero. Con cada beso, cada caricia. Cada sonrisa de por medio que ella hacía y que me llenaba el corazón. Saber que ella estaba alegre, que realmente me quería, creer que era parte de su felicidad, me transmitía a mí la emoción. Las famosas y cursis mariposas en todo el cuerpo. Un cosquilleo. Escalofríos. Miradas conectadas y sinceras. Gestos que me enamoraban. Y la hermosa persona que ella era, que me afirmaba cada día que quería estar a su lado el resto de mi vida.

Paso a paso, con calma y cuidado pero hundidos en deseo y desesperación, nuestros cuerpos se conectaron. Deje rastros de besos por su suave piel. Un cuerpo que nunca había visto sin ropa, pero podía afirmar que era hermosa. Tomé la situación y rodé para quedar sobre ella. Me separé de su boca para respirar y ver sus ojos cerrados con dedicación. Acomode un mechón de su pelo por detrás de su oreja y acaricié su mejilla. Un simple te amo hizo que su vista se abriera y noté que irradiaban.

En medio de la nada, solos. Sin nada en nuestro mundo. Dejé de escuchar el ruido de las hojas de los árboles moviéndose con el viento y comencé a oír su respiración jadeante y los gemidos silenciados con besos. La hice mía y me entregué completamente a ella. Mi corazón galopaba y retumbaba contra mi pecho. El calor de su cuerpo y el calor que me provocaba la situación. Un calor abrazable y exuberante. Mi cuerpo ardía y los besos también.

Comenzó nuevamente el recorrido de sus labios por mi cuello. Cerré los ojos disfrutando el contacto. Me sentía tan bien, la sentía tan bien.

Finalmente caímos exhaustos y agitados. Fue realmente algo único. Algo que no sentí en ningún otro momento o situación similar. El amor se sobresalía, el amor se notaba de más. Hicimos el amor y no fue sólo un polvo cualquiera.

Se abrazó a mí como cuando esto había comenzado. Nos tapamos con la misma amplia manta en la que nos recostamos. Le besé la frente y suspiré mirando el cielo

- Nunca me imaginé esto - rompió el silencio- Bueno, puede ser - rió-

- Yo no imaginaba que fuese hoy - giré mi cabeza para verla- Pero gracias por atreverte y hacerme sentir el mejor hombre - deposité un beso en su nariz-

- Gracias por acceder. Y perdón si te sentiste presionado o algo, fue un impulso. El cual fue muy de golpe y demasiado fuerte como para aguantarlo. A ver, imaginate. Tenés semejante bombón en frente tuyo. Tenés a Peter Lanzani en frente.

- Mejor dicho, tenés a Lali Espósito frente a vos - interrumpí sobre su voz y la hice sonreír-

- Bueno... tenés a Peter Lanzani en frente tuyo - continuó su oración y exhalé una risa- Abrazados. En medio de... prácticamente nada. Entre algunos árboles, bajo la luz de la luna. Estás a punto de dormirte con los latidos de su corazón. Pero se te cruza por la cabeza una imagen, la cual no voy a decir cuál era - tropezó rápido con sus palabras pícara- y el deseo te gana viste... Igual no se como me animé no suelo ser así. - me sonrió- No te voy a negar que te daría hace unos seis años - reí y me miró- ¿Que? es verdad - exhaló ella una risa-

La acomode en mi pecho. Acariciaba su pelo lacio con una mano y la otra abrazaba su espalda cubierta. Su respiración cada vez era más profunda y calma, por lo que percibí que se dormía. Cerré mis párpados y la imité. Disfrutaba el momento y grabé cada segundo vivido en mi memoria.

Avisé que se venían cosas fuertes y van a seguir! Perdón por la tardanza y nos leemos nuevamente el domingo  que viene! No se olviden votar que es lo que más motiva a seguir 💚

Enamorada de mi idoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora