Capítulo 29

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Jenna

Sí antes mi cuerpo lloraba de dolor ahora gritaba a todo pulmón, Dios hasta mis parpados dolían, no tenía ni las fuerzas de abrirlos, moví mi cabeza en un mejor ángulo estaba apoyada sobre algo duro y tieso incomoda trate de abrir los ojos, pero no vi nada, me incorporé lentamente para poder apoyarme en algo más suave que él suelo. Pero la luz volvió a encenderse dejándome ciega por unos segundos.

-¡Como te atreviste!- gritó la madre de Charly, apareciendo repentinamente.

-Dios hable más bajo mi cabeza está a punto de explotar- le dije en murmullo

-¡No me importa niña ingrata!- gritó ella cada vez más alto- ¡Tú!, ¡Tú rompiste el trato que tenía con las sombras!, ¡lo has roto!- gritó ella acercándose rápidamente a mí.

-¿De qué rayos está hablando?- le pregunté tratando de ponerme en píe, pero ella me sujeto del cuello de la camisa de la escuela, Dios esta mujer tenía un fuerte brazo

-¡Tú!, ¡Tú liberaste a mi hijo!, ¡no se suponía que debías de hacerlo!- grito  a lo que yo sonreí, recordado como la sombra salía expulsada de su cuerpo.

-Ese trato fue hecho sin su consentimiento, debía de ser liberado- murmuré a lo que ella dio un grito , que me rompió mis tímpanos  generando que en mi cabeza estallara un bomba nuclear era realmente molesto

-¡Eso no es de tu incumbencia!, ¡No sé qué hiciste y no me importa tienes que arreglarlo y ahora!-gritó ella.

Y en ese momento  sombras a su alrededor se hicieron presentes, me sorprendió recocer a una, o si quiera distinguirla siempre pensé que eran todas iguales pero algunas tenia formas distintas, eran como cuerpos humanos pero sin rostro, ni cuerpo era machas negras que flotaban, lo sé aterrador.

-no creo que se pueda arreglar- hablo la sombra de Charly, o por lo menos la que pensaba que era su sombra

-¿Cómo que no se puede arreglar?- preguntó ella pude ver como se contenía, parece que ella les temía. Raro, yo pensé que estaban del mismo lado.

-Su cuerpo, su alma no estaban libres como usted dijo, nos mintió- dijo la sombra acercándose cada vez más a ella no se veían felices o por lo menos eso creía yo.

Era increíble cuanto revelamos con nuestros rostros, sin ellos no puedo saber si está muy molesto o no, aunque su tono de voz me ayuda un poco.

Deje de pensar en las sobras para prestarle atención  a la madre de Charly que  realmente se veía muy nerviosa ahora mismo, tuve miedo por ella, ¿y si le hacía daño? O peor, ¿la asesinaban por mi culpa? Y fue luego de ese pensamiento que un balde agua fría cayó sobre mí, ¿me estaba culpando por la muerte de la persona que  sacrifico a mi madre? Porque estoy segura que ella estaba enterada de los planes de su madre conmigo y con los mi madre.

¿Por qué tenía esta empatía con ella?, No se merecía nada de mí, y pero aun así tenía miedo de su vida, miedo de que pudieran hacerle algo.

-Aléjense de mi hija en este instante- hablo la abuela de Charly apareciendo a mi lado, de un momento a otro, di un respigo, esta mujer asustaba. Pareciera que tuviera una súper velocidad o algo.

Sí lo somos, por lo menos una parte- dijo  la voz

Mi cabeza comenzó a martillarme, esa voz me iba a volver loca

-¿Y la otra?

Esta vez era yo esa era mi voz, no recordaba esta conversación, ¿la habré tenido con Gabriel o Rafael?

-Eso es un secreto.

Grite porque después de ese recuerdo fue como si millones de agujas pincharan en mi cerebro. Una sonrisa aprecio en mi mente.

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora