Capitulo N°1

27 0 0
                                    

MIGUEL

Me desperté, porque alguien me sacudía con brusquedad

-Pero que…-me mantuve en silencio no podía maldecir, y miré quien era él culpable de despertarme y vi a mi hermano Rafael con los brazos cruzados y un ceño fruncido en su rostro, genial ¿Qué había hecho a ahora?

-Miguel levántate en éste instante- dijo mi hermano serio

-No tengo ganas -dije tapándome con la sabana ¿esperen me estoy tapando con la sabana? ¿Qué estaba pasando aquí? Mi hermano me miraba impaciente- ¿Por qué puede tocar las sabanas?- pregunté confundido a mi hermano, pero él solo me golpeo en la cabeza, estaba más alto de lo normal y más fuerte como si tuviera unos 16 o 17 años tal vez, todo esto me resultaba confuso, mi hermano que noto que no entendía nada suspiro frustrado

-Sí que las mañanas no son lo tuyo- se sentó en mi cama y me empezó  a explicar lo sucedido- mira hoy es 20 de enero ¿te suena esa fecha?- asentí y todos los recuerdos vinieron a mí del pacto a todos los que habíamos ayudado, me mareé un poco pero no importa, él hecho de que estemos de esta forma era porque teníamos que ayudar una nueva mujer, desde que hicimos él pacto, el rayo cayó sobre nosotros y nuestro padre jamás volvió a casa. Nuestra madre pudo ser feliz con nosotros, pero nosotros teníamos un pacto con él y no lo íbamos a defraudar así que siempre ayudamos a las mujeres en lo que necesitaban. Pero al otro año el mismo 20 de enero, algo nos sucedió nos despertamos con 10 años de más y nuestra madre no nos podía ver, nos llegó una carta en donde decía él nombre de una chica su situación y lo que teníamos que hacer para ayudarla y que cuando lo haríamos volveríamos a la normalidad, pero habían reglas por supuesto estas estaban escritas en un papiro que estaba enmarcado en cuadro de oro en nuestra casa, pero que solo nosotros podíamos ver.

 I.            Nunca dañar a los prójimos, liberarlos o convencerlos de irse pero nunca dañarlos

II.            Proteger a cada mujer que lo pida no importa su situación

III.            No usar su poder para beneficios propios

IV.            No revelar su IDENTIDAD nunca

 V.             Nunca poseer a las personas con o sin su consentimiento

VI.            Prohibido él tener contacto emocional con él prójimo a quien van a socorrer

VII.............................             

Usar la palabra del señor ante cualquier dilema o problemas que tenga esta les iluminara

La ultima regla siempre aparecía según él caso que teníamos generalmente era algo que nos ayudaba o a veces entorpecía pero siempre las seguíamos, y espero que esté caso no sea la excepción.

Ya que desde que nuestra madre murió, seguimos cumpliendo nuestra parte del pacto y cada 20 de enero una nueva mujer necesitaba nuestra ayuda, y nosotros cambiamos de cuerpo a uno más joven o más viejo, dependiendo la edad que necesitemos para poder ayudarlas, generalmente solo uno cambiaba y los otros lo ayudaban en lo necesario averiguando él problema, ya que cada uno tenía distintos dones que es espíritu santo nos cedió, Rafael tenía la “fortaleza” , Gabriel “Consejo” y yo “Sabiduría” éramos distintos pero ambos concordábamos con las misma cosa quería liberar a las mujeres de los hombres que no las trataban bien.

En eso me acordé  que Rafael me seguía mirando esperando que reaccionara, mire mi nuevo yo era un adolecente cosa rara ya que generalmenteéramos adultos, pocas veces habíamos sido adolecentes, hasta niños cosa que aprovechamos al máximo para volver a actuar como chicos.

El Pacto De Los AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora