Hoy vino Benjamín muy temprano para llevarse a Anne, pasará este año nuevo con él en Nueva York.
Martha se fue anoche cuando Anne estaba dormida; me dio un fuerte abrazo antes de irse y pude ver en su cara la lucha por dejarme sola.
—Estaré bien—le dije, con una sonrisa—. Además, me hará bien estar sola unos días.
Pensaba leer un libro–el que me dio Sebastián en navidad–beber una copa de vino y relajarme, pero Sebastián me invitó a pasar el año nuevo con él, Mark y Alyssa y dejó muy claro que no aceptaría un no por respuesta.
Así que ahora, ya lista; espero con una taza de café en la cocina mientras él pasa a buscarme.
Me puse un vestido manga larga plateado, muy brillante. Es corto y pegado al cuerpo. Me maquillé un poco más de lo normal y puedo decir que me veo realmente hermosa esta noche e incluso me siento joven.
Golpean la puerta y en cuanto abro, lo veo. Mi corazón se acelera un poco; está tan guapo como siempre y me mira con esa sonrisa tan sexy, capaz de derretir a cualquiera.
Tiene puesto un jean gris oscuro, camisa blanca al igual que sus zapatillas y un abrigo negro que trae abierto. Casi no se le ven los tatuajes, a excepción de sus manos y la abertura de los primeros botones de su camisa.
—Hola preciosa—se acerca y acaricia mi mejilla suavemente, antes de depositar un beso largo y lento en mis labios.
—Hola—respondo casi en un suspiro cuando me libera.
Su mirada escanea mi cuerpo y doy una vueltita, riendo un poco.
—¿Qué te parece? —le pregunto, acercándome y rodeando su cuello con mis brazos.
—Estás para comerte... —contesta, rozando mis labios.
Sus brazos rodean mi cintura, pero no le toma mucho bajar hasta mi culo, donde me da un apretón.
—Y tú estás guapísimo—lamo su labio inferior.
Sonríe. Sonrío.
Cada vez que lo veo, olvido todos mis problemas.
Él es eso; un soplo de aire fresco.
Salimos del departamento y me lleva hasta su automóvil de la mano. Y justo ahí; Alyssa y Mark tienen una sesión de besuqueo que Sebastián interrumpe haciendo un ruido de asco.
—Solo estábamos besándonos—se defiende mi abogado—. Como si ustedes no lo hicieran—me mira y siento que me pongo roja.
Sebastián me mira con una sonrisa insinuante.
—Sabes... Aun nos falta estrenar esto, preciosa—dice, sin apartar su mirada de la mía.
Niego y le doy un pequeño golpe en el brazo.
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En los brazos de otro [COMPLETA]
RomansaNo era nuestro momento, lo sabíamos... Estar juntos no era lo correcto. Pero, ¿Qué pasa cuando el deseo es más fuerte que la razón? Hay cierto placer en lo prohibido...