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Maratón 1/3
—¡Benjamín! —lo llamo antes de que salga por la puerta—. Se puede saber ¿A dónde vas tan temprano?
Rueda sus ojos.
—¿Qué necesitas?
—Woow, ¿Tan pronto terminó el acto de caballero? —cruzo mis brazos, sin soltar mi celular—. Tienes que despedir a Lía.
Se ríe.
—Cariño, si quieres deshacerte de ella, por mi está bien. Incluso te daré el gusto de que lo hagas tu misma.
Se acerca, me da un beso que apenas es un roce en los labios y se va.
Subo a la habitación de Anne, ahí esta Lía terminando de vestirla. Me apoyo en el marco de la puerta y espero.
—Mi amor, ve con Martha para desayunar, yo bajaré enseguida—le digo en cuanto está lista.
Sale de la habitación dando saltitos con el peluche de unicornio en su brazo.
Lía se para derecha y me mira.
—Desde ahora no necesitaremos de tus servicios, Lía. Así que arregla tus cosas, que estás despedida.
Su rostro pasa de sorpresa a incredulidad, pero después alza la cabeza y me mira con una desfachatez que no le había visto antes.
Se quitó la máscara de chica dulce.
—Con todo respeto, señora Dahlia; fue Benjamín quien me contrató, así que no me iré a menos que él lo diga.
La seguridad que tiene me asquea. Tanto como la altivez en su tono al hablarme.
—Es el Señor Tillman para ti. ¿O piensas que por acostarte con él tendrás beneficios? —sus ojos se abren con sorpresa—. Veamos que piensa mi esposo—sonrío.
Saco el celular de mi bolsillo y reproduzco la grabación con la voz de Ben.
"Cariño, si quieres deshacerte de ella, por mi está bien. Incluso te daré el gusto de que lo hagas tu misma".
Retrocede un paso, tambaleando. La seguridad que tenía tan solo segundos antes, se esfumó. Aprovecho su silencio y termino.
—Tienes una hora para sacar tus cosas de mi casa.
Sin esperar respuesta, doy media vuelta con una sonrisa y me dirijo a la cocina para desayunar con mi hija.
❅❅❅
Después de la victoria con Lía, porque sí; es una victoria el haberla sacado de casa y tenerla lejos de mi hija. Decido tomarme el día libre.
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En los brazos de otro [COMPLETA]
Roman d'amourNo era nuestro momento, lo sabíamos... Estar juntos no era lo correcto. Pero, ¿Qué pasa cuando el deseo es más fuerte que la razón? Hay cierto placer en lo prohibido...