CAPITULO N° 8

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Miguel

Me desperté de un buen humor, el padre de Jenna era muy amable, pensé que me iba a comer con la mirada, si no hubiera sido por la ayuda de Rafael al hablar no séqué hubiera sido de mí. Cuando llegue a noche al departamento mis hermanos me esperaban impacientes porque querrían saber qué hacía en el departamento de Jenna a esas horas. Los tranquilicen diciendo que la había ayudado con la tarea y había conocido a su padre, agradecí a Rafael y me fui a acostar, los ángeles no necesitábamos dormir pero eso no quería decir que no podamos hacerlo.

Miré la hora tenía tiempo para arreglarme, me levante me bañe y me puse el uniforme, que consistía en una chaqueta roja con corbata negra, abajo se podía usar una camisa blanca o la que queramos, pantalones de tela color negro y zapatos negros, no estaba mal, me gustaba.

Me revoloteé el pelo y salí a la cocina, el departamento era gigante, cada uno tenía su habitación con baño incluido, un gran balcón  que tenía unas sillas para tomar el sol y mesas para comer, donde decidí desayunar. Abrí la heladera y me la encontré vacía, genial habíamos olvidado ir de compras, me olvidé del desayuno y me fui al balcón un aire frio cubrió mi cuerpo despertándome completamente, me quede un buen rato allí mirando nada, solo pensando y tomando el aire de la mañana como solía hacerlo nuestra madre, siempre la miraba desde dentro cuando me despertaba temprano y me preguntaba en que estaba pensando.

-¿Vienes Miguel?- habló Rafael a mis espaldas, me di vuelta y asentí, cerré la puerta del balcón tome un abrigo junto con las llaves, mi mochila y nos marchamos al ascensor. Por dentro deseaba que Jenna también lo haya llamado, pero no sucedió el ascensor estaba vacío

-¿Y cuál es el auto?- me preguntó Gabriel, mientrasíbamos al estacionamiento, él auto de Jenna seguía allí así que todavía no se habían ido miré la hora, iba a llegar tarde sino se apuraba- ¿Miguel?- volvió a hablar Gabriel

-Ha él auto, sí es este- dije sacándole la alarma

-¡¿te compraste un mercedes?!- gritó Rafael enfadado

-Sí, ¿es que no te gusta?- preguntémientras entraba en el lado del conductor y Gabriel en él copiloto ya que se subió más rápido que Rafael

-Bueno lo que sucede hermanito es que no tenemos que llamar la atención y con este auto sí que la llamaremos, ¿Por qué lo compraste?- me dijo Gabriel mientrasacomodabaen el asientohacia atrás.

-Porque es mi color favorito y necesitábamos un auto así que lo vi y dije ¿Por qué no?

-¿Por quéno queremos llamar la atención tal vez?- preguntó sarcásticamente Rafael mientras se acomodaba en asiento de atrás ya que debido a su altura estaba con la cabeza gacha- mañana viajo en el asiento del copiloto, ni siquiera quepo aquí, ¿no pensaste en eso?- me preguntó fastidiado

-Puede que me haya olvidado de tu gran altura, lo que sucede es que pensé que si yo entrabatú también, lo siento ¿sí?- dije tratando de calmar la situación

-Tuviste que haber comprado otro auto- dijo Gabriel agregando la cereza al pastel, me estaba cansando de que me digan que hago todo mal, respiré pesado, para no decir cosas que no quiero, luego de eso el viaje se mantuvo en silencio.

Cuando llegamos estacioné en el primer lugar que encontré y baje del auto rápidamente, estaba enojado con mis hermanos, está bien cometí un error no lo hice apropósito, tenían que dejar de decírmelo todo el tiempo.

-¡Oye tú! ¿Qué crees que haces?- hablo alguien a mis espaldas y para mi suerte era Charly, desde su auto que era un porche.

-¿Ir a la escuela?- dije sarcásticamente, y luego me arrepentí, no debía seguir la pelea debía calmarla

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora