CAPITULO N° 26

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Rafael

Mi padre había desaparecido luego de que Gabriel le había clavado la cruz, por suerte la misma se encontraba en el suelo, no se la había llevado con él.

-Hermano, por Dios dime que te encuentras bien- dijo Gabriel a mi lado se lo veía desesperado y agotado al igual que yo. Le  sonreí para tranquilizarlo.

Él me abrazo, aun me encontraba en el suelo, nunca pensé que mi padre podía ser tan fuerte. Se suponía que tenía que poder vencerlo fácilmente, se suponía que no podía hacerme daño.

Pude sentir como Gabriel me trasmitía energía

-No, detente- le dije empujándolo, él no se encontraba con fuerzas suficientes para hacerlo

-Pero….

-Detente- le dije decido tratando de ponerme de pie.

-¿Qué sucederá ahora?- preguntó Gabriel mirado hacia el cielo oscuro

-No lo sé hermano pero tenemos que actuar rápido, Jenna está en peligro y no tengo la menor idea de donde se encuentra Miguel por lo que estoy a punto de enloquecer- dije ya cansado de todo esto, esta misión es una de las que nunca querré recordar, todo se sale de mis manos, me gustaba tener todo bajo control, poder tener a salvo a mis hermanos pero todo esto me está volviendo loco y ¡Miguel no aparece aun!

-¿Rafa?, ¿Gabi?, dígame que se encuentra bien- la voz de Miguel me sobresalto, no me había dado cuenta de que  había llegado me di vuelta para encontrarlo sin aire mirándonos o mejor dicho observándonos por si teníamos alguna herida.

-Pero miren quien se digna a aparecer, si es nuestro angelito preferido- dijo Gabriel en forma de broma, suspiro  liberando el poco aire que contenía, está bien, se encuentra bien ambos de mis hermanos se encuentra bien.

-Lo siento, enserio lo siento- comenzó a decir Miguel, mientras se acercaba a mí y me pasaba de su energía sin poder quejarme él ya se encontraba en el suelo.

-¿En dónde estabas?- pregunté arrodillándome a su lado, se veía que estaba aturdido por algo y no creo que solo por nuestra presencia

-En la iglesia, anoche cuando hable con Jenna..

-Espera, ¿Hablaste con Jenna? –pregunto Gabriel acercándose a Miguel

-Sí, pero…

-¿pero cómo es eso siquiera posible?- volvió a interrumpirlo Gabriel

-¡Mira me dejas terminar!- grito Miguel poniéndose de pie, había recobrado su energía. Gabriel lo fulmino con la mirada, o no claro que no empezaran una pelea.

-Cálmense los dos, y ahora- les dije cortante, ambos bufaron pero no dijeron nada, tome aire- ahora Migue ¿Qué es eso de que hablaste con Jenna?, ¿ella te recuerda?- pregunté sin entender, ¿por qué lo recordaría?

-No, no lo hace- dijo él abatido- pero pude hablar por medio sus sueños, no me pregunte como pero hable con ella y comencé a pesar si podría vivir así, ya saben en completa tortura continua, así que necesitaba tiempo para pensar, por lo que fui a la iglesia. Estuve mucho tiempo allí cuando me encontré con un padre  mejor dicho el me encontró a mí- dijo él sonriendo- no se la razón pero el logro sentirme

-¿Sentirte?- pregunté sin entender

-Claro, como el padre John logró hacerlo solo que esta vez la estar de forma espiritual descargas más energía, pero para que un ser humano te sienta debía de ser muy sabio y especial- murmuró más para sí que para nosotros Gabriel

-Bueno, sí algo así creo, la cosa es que me dio información muy importante y que nos será de ayuda- dijo él sonriente, pero entonces lo que soñé vino a mí, estaba sucediendo, Dios, ¿Por qué?, Miguel seguía hablando pero sinceramente no le estaba aprestando atención, no podía despegarme de él en ningún momento no dejare que mi padre venza al final, no puedo permitírselo.

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora