CAPITULO N°22

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Miguel

Lo que había acabado de suceder me dejo impávido, Jenna me había sentido, se había parado enfrente mío y se había quedado allí, esperando y yo deseando que un milagro sucediese para que me escuchara, gritando su nombre, hablándole con dulzura, para que mi voz la tranquilice para que me dejen abrazarla y decirle cuanto la había extrañado para que me dejen sentir otra vez la magia de sus labios pronunciado mi nombre, liberando una hermosa sonrisa o mejor aun riendo.

Dios como la extrañaba, verla sin poder tocarla, verla sin que ella pudiera verme a mí era una completa tortura a mi alma. Verla sufrir era aún peor, Dios, ¿Por qué? Sé que me he equivocado decenas de veces lo admito pero ¿Por qué no me dejas tenerla? ¿Por qué me has destinado a ella  sino puedo tenerla?, ¿Qué clase de padre le haría eso a un hijo? Pregunté de rodillas. Todo esto era demasiado para mí, todo lo que sucedía ver a mi padre, su mirada en mí recordándome mi infancia como maltrataba a mí madre, como nosotros no podíamos hacer nada y ahora Jenna también estaba en sus palanes y no puedo hacer nada para evitarlo.

-¡¿Por qué?!-grite lleno de angustia- por favor déjame ser útil, no soporto no poder hacer nada para protegerla, lo detesto tanto- murmuré mirando el techo

-Razones hay de por qué estés de esta forma, que no se pueden cambiar, ya están dichas y hechas- hablo una voz en mi mente la misma que la de la sala de confrontaciones, miré a mi alrededor pensando que había vuelto allí pero no aún seguía en mi habitación.

-Pero yo necesito ser de ayuda, y de esta forma no puedo serlo

-Te equivocas hoy has ayudado en mucho, si no fuera porque saliste a investigar una madre hubiera perdido a su hija y tú no sabrías más sobre ti y tus hermanos.

Me quede en silencio tenía razón, yo había sido de ayuda pero aún me sentía vacío necesitaba a Jenna

-Eso no está en discusión- hablo firmemente la voz

-Lo sé, pero entiendan algo muy fuerte me sucede con esta humana, necesito saber el porqué de estos sentimientos

-He estado averiguando sobre ello-comento la voz ya un poco más relajada

-¿Y?-pregunté ansioso por saber su respuesta

-Nada no he encontrado nada

-¿Nada de nada?-pregunté sorprendido.

-Lo que te sucedió con esa humana sigue siendo un misterio para mí, pero no debe de continuar y lo sabes-sentencio la voz

-¿Por qué no debe de continuar? Ni si quieras tu sabes el porqué de mis sentimientos hacia ella, tal vez sean algo bueno, tal vez este  destinado a ella…

-¡No!, ¡Silencio! Nunca podrían de juntarse dos almas con distintos destinos, ella ya está destinada  y tu destino tú mismo lo marcaste hace ya tiempo-impuso  la voz

-¿Destinada?-pregunté sin entender-¿Destinada a quién?

-No a quien sino a que, tiene un fuerte espíritu y un gran camino por delante, que no puedes interferir entiende NO ERES SU DESTINO.

Esas palabras me perturbaron a fondo, era como si me hubieran partido en dos de un golpe seco y doloroso.

-Tú sí que no tienes tacto- murmuré retrocediendo unos pasos, con una mano en el pecho

-Debe de ser así, tú no estabas entendiendo y seguías pensado en la humano de una forma indebida y eso tiene que terminar

-No puedo - dije en un mormullo

-Claro que puedes y lo vas a hacer en este instante corta los lazos que has creado

-¡No puedo!, es que no lo entiendes me he enamorado de ella, mi mente podrá olvidarse de ella pero mi corazón nunca

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora