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No sé cómo me deje convencer, pero aquí estamos; frente a un estudio de tatuajes.
—Esta cerrado—digo lo obvio—. No hay manera de que nos atiendan a esta hora.
—Conozco al dueño, tu no te preocupes—contesta con su típica y sexy sonrisa.
Saca su celular y llama a alguien, pero por lo visto le desvían la llamada.
—Te lo dijeee...
Rueda sus ojos. Estoy por insistir para que nos vayamos cuando abren una puerta al otro lado y sale un hombre alto; de musculatura ancha, lleno de tatuajes y un pircing en la ceja. Parece estar en sus treinta, pero no me puedo tomar en serio su fachada de hombre rudo con el pijama de polar a rayas que trae puesto.
—¡Sebas! —saluda con un grito—. Joder, hombre, cuanto tiempo.
Ambos se abrazan y palmean sus hombros, yo me quedo a un lado esperando que me presente. Cuando se separan, Sebastián pasa un brazo por mis hombros y me pega a él.
—Danny, ella es Dahlia...—me mira y sonríe—. Una amiga....
Su mirada me pone nerviosa y al ver la sonrisa que pone Danny, creo que me sonrojo. Aun así, sonrío y extiendo mi mano para saludarlo; pero me sorprendo cuando este me estruja en un fuerte y cálido abrazo.
—Es un placer, linda—se ríe y me suelta, miro a Sebastián y el solo encoge sus hombros, sonriendo—. Ahora entremos. Joder...hace frío aquí afuera.
Sebastián toma mi mano y seguimos a Danny. El local está bien equipado, las paredes llenas de diseños o fotos de trabajos realizados. Hay un par de sofás y una mesa de centro con algunas revistas de motos, tatuajes o cosas por el estilo. Danny nos lleva hasta una sala donde tiene una de esas camillas especiales para tatuar y nos deja solos.
Al estar aquí dentro, me doy cuenta de que todo esto es real... Y entro en pánico.
¿Qué estoy haciendo?
Suelto la mano de Sebastián y ante su mirada, solo niego.
—Preciosa... No voy a presionarte—silencio de mi parte—, pero si tengo que decirte que, si esto algo que siempre has querido, no lo pospongas... Si sigues esperando a que llegue el momento indicado, se te va a pasar la vida.
—Ni siquiera sé que tatuarme...—murmuro—. Un tatuaje es para siempre, no puedo hacerlo y ya. Tengo que pensarlo...
Asiente, pensativo.
—¿Qué hay de tu hija?
—¿Qué tiene que ver mi hija? —mi pregunta sale a la defensiva.
Resopla.
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En los brazos de otro [COMPLETA]
RomanceNo era nuestro momento, lo sabíamos... Estar juntos no era lo correcto. Pero, ¿Qué pasa cuando el deseo es más fuerte que la razón? Hay cierto placer en lo prohibido...