Miguel
Mi padre había vuelto y buscaba venganza, el verlo junto a Jenna me revolvió el estómago, no quería que le hiciera daño, no me quiero imaginar que está pensado Jenna sobre nosotros.
-¡Agáchate!- gritó Rafael quitándome de mis pensamientos, me di vuelta y pude ver como la sombra me traspasaba, grite y caí de rodillas
-¡Miguel!- gritaron mis hermanos
-Ho no claro que no- dije decidido- no me van a vencer yo soy mucho más poderoso que ustedes malditas sombras- dije mientras sujetaba a la sombra de la punta para arrastrarla fuera de mí. La sombra se resistía pero la saque dentro mío, pude volver a respirar tranquilamente, me puse de pie y la fulmine con la mirada- Cada una de ustedes morirá- dije y sujete la cruz en alto- ¡por él poder de Él, porque yo lo invoco!- grité, la cruz brillo con una intensidad que hizo que las sombras se disolviera en gritos espeluznantes.
Cuando termino, caí al suelo, había usado toda mi energía, al invocarlo
-¡Miguel!- gritó Jenna quien se acercó a mí lado con lágrimas en sus ojos
-Jenna- murmuré, antes de caer inconsiente.
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Me sentía débil, mi cuerpo se sentía débil pero mi alma brillaba con una intensidad que nunca había visto, me removí tratando de acomodarme cuando sentí a alguien a mi lado, abrí mis ojos lentamente, encontrándome en mi habitación a oscuras, cuando mis ojos se acostumbraron, pude ver a mis hermanos acostados uno a cada lado mío, pero Jenna estaba más cerca de mí la tenía rodeada con mi brazo y ella tenía su rostro en mi pecho. Una sensación de bienestar me inundaba, ver su carita tan relajada me hizo sonreír, libere una de mis manso que estaba aplastada por Rafael y acaricie su rostro, pude notar sus orejeras tal vez por el llanto, no sé cuánto tiempo estuve dormido.
-Solo por un día completo- respondió Rafael en mi mente, me di vuelta lo miré estaba sonriéndome
-¿un día? Wow- pensé mientras seguía acariciando el rostro de Jenna
-Sí un día en él que no había nadie que hiciera enojar a Rafael déjame decirte que fue muy aburrido- dijo Gabriel, lo miré también me sonreía
-Sí creo que las horas de paz terminaran- dijo Rafael con fingido dolor
-Sí yo también lo creo- dije solo que lo decía de verdad, Jenna se removió acercándose más a mí, sonreí y la atraje aún más
-Miguel, no puedes estar con ella, ¿lo sabes no?- la pregunta de Rafael me sorprendió- soy tu hermano te conozco de toda la vida
-Mejor dicho eternidad- dijo Gabriel
-Yo…- comencé a decir pero no pude terminar no sabía como
-¿la amas?- me preguntó Rafael seriamente
-No lo sé, pero lo que si se es que no soportaría perderla-dije, mirando a los ojos a mi hermano
-Nuestro hermanito está enamorado- susurro Gabriel
-Y lo peor de todo es que es de una humana- agrego Rafael
-Que es nuestra misión, muchas reglas romperás si sigues con esto- finalizo Gabriel
-Lo sé- dije volviendo mi vista a Jenna
-¿Qué harás hermano?- me preguntaron
-Por ahora protegerla con mi vida- dije mirándola como admiración, aun no estaba seguro si la amaba pero no dejaría que nadie le haga daño.
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El Pacto De Los Angeles
ParanormalEllos hicieron un pacto ante Dios y él se los cumplió Ella necesitaba ayuda y Dios la ayudo. Pero lo que ella no sabía era que la ayuda iba a llegar en tres atractivos adolecentes. Dios puede ser muy bueno cuando se lo propone. Esta historia es comp...