(Imagen: Sergey Galyonkin en Flickr.com )
Scarlett
Scarlett salió rauda por la puerta en dirección a su habitación y fue sacando la llave de su riñonera mientras llegaba al pasillo. Pensó en lo destartalada que seguía estando ya que no se había molestado en acomodarse. ¿Para qué cuando ni siquiera estaba segura de qué iba a pasar con ella? Usaba la cama y poco más. Introdujo la llave en la cerradura y giró. Nada. Lo volvió a intentar tres veces más. Frustrada, dio un puntapié a la puerta. ¿Qué demonios le pasaba a la...? La puerta se abrió... desde dentro.
- ¿Qué crees que intentas hacer? -
Scarlett levantó la vista con rapidez al oír la voz que salía del otro lado. Una ráfaga de aire caliente le bañó el rostro. Un Valkyon algo enfurruñado la observaba, curioso. El moño flojo en el que se había recogido la melena estaba medio deshecho. Tragó saliva, le subieron los colores y se le cayó la llave de la mano.
- Yo... sólo quería entrar... -
- Eso está claro. -
Él se agachó a recoger la llave. Llevaba una camisa blanca de lazada en el cuello y unos pantalones marrones holgados. Scarlett se percató del estúpido detalle de que iba descalzo. Así que le espetó con rudeza debido a la vergüenza:
- No te pienses lo que no es. Pensaba que era mi habitación. - Valkyon dejó suspendida la llave entre ellos.
- No sé qué crees que estaba pensando. - Le indicó él, todavía serio.
- Entonces, no hace falta que te lo explique... - Murmuró, más avergonzada aún. - Sólo... Mira, lo siento, estaba segurísima de que esta era mi habitación... Nada más. -
Valkyon la miró intensamente con sus ojos dorados y se inclinó para coger la mano izquierda de ella. Scarlett dio un respingo y observó cómo él ponía la llave en su palma.
- Si te vuelve a pasar, mira encima de las puertas. Cada una tiene un símbolo. El mío es el oso. -
Valkyon señaló hacia arriba con la otra mano sin soltar la que le tenía agarrada. Scarlett no atinaba a mirar hacia dónde él le indicaba. El corazón le iba a mil por hora sólo con sentir la mano cálida y callosa de él rodeando la suya. Ninguno de los chicos con los que había estado tenía unas manos así. La mayoría las tenían suaves ya que no trabajaban con las manos y, si lo hacían, llevaban protección.
Scarlett no supo el tiempo que pasó embobada divagando sobre esas cuestiones. Sólo salió de su mutismo cuando él soltó su mano y dio un paso atrás, hacia el interior de la habitación.
- Nos vemos, necesito descansar después de regresar de la última misión. -
- ¿Has estado de misión? -
Scarlett se dio un puntapié mental. Era la típica estrategia cutre para alargar una conversación cuando alguien te gustaba. Y a ella Valkyon le gustaba MUCHO. De ahí su manía reincidente de quedar como alelada número 1 delante de él.
- Sí. - Respondió él, escueto.
- Vale... Por cierto, voy a hacer el test de las guardias ahora. - Él asintió.
- Suerte con eso. -
- Gra- Gracias. Bueno, me... me voy, descansa. -
"Alelada número 1", canturreó una voz en su cabeza.
De repente, la mano de Valkyon cogió el colgante que colgaba sobre su clavícula. El nudillo de él rozó ese trozo de piel. Scarlett inspiró bruscamente sin pretenderlo. Miró el rostro de él, temiendo que se hubiera dado cuenta de su reacción. El colgante en sí no tenía demasiado de especial, lo había traído consigo desde la Tierra y había estado olvidado en su mochila hasta que la registró para hacer inventario y saber lo que había traído consigo a esta realidad. Era de acero y representaba el símbolo de su videojuego favorito: un dragón.
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Among us [TERMINADA]
RomanceLance está harto de luchar por recuperar su sitio en la Guardia de Eel y ha tomado una filosofía de vida más zen. Valkyon no sabe cómo reaccionar ante su hermano que ha vuelto completamente cambiado. A eso se le suman sus responsabilidades como Gua...