CAPITULO N° 17

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Miguel

Este era el mejor momento de mi vida,  me sentía tan bien, tan liberado, tan lleno de vida, era una sensación tan gratificante, miré a mi costado encontrándome a Jenna a mi lado sonriéndome mientras comía un sándwich, mis hermanos y había vuelto,  así que Jenna insistió que saliéramos de mi habitación a recibirlos. O mejor dicho a recibir la comida.

-¿Nos vas a decir que sucedió?-preguntó Gabriel en mi cabeza mientras me miraba con expresión de diversión, yo solo sonreí.

-Solo espero que hayas actuado de forma madura- dijo seriamente Rafael, logrando que aterrizara en la tierra, y que dejara de soñar.

-Por su expresión no que creo que lo haya hecho.- musito Gabriel, logrando que mi cabeza decayera, no había pensado en las consecuencia de mis acciones, nunca pensaba. Golpeé la mesa con mi puño logrando que Jenna se conmocione.

-¿Qué sucede?- preguntó mirando a su alrededor con pánico, su mirada de temor me molesto en mi interior, suspiré y me levante rápidamente de la mesa.-¿Miguel?-  su voz se escuchaba confusa y con una pizca de temor.

-Jenna yo…- comencé a decir sin mirarla, pero no podía hacerlo, no quería hacerlo

-¿Qué has hecho hermano?- preguntó Rafael en mi mente, yo solo negué con la cabeza

-La has besado ¿verdad?- preguntó Gabriel, me volteé rápidamente para ver su expresión y como me lo temía había decepción, al igual que en el de Rafael.

-¿Qué está sucediendo?, ¿acaso estoy en peligro?- preguntó Jenna con miedo en su voz, haciéndome temblar, mis hermanos lo notaron.

-Miguel, ¿Qué has hecho?, ¿no has tenido en cuenta las leyes? Claro que no nunca lo haces- hablo Rafael, pero lo dijo en voz alta sin darse cuenta.

-¿Leyes? ¿De qué están hablando?- preguntó Jenna sin entender, Rafael reacciono ante eso y se sujetó la cabeza con las manos. Baje la cabeza esto era demasiado.

-¡¿POR QUÉ?!-grité furioso, ¿por qué me dieron esta misión? si sabían lo que iba a ocurrir-¿por qué?-murmuré esta vez cayendo de rodillas

-Porque necesitábamos saber que tan comprometido estabas con nosotros, y hasta ahora es muy leve- hablo una voz en mi cabeza, levante la cabeza rápidamente para encontrarme con un cuarto completamente diferente al de mi departamento me levante de un salto

-¿Dónde estoy?-pregunté a la nada

-En el cuarto de confrontaciones- hablo otra vez la voz, miré a mí alrededor pero no había nadie más conmigo, por lo menos visible ante mis ojos.

-¿Por qué estoy aquí?- pregunté con cautela

-Porque hiciste una pregunta- respondió la voz

-Ho- respondí, recalcando en mi mente no volver a hacerlo, la voz rio era una risa jovial

-No te preocupes no te sucederá nada, por lo menos no aun

-¿Aun?- pregunté retrocediendo un paso, no sabía a lo que me enfrentaba.

-Sí aun, has quebrantado una ley Miguel, se supone que no deberías hacerlo, has estado mucho tiempo en esto para que te lo esté recordando- habló la voz con desilusión, se parecía tanto a Rafael.

-No ha sido  con intención de burlarme de ustedes, solo que ella es tan diferente, lo que siento por ella…- comencé a decir, pero la voz me interrumpió

-Silencio- hablo duramente la voz

-Pero no entiendo…

-¿Qué no entiendes? No puedes quebrantar las leyes para algo existen

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora