Capítulo 3

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(Imagen: Pixabay)

Scarlett no conseguía dormir. Estaba agotada completamente pero, a la vez, su sentido natural de alerta al encontrase en un ambiente desconocido era más fuerte que ella. Frustrada, se levantó y decidió asomarse a uno de los ventanales para mirar el paisaje nevado. Se puso sus converse rojas sin atar y se levantó con el mayor sigilo posible para no despertar a Valkyon.

Le habían traído un camisón largo hasta los pies muy suave, de un material parecido a la lana de la Tierra. Guardaba el calor maravillosamente así que no notó el cambio de temperatura al salir de debajo de las mantas. Preguntó a Ianil de qué eran y le dijo que era lana de Cryslam. Inmediatamente, apareció en su mente la imagen de una de esas criaturas. El hechizo de transferencia no sólo servía para el lenguaje, sino que transportaba también algunos conocimientos del mundo y el entorno del emisor, le explicó la elfa cuando ella dio un grito ahogado ante la imagen de su cerebro. Eso no la tranquilizó. No era muy cómodo ir recibiendo información aleatoria del entorno sin avisar.

La estampa invernal que se veía por el enorme ventanal invitaba a meditar y rememoró sus últimas horas. Y entró en una debacle imparable que la llevó a recordar su vida en su mundo, su familia, amigos ... Las lágrimas empezaron a fluir en torrente y se puso una mano en la boca para tratar de esconder los sollozos que la estremecían. De repente, unos grandes y cálidos brazos la envolvieron desde atrás. Un antebrazo cruzó su pecho hasta su hombro y el otro agarró su cintura. Scarlett se quedó paralizada. Valkyon la estaba abrazando.

- No puedo llegar a imaginarme cómo tienes que sentirte después de que todo lo que conocías haya desaparecido en unos instantes. - La barbilla de él se apoyó en la coronilla de ella. - Aquí me tienes. Puedes desahogarte. -

Scarlett tembló, impresionada por esa empatía, olvidando que su corazón se había acelerado y su piel calentado. Nadie que conociera se portaría así con un completo desconocido y, menos, con alguien ajeno a su mundo. Apretó el antebrazo de él con su mano, clavando sus uñas pintadas de negro en la piel desnuda que dejaba al descubierto la manga arremangada de la camisa. Soltó todo lo que tenía guardado dentro. Perdió la noción del tiempo hasta que consiguió controlarse lo suficiente como para parar. Un paño de tela limpio apareció antes sus ojos. Se sonó los mocos y se limpió las lágrimas con algo de vergüenza pero él no dejaba de abrazarla... Espera, no es que él no la soltara, es que ella todavía lo tenía agarrado del antebrazo. Lo soltó rápidamente y se horrorizó al ver a la luz lunar el fino hilo de sangre oscura que resbalaba por el antebrazo de él. Se removió para que él aflojara su agarre con algo de brusquedad.

- Eres la primera hembra que me hace sangrar dos veces en un mismo día. -

Scarlett se estremeció al notar el cálido aliento en su oído. Valkyon fue desligando los brazos con suavidad.

- Verás como ahora sí consigues dormir. - Le dijo mientras volvía a su camilla y se recostaba pesadamente.

Scarlett todavía no era capaz de volver a su lecho.

- Valkyon. - Le llamó ella, todavía frente al ventanal.

- ¿Sí? -

- Tengo... miedo. -

El tono dejaba entrever su apuro. Él se volvió a sentar en la camilla, acompañando su movimiento con un crujido de la misma debido a su peso.

- No te avergüences. Un buen guerrero lo acepta y lidia con él, no contra él. Piensa y sobrevive, el miedo te ayudará a estar alerta mientras lo haces. - La miró intensamente mientras pronunciaba estas palabras. - Tienes que buscar un objetivo propio. Eso te ayudará a llevarlo mejor. -

Scarlett lo miró abstraída unos instantes. Estaba alucinando porque había dejado caer su armadura interior ante este fae que casi no conocía pero con el que se sentía extrañamente conectada. ¿Sería por el intercambio de información y el hechizo de transferencia? Ella era una chica dura, que se enfrentaba sola a los problemas y no necesitaba a nadie... aunque, visto lo ocurrido en las últimas horas, cada vez se veía menos cercana a esa versión de sí misma. ¿Podía ser que, al haber cambiado de realidad, sus percepciones, sentimientos y su carácter... hubieran cambiado? Era algo que no tenía respuesta y que nadie podía saber... excepto quizás Gardienne. Ése era su primer objetivo.

- Ya lo tengo. - Dijo en un susurro.

- Bien. Descansa. Necesitarás energía para realizarlo. - Él volvió a recostarse.

- Valkyon. -

- Dime. -

Cambió el peso de un pie a otro, nerviosa. Por un lado, quería seguir hablando, por otro, se le cerraban los ojos de agotamiento sin poder evitarlo.

- Buenas noches. - Consiguió murmurar casi dormida ya mientras se sentaba en la camilla.

- Buenas noches, Scar. -

Ella vislumbró de nuevo esa sonrisa comedida que parecía costar que saliera a la luz. Ella también sonrió en respuesta, aunque él no pudiera verla porque estaba ya con los ojos cerrados.

Dejó caer sus zapatos y se metió de nuevo bajo las mantas. Estuvo escuchando a Ianil tras los biombos, que recibía a alguien con fiebre. Y así, arrullada por las voces atenuadas y la respiración de Valkyon, se dejó caer en un sueño profundo.

Among us [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora