CAPITULO N° 6

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Miguel

Luego de dejar el cuadro de Jenna en mi casillero para luego terminarlo me dirigí a la dirección para ir a buscar nuestros uniformes, ya que no tenía hambre, lo mejor de ser ángel es que puedes comer sin parar sin que subas de peso y puedes estar días sin comer sin que te desmayes.

Golpeó la puerta y me doy cuenta de que Rafael lo hace mejor, ¿Por qué pienso eso si quiera?

-Ha es usted Señor Miguel- dijo la secretaria ¿algo decepcionada?    

-Sí, quería saber si ya tenían nuestros uniformes- pregunté lo más cortes posible.  La mujer asintió

-Sí, espérame un segundo, ya vuelvo con ellos- asentí y me senté en un banco que había al lado de una planta que estaba a punto de morir necesitaba agua, a decir verdad la sala también parecía un poco apagada con todo ese color beige y cuadros del desierto, sí del desierto, junto con imágenes de serpientes que al parecer le gustaban ya que había una foto de ella con una anaconda sobre sus hombros, la verdad eso era muy valiente en mi opinión no me pondría en un mismo cuarto que una serpiente ni aunque me lo pagaran.

La secretaria llego con tres cajas con él escudo de la escuela, la ayudé a mitad de camino a lo que me agradeció, iba preguntarle sobre su fascinación con las serpientes pero un grito me interrumpió.

-¡pero es injusto madre!- y reconocería esa voz de inmaduro agrandado en cualquier lado, era Charly- ¡Tienes que decirme sus apellidos! ¡No me los puedes ocultar a mí soy tu hijo!

-¡baja la voz!- gritó susurró la madre por que la escuché desde la puerta- que no tienes por qué hablarme esa forma, ahora vete que si no perderás el almuerzo-sentencio su madre, por lo menos alguien le ponía los puntos

-Bien pero esto no está terminado- dijo Charly mientras abría la puerta para encontrarse conmigo- y tú que ¿estabas escuchando?- dijo acercándose a mí con los puños ya formados, negué y les mostré los uniformes, tenía que portarme bien enfrente de su madre, más que nada para mostrar que era su hijo él que me molestaba no yo a él-Mas te vale- dijo mientras me pecheaba con su hombro, tenía unas inmensas ganas de decirle algo sarcástico pero me contuve.

-Hola, señor Miguel lamento esa escena con mi hijo soy la directora y dueña de esta escuela la señora Sarah King- nos dimos la mano dándome cuenta que ella y Charly se parecían mucho tenía la misma estatura que era la normal, pelo rubio y ojos color avellana, solo que su madre tenía una actitud más seria y tranquila no como su hijo, seguro la heredado de su padre- Espero que su primer día le haya sido grato en esta institución.

-Si lo ha sido- dije tratando de sonar seguro porque la verdad no sé qué responder a eso, ya que decirle que no por culpa de su hijo no sonaría nada bien

-Pues me alegro, y espero que sus hermanos la estén pasando tan bien como usted, que según mi memoria se encuentra en tercer año ¿no?-asentí no sabiendo a donde quería ir con todo esto.

-Y va con una alumna llamada Jenna Mey ¿no?- ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Por qué me preguntaba por Jenna?

-Sí, señora pero no entiendo que tiene que ver ella con mi estadía aquí- dije confundido, Rafael te necesito, le dije mentalmente a mi hermano

-¿Qué pasa?- preguntó preocupado

-mira - le dije tratando de conectar mi mente con la suya, para que pudiera ver la escena como yo- ahora necesito que me ayudes a ser cortes con la directora.

-¿Me estas jodiendo? ¿Por eso me llamas?- preguntó casado- estoy comiendo cosa que tendrías que estar…-lo corte la directora había vuelto hablar luego de mi pregunta

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora