CAPITULO N° 10

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Miguel

Todo mi cuerpo vibraba a una velocidad increíble, mis hermanos tuvieron que cargarme hasta el auto, para irnos a la iglesia, esa señora me había hecho algo, lo supe desde el momento que me miro por primera vez pero no pude interceptarlo, estaba desconcentrado no me lo esperaba. Cerré los ojos con cansancio

-No cierres los ojos hermano- dijo Rafael mientrasconducía hacia la iglesia ya que no dejaríamos que Gabriel toque un auto otra vez

-Estoy cansado- dije en susurro mientrasvolvía a cerrar los ojos, mi cuerpo o lo que era mi cuerpo comenzó a sentirse débil, no me gustaba sentirme de esa forma

-¡Gabriel haz algo!- gritó Rafael

-¿Qué quieres que haga? No séqué hacer no me esperaba que esa señora fuera…

-No digas su nombre frente a él, ha sido injuriado por ella, no puede ser nombrada- dijo enojado Rafael

-Cálmense ¿sí? Voy estar bien solo necesito descansar- dije cuando ya no podía sentir mi cuerpo solo mi alma la cual estaba herida, eso me alarmo, mi alma ya no era pura podía ver pequeñas cicatrices- Necesito agua- dijerápidamente tratando de mover mi cuerpo peor no podía, Dios dame fuerzas, dije desesperado, entonces mi cuerpo me respondió.- Gracias- dije mirando al cielo.

-¡Llegamos! – gritó Rafael, luego salió del auto rápidamente y me cargo hasta la entrada, cuando traspasamos pasamos el umbral de la puerta me retorcí de dolor y caí al piso, un padre se acercó a nosotros alarmado.

-¿Qué sucede?- preguntó con preocupación

-A sido injuriado- dijo Rafael

-Pronto traerlo al altar- dijo él padre, yo lo conocía el día que vine a despejarme converse con el me ayudo bastante su plática y agradecía que él estuviera aquí para ayudarme

Rafael me dejo en el altar y él hombre empezó a rociarme con agua bendita y con humo de incienso, lo que hizo que las cicatrices de mi alma comenzaran a sanar y la oscuridad escapara, me levante de golpee como si no hubiera podido respirar en todo ese tiempo.

La sombra estaba delante de mí

-Te abras salvado, pero esto no termina aquí-Luego él padre le tiro agua bendita y se disolvió en un alarido de dolor muy agudo.

-Hermano- dijo Rafael abrazándome con fuerza- Dios no vuelvas a hacerme sentir de esa forma

-Lo mismo digo- dijo Gabriel sonriéndome

-Hare mi mayor intento- dijesonriendo a medias

-Eres un chico muy fuerte Miguel- dijo el padre mientras se sentaba en la silla

-¿Cómo sabe su nombre?- preguntóRafael con confunción

-Una tarde vine aquí a calmarme por lo que sucedió y me encontré con él, comenzamos a hablar, su charla me ayudo me mucho- dije sonriendo

-Me alegra, pero me preocupa esto, niño que esa cosas te sucedan no es bueno debes de cuidarte más- dijo y luego saco una cruz de su bolsillo era grande y parecía ser de oro- ten esto te protegerá ha sido bendecida por el mismo papa

-No puedo aceptarla

-Sí que puedes te la estoy ofreciendo y en la iglesia tenemos una de más me dejaría tranquilo que tú la tuvieras- dijo colocándola en mi mano, cuando la hizo mi cuerpo se llenó de energía, me sentía como nuevo, la cruz era muy poderosa, miré mi mano la cual brillaba, mis hermanos me miraban con asombro- lo sabía- dijo el padre sonriéndome- eres el arcángel San Miguel, lo supe desde el momento que entraste a esta iglesia de entre todas a las que podías venir.

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora