Jenna
Cuando termine de comer la comida que no estaba nada mal, me comenzó a dar sed y de la nada un vaso con agua apareció enfrente a mí, mientras que Mike sonreía, se había materializado a mi lado.
-¿Sedienta?- lo miré de reojo mientras tomaba con lentitud el vaso aun no me confía mucho de él por lo menos la comida no estaba envenenada, pero igual me generaba desconfianza.
-Solo es agua bébetela- dijo él a lo que bebí un sorbo estaba fría mis dientes dolieron y pero realmente tenía sed, así que la tome sin quejarme.
-Gracias- murmuré por lo bajo, él hombre me miró con sorpresa
-¿Acabas de agradecerme?- me preguntó sin creerme, yo solo fruncí el ceño me había dado comida y agua tenía que agradecerle, además Charly me conto que su padre era una muy buena persona.
-Sí, ¿está mal acaso?- pregunté pesando que tal vez a las sombras no se les agradecía por alguna extraña razón.
-No, es decir sí, eres rara- dijo él observándome más fijamente poniéndome nerviosa
-¿rara?- murmuré sin entender
-Sí, es decir estas aquí encerrada esperando tu muerte que llegara muy pronto y no dudas en agradecerme que te de un plato de comida y agua, eso es ser rara claro a menos que sufras del síndrome de Estocolmo- dijo él a lo que yo fruncí el ceño no tenía la más pálida idea a que se refería.
Y sobre lo otro bueno me dejo helada, hablo libremente de mi muerte, como si le perteneciera, a veces me olvidaba que pronto iba morir tal vez porque tenía le pensamiento de que alguien vendría por mí, y tenía fe en que lo harían, así que solo me encogí de hombros a lo que el hombre río
-Repito rara, pero eso es bueno porque quiere decir que eres única y si eres única, eres la pieza que me falta para poder ser humano otra vez- dijo el ilusionado podía verse la necesidad de volver a ser humano
-Tú también eres raro- dije a lo que el volvió a prestarme atención
-¿Disculpa?- dijo él yo me encogí por el tono que uso
-Bueno... es decir con todas la sombras que me encontrado tu eres la única que se ha comportado tan humano, si sabes a lo que me refiero- dije tratando de hacerme entender
-¿Humano? ¿Comportamiento humano?- dijo él con un brillo de esperanza en sus ojos
-Sí, muestras tus emociones libremente, y me has alimento sin que te lo pida hay bondad en ti- dije tranquilamente a lo que el frunció el ceño
-¿Bondad?- dijo él para luego reír pero no una risa libre era forzada.- Yo no tengo una pizca de bondad en mi cuerpo, niña- dijo él acercándose a mí lentamente- lo que hice por ti lo hice por propio interés, si no vivieses lo suficiente el ritual no serviría y necesito que seas la indica ya me canse de ver a toda tu generación morir sin caso- dijo lo que me llamo la atención
-¿Generación?- pregunté en voz baja
-Sí, tu madre y tu abuela también pasaron por lo mismo que tú y ninguna fue de ayuda, a decir verdad- dijo el sonriéndome cínicamente
Quede helada en mi lugar este hombre había....
-¡Eres un bastardo!- grite poniéndome de pie bruscamente, logrando así marearme tuve que apoyarme en la pared, para luego deslizarme por la misma mi cuerpo ardía por el dolor.
-¿No hace un momento me agradecías y decía que tenía bondad?- dijo él sarcásticamente inclinándose a mi altura, con una ceja levantada al parecer le divertía la situación.
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El Pacto De Los Angeles
ParanormalEllos hicieron un pacto ante Dios y él se los cumplió Ella necesitaba ayuda y Dios la ayudo. Pero lo que ella no sabía era que la ayuda iba a llegar en tres atractivos adolecentes. Dios puede ser muy bueno cuando se lo propone. Esta historia es comp...