CAPITULO N°21

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Miguel

Volaba a toda velocidad al departamento cuando sentí un punzante dolor en mi pecho, me detuve en seco, solo lo había sentido una vez en mi vida y fue cuando atropellaron a Gabriel, fue horrible. Entonces eso quería decir que le estaban haciendo daño a uno de mis hermanos.

-¡NO!-grite desesperado y volé otra vez solo que esta vez más rápido, donde pude divisar el departamento, mi cuerpo entero comenzó a vibrar esto no era bueno.

Traspase los muros del edificio encontrándome con  Rafael de rodillas, a su lado estaba Gabriel quien miraba la escena con una pizca de temor en sus ojos, nuestro padre estaba frente a nosotros otra vez, como odiaba a ese hombre.

-¡Por fin!, te estábamos esperando- dijo el mirándome con una sonrisa en su rostro, estaba en su forma humana y vestía como siempre con su traje como si fuera un hombre de negocios.

-Miguel- hablo Rafael en un mormullo, rápidamente fui a su lado y le cedi energía, no me importaba estar débil en esta forma no era de ayuda.

 Rafael rápidamente se pudo de pie mientras que yo caí al suelo le había dado mucho más de la mitad de mi energía, mi respiración era anormal. Mi padre miraba la escena con diversión, todo para él era un juego.

-No tuviste que haber hecho eso- habló mentalmente Rafael

-Tenía que- dije mientras me ponía de pie débilmente, mi energía estaba volviendo a mí pero aún me hacía falta un poco más de tiempo para estar al 100%

-Bravo- aplaudió mi padre- Ustedes sí que son unidos, que pena que pronto morirán, me hubiera gustado conocerlos mejor- dijo él aun sonriendo

-¿Qué quieres Tael?, ¿no puedes solamente dejarnos en paz?- hablo Rafael acercándose un paso a él

-¿Tael? ¿Desde cuándo llaman a su propio padre por su nombre? que falta de respeto, no creas que lo permitiré- dijo mientras levantaba su mano para de ella sacar varias sombras que atacaron a Rafael de un momento a otro.

-¡Hermano!- grité con pánico y abalancé a las sombras aun no tenía toda mi energía pero no dejaría que le hagan daño, mi padre solo reía mientras que de su otra mano soltaba más y más sombras, llego un momento de que el departamento quedo a oscuras, estábamos rodeados, Gabriel comenzó a mirar hacia todos lados nervioso, mientras yo trataba de ayudar a levantar a Rafael.

-Lo ven ustedes jamás podrán vencerme, solo son unos niños aun no entiende que es lo que verdaderamente está ocurriendo- dijo él acercándose un paso a nosotros, coloque detrás de mí a mis hermanos

-Entonces ilumíname ¿qué es lo que realmente está ocurriendo?- pregunté sabía que lo estaba haciendo enfadar pero no podía soportar verlo con esa sonrisa como si pudiera deshacerse de nosotros rápidamente

-Que chico, respondiendo a los mayores, esta vez te lo perdonare de todos modos en poco tiempo ya estarás muerto- dijo mientras se encogía de hombros, me tese ante sus palabras- En fin ¿quieres saber que ocurrirá cuando ustedes ya no se encuentren con vida? Nosotros gobernaremos el mundo como fue hace mucho tiempo antes de que él mugroso de su señor interviniera, este planeta era nuestro pero no él tenía que venir y adueñárselo, ahora es momento de nuestra venganza y él no podrá hacer nada- dijo furioso mi padre

-No, no lo harás, no lo harán, los detendremos con la ayuda de a quien tanto temes, nunca nos rendiremos, sí nos vence vendrán otros y así sucesivamente, nunca ganaras, ¿es que no lo entiendes padre? El mal nunca vence al final-dije mirándolo fijamente mientras se reía de mis palabras, solo no tenía que temer, solo tenía que existir el amor.

Tome de la mano a mi hermano con fuerza, el me devolvió el apretón, hice el mismo acto con Gabriel, cerré los ojos. Ellos eran ms hermanos y yo los amaba, ellos me amaban a mí y nunca pondrán vencernos porque no le tememos a nada estando juntos.

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora