38 - ¿Adiós o hasta pronto?

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 No olviden votar, hermosas

Maratón 1/3

No me gusta verla así

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No me gusta verla así.

Sé que trata de ser fuerte y lo es, pero hasta las mujeres más fuertes se cansan y ella ya ha pasado por mucho.

Sigo sin saber con certeza lo que oculta y cada vez que he pensado en ello he llegado a la conclusión de que tiene que ser una verdadera mierda. Mark está vuelto loco con el caso y aunque no pueda discutirlo conmigo, Alyssa me ha dicho que muchas noches se queda hasta tarde en el estudio de casa.

—Tranquila, preciosa—susurro, limpiando una lagrima que cae por su mejilla.

Me da una sonrisa temblorosa.

—¿No ha ido bien? —le pregunto, en un tono bajo.

Niega con un movimiento de cabeza y aprieta sus labios. Más lagrimas caen y ella se rinde, dejando que fluyan.

Me siento a su lado y la abrazo, acariciando su espalda tratando de reconfortarla.

Cada vez que trata de hablar, termina negando y no pronuncia palabra alguna.

Se abraza a sí misma como si tuviera miedo de romperse y cuando por fin habla, lo hace con la voz temblorosa.

—Él lo sabe... —dice con la mirada baja.

—¿Benjamín? —mi pulso se acelera y mi cabeza comienza a palpitar.

¡Jodida mierda! Ahora si la cagué. No debí aparecerme en esa puta fiesta de gala.

Asiente, mordiendo su labio inferior, como si eso pudiera calmarla o evitar que vuelva a llorar.

—Hará todo por quitarme a Anne—sus ojos siguen vidriosos—. Tiene fotografías de nosotros... las mostró en la audiencia—comienza a explicarme todo de manera rápida y termino sin poder entenderla.

Trato de calmarla, tomo su rostro entre mis manos y la miro fijamente a los ojos

—Mark es un excelente abogado, preciosa. Estoy seguro de que ese no podrá ganar. Nadie va a quitarte a tu hija—le aseguro.

Confío en mi amigo, sé como ama los casos complicados y da todo para ganar.

Dahlia toma una bocanada de aire y lo expulsa lentamente. Me pongo de pie y saco un pañuelo de mi escritorio. Me pongo de cuclillas frente a ella y le limpio el rostro con suavidad.

Ella fuerza una sonrisa, pero no le dura mucho.

—Quiere que me retracte—murmura—. Dijo que lo piense, que le da igual que tenga un amante... Lo que le interesa es mantener la apariencia por su reputación.

—¿Qué? —pregunto, pasmado—. No me digas que estás considerándolo.

Baja su cabeza y comienza a jugar con sus dedos, como cada vez que está nerviosa.

En los brazos de otro [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora