Estas dos últimas semanas con Sebastián han sido increíbles.
Cada que puedo, nos vemos, ya sea para algo rápido durante la hora de almuerzo, o después del trabajo.
Él no insiste, no me presiona, pero cuando estamos juntos...lo aprovechamos al máximo.
Ben, por otro lado; ha estado insoportable. Él y mi madre se han puesto de acuerdo para presionarme con que deje mi trabajo y me quede en casa. En cuanto consiga el divorcio mantendré de lejos a mi madre tanto como me sea posible.
Pero ahora mismo nada de eso importa.
Benjamín viajó y Martha se quedará a cuidar de Anne.
¡Tengo la noche libre!
Sebastián me espera en su departamento para cenar y si, también para follar; eso es lo nuestro.
Le doy un beso de buenas noches a Anne después de leerle uno de sus cuentos y voy a mi habitación para preparar mi bolso.
Estaré solo esta noche, así que es poco lo que llevaré, especialmente sabiendo que la mayor parte del tiempo estaré desnuda.
Se me sube la temperatura tan solo con pensarlo.
Me despido de Martha, no sin repetir por tercera vez la misma charla en cuanto a mi niña, ella me escucha pacientemente y sonríe. No le he dicho a donde voy y tampoco ha preguntado, pero cuando estoy ya por salir, se acerca y me envuelve en sus brazos.
—Que tenga una buena noche, Dahlia—sonríe, amorosa.
—Gracias Martha, la tendré.
❅❅❅
Las puertas del ascensor se abren y Sebastián me espera con una sonrisa traviesa en sus labios. Trae puesto solo un jogger y se ve jodidamente sexy, como siempre.
¡Dios! Este hombre me encanta.
Me acerco lentamente y cuando quedo a centímetros de él, deslizo un dedo desde sus pectorales bien definidos hasta el bordillo de su pantalón.
—No llevas bóxer... —susurro—. Mmm...
Su mano sujeta mi nuca con fuerza y estampa su boca contra la mía, devorándome en un segundo. Su lengua se mueve con habilidad y pronto me falta el aire.
Besa tan bien... Podría besarlo toda la noche.
Con la otra mano, agarra mi culo y me pega a él, restregándome su erección. Gimo en su boca.
—Calma, preciosa—muerde mi labio inferior, sus labios siguen rozando los míos cuando susurra—. No voy a follarte aun...
Estoy por reclamar cuando el añade.
—Preparé la cena—levanto una ceja y me río contra su boca—. No te rías, Dahlia... O no te follaré.
Me guiña un ojo y yo le doy un empujoncito con mi codo.
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En los brazos de otro [COMPLETA]
RomanceNo era nuestro momento, lo sabíamos... Estar juntos no era lo correcto. Pero, ¿Qué pasa cuando el deseo es más fuerte que la razón? Hay cierto placer en lo prohibido...