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Nunca pensó que aquel dicho tan conocido en su país de, "No escupas para arriba porque en la cara te va caer", le llegaría ser tan exacto en algún punto de su vida... Pues, por mucho que no le agradara la idea, más que por la misma persona, por ella, y las palabras que había lanzado en su contra en cuanto se conocieron, hacía que su orgullo se volviera tan rígido que amenazaba con totear su fuerza, marcándole duramente en cualquier parte de su rostro.
Quería... No, necesitaba ver a Dante, deseaba dar alguna carta, o chuchería que pudiera pagar, para agradecerle adecuadamente, era tal su desespero, que incluso empezaba a salir en sus sueños, tal vez era por la necesidad en su subconsciente por encontrar un hombre en el cual confiar, y habiendo semejante hazaña tan magnifica, su iluso cerebro lo escogió, provocando así, que ni en sus sueños pudiera expulsarlo de sus pensamientos... Lo que más desconcertaba, era que... Se sentía tranquila cada que lo recordaba, como si sus pensamientos fueran suficientes para darle la protección debida.
Con todo ello, el miércoles había llegado sin si quiera notarlo, el ver los días transcurrir, y el ver como el ataque le dejó una huella imborrable en su cabeza, la hacía sentirse aún peor, ahora, ya no caminaba tranquila en las calles donde antaño recorría con serenidad, ni mucho menos era capaz de ir a un baño público, mientras este estuviera vacío, incluso si no lo estaba, sentía que, en cualquier momento, le remarcarían esos moretones que aún no desaparecen su color de su piel.
En el momento justo, en que empacaba todo dentro del maletín desgastado, una conocida silueta, se posó en frente a sus ojos, una por la cual no sabía exactamente que sentir en esos momentos —Eccellenza... lo siento, lamento lo que ocurrió, en serio, no tenía idea de lo que te podía pasar, yo... Yo, en cuanto vi a ese maldito de Giorgio lo golpeé tan fuerte que su nariz quedo fracturada — lo que estaba escuchando por parte de su amiga no le convenció del todo, ella misma sabía a la perfección la condición en que había terminado aquel canalla, por lo que, en la respuesta que le diera, a la pregunta que estaba a punto de hacer, dependería la confianza que aún le tenía.
—Mira Orazia, de verdad que no quiero pelear, ni mucho menos arruinar una amistad de tantos años entre nosotras, menos aún, por... ese maldito y el asqueroso de Fabiano, porque no me podrás contradecir, en que él sabía perfectamente las intenciones de su desagradable amigo, pero aquí lo importante es, ¿tú también lo sabías? — por más que si amiga fuera toda una liberada mujer, con dotes gigantes de seducción, al igual que una fuerte forma de mentir, a ella no podía hacerlo, la conocía a tal nivel, que sería imposible que lo lograra, por lo que se percataría si lamentablemente ella conocía desde un inicio lo que iba poder pasar.
—Yo, no lo sabía, no exactamente, para que me entiendas, es cierto que cuando te dije que él era un timido chico que nunca había sido capaz de tener una relación por su problema, todo eso que te dije, y no mentí, en ese momento era lo que sabía a parte obviamente de la procedencia de su apellido, me vine a enterar como era su verdadero comportamiento hasta esa noche en el bar, cuando desapareciste ofuscada.
Lucia se quedó viéndola fijamente durante un momento, quería analizar todas y cada una de sus expresiones, no quería ser tan obstinada y severa, pero ya le era imposible confiar ciegamente en ella —si así fue, ¿por qué no me acompañaste?, ¿por qué no fuiste hasta el baño?, ¿por qué ni siquiera intentaste detenerlo? — Orazia se sorprendió un poco, pues el tono en su amiga, nunca pensó que lo llegaría escuchar desde su boca en dirección a ella, era odio y rencor lo que brotaba desde allí, de forma espantosa.
—Cálmate, sé que es estúpido que lo pida, pero hazlo. Cuando te fuiste luego de decirme esas palabras, pensé que no demoraría, volverías del baño rápidamente, para pedirme que te llevara, a lo cual yo estaría de acuerdo, pero nunca llegaste, te demoraste bastante tiempo, fue hasta que Giorgio apareció en nuestra mesa, con el rostro ensangrentado, y sin ti.
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Secretos Desvanecidos Vol. I
RomanceDespués de haber preferido ser desheredada, por la familia más influyente de los medios de comunicación, que desposada por un hombre desconocido; Lucia, corre de su nación de origen (Colombia), para escapar al lugar que más le había reconfortado en...