Among us [TERMINADA]

Capítulo 22

(Imagen: Kristendawn en Pixabay.com)

[¡Hola, eldary@nos y feliz san Valentín!

Aquí tenéis la actualización semanal de la historia de "Among us" además de un pequeño detalle en forma de tres one-shots. Los one-shots están en capítulos independientes a este.

No me gusta mucho celebrar fechas "impuestas" pero creo que no está mal tener un día para celebrar el amor y todo lo que representa para nosotros, ya sea amor romántico, fraternal, familiar, etc. Y la realidad es que, después de desbloquear la imagen correspondiente a Lance del evento de San Valentín de este año que ha organizado Beemoov, me dio el arranque de escribir un one-shot y que los disfrutáramos tod@s, por supuesto.

La protagonista en este caso va a ser la original del juego, Gardienne, aunque he visto que en algunos sitios (otros fics, sobre todo) la llaman "Erika". En este caso, he elegido el nombre de Erika, porque, personalmente, me gusta más. Por otro lado, este one – shot sí que sigue la (poca) historia original de New Era. Como yo soy (o era, mejor dicho) ruta Valkyon, trataré de transmitir todos los sentimientos que tuve cuando terminé la primera temporada del juego, encarnados, por supuesto, en la protagonista.

Por lo tanto: sexo, violencia, lenguaje ofensivo y spoilers de Eldarya Origins y New Era (si habéis llegado al tercer capítulo de New Era podéis leerlo).

En relación a las fans de Nevra y Leiftan, espero haber reflejado aceptablemente la manera de ser de cada personaje, al menos, he intentado capturar lo que a mí me transmiten.

En cuanto a las de los nuevos personajes de New Era (Mathieu, Chrome adulto y Adalric) he decidido descartarlos de este homenaje porque no los conozco lo suficiente y no quería hacer relatos vacíos y sin emociones.

Espero que os guste y pasad un gran día con alguna persona especial. Yo lo voy a hacer con una gran amiga mía de toda la vida que siempre está ahí para los momentos malos y buenos, por supuesto. Un abrazo <3]

Scarlett

La despertó un aullido lastimero y profundo en los albores de la madrugada. El sol había iniciado apenas su recorrido cuando el grito penetrante le atravesó los tímpanos, llegando hasta el pecho. Scarlett se apresuró a recoger sus armas y salió corriendo hacia la dirección de la que provenía el sonido sin meditarlo dos veces. Hubo un momento en el que perdió la orientación pues hubo una pausa, pero, entonces, se reanudaron los gruñidos y gañidos violentos que provenían de unos metros más allá. Cuando llegó lo suficientemente cerca para ver qué era lo que había provocado ese jaleo, se quedó sin respiración. Un hydracarys gigantesco estaba intentando despedazar a una cría de fenrisulfr que defendía el cuerpo inerte de su madre. No se lo pensó dos veces y desenvainó una de las espadas cortas, presta a hacer algo, lo que fuera, antes de dejar que le hicieran daño al cachorro. Con un grito de furia inconsciente, salió de entre los matorrales y se plantó en el claro que había delante de la madriguera de los fenrirsulfrs. El hydracarys pasó de ella de manera monumental y siguió enfocado en el cachorro que esquivaba, con presteza menguante por el cansancio, las tres cabezas que intentaban hacerse con un pedazo de él. Una de ellas, de hecho, alcanzó de refilón uno de los muslos de la cría con sus colmillos, desgarrándolo. El pobre animal soltó un aullido parecido al que a ella le había despertado, pero a menor escala. El otro, seguramente, había sido el último estertor de la madre.

Scarlett volvió a gritar con rabia y, sin pensarlo, lanzó con todas sus fuerzas la espada que llevaba en la mano. Por pura suerte, más que por experiencia o puntería, esta se clavó limpiamente en una de las cabezas del hydracarys, dejándola fuera de combate. Automáticamente, las otras dos soltaron chillidos agudos de dolor y se giraron hacia el ente que, en un principio, no habían percibido como una amenaza. Los ojos púrpuras del familiar la taladraron antes de ponerse en movimiento. La precipitación con la que Scarlett fue a coger su otra espada hizo que casi se le resbalara de la mano, lo que la puso más nerviosa. Pero no fue consciente de ello por el torrente de adrenalina que corría en ese momento por sus venas. Calculó en un instante las posibilidades que tenía contra un bicho de semejante tamaño y ferocidad, sola y con un nivel de entrenamiento en combate prácticamente inexistente. No quiso ser pesimista pero... Lo veía muy negro.