No aparta la mirada mientras se corre. La embisto una vez más, el calor y la presión en su coño por el orgasmo me arrasa llevándome al mío.La lleno por completo con mi derrame.
Mierda.
Se recompone rápido y me empuja.
—¡El condón! —reclama—. ¿Cómo olvidas el puto condón?
Se para derecha, sin cohibirse al estar completamente desnuda. Admiro su cuerpo imaginando todas las cosas que podría hacerle.
Acabo de correrme y ya estoy pensando en follarla de nuevo.
Joder, el condón.
—No es como si tú lo hubieras notado —respondo—. Te recuerdo que estábamos "los dos "—recalco—, concentrados en otra cosa.
Lamo mi labio observando su cuerpo sin disimulo. Pasa la mano por su rostro en una clara señal de molestia. Está tensa.
Esto no me pasa a mí. Joder, nunca he olvidado un maldito preservativo.
—Estoy limpio—levanto mis manos en señal de paz—. Hay pastillas en caso de...
—Tengo al día mis controles —interrumpe.
El alivio en su voz es evidente, mi cuerpo de inmediato se relaja y antes de hablar, le sonrío con ganas de bromear.
—¿Qué creías?, ¿Qué follo sin condón con cualquier desconocida?
Me da una mirada que dice: ¿En serio?
Ambos comenzamos a reír.
—Bien, puedo follar con una desconocida—concedo—, pero no soy un puto crío; siempre uso condón.
—Me tranquiliza oír eso—ríe—. Voy a vestirme.
Sujeto su cintura cuando pasa por mi lado tratando de llegar a su bolso. Me pego y hablo en su oído.
—O... Podrías quedarte así. A mí no me molesta, preciosa.
Muerde su labio inferior y... joder, tengo tantas fantasías con ella.
La beso lenta y seductoramente, saboreando esa pequeña lengua. Pone la mano en mi pecho, terminando el beso con una mordida.
—¿Dónde está el baño? —pregunta—. Necesito limpiarme.
La llevo al de mi habitación, le explico cómo funciona todo y la dejo.
El departamento es amplio; cuenta con dos habitaciones, cada una con su baño. El comedor y la sala están juntos. La cocina es moderna y ya estaba amoblada cuando me mudé. Aparte de las habitaciones hay una oficina. Está muy bien para un hombre soltero como yo. Mark se encargó de todo.
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En los brazos de otro [COMPLETA]
Roman d'amourNo era nuestro momento, lo sabíamos... Estar juntos no era lo correcto. Pero, ¿Qué pasa cuando el deseo es más fuerte que la razón? Hay cierto placer en lo prohibido...