CAPÍTULO 20

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El duro y potente sonido de los tacones se opacaba a causa del aura y ambiente que dentro de aquel hospital se sentían, mismo que ella misma tenía en su interior, era tal su nivel de nerviosismo por lo que haría, que ninguna frase o palabra dicha por alguna persona, le podría funcionar como método de tolerancia.

Se acercó a la recepción del hospital, con la intención de preguntar por el número de habitación en la que estaba el responsable de su molestia y a la vez, preocupación; allí una mujer uniformada, fijaba su mirada en la brillante pantalla del computador, expectante en la organización de su trabajo.

Su propia cabeza le replicaba por no haber preguntado ese pequeño dato a su amiga en el momento en que las dos cruzaron esa conversación tan reveladora, por lo que no le quedaba más remedio que solicitar su propia información —buenas tardes — pronunció educadamente a la mujer de rojo vivo en sus labios —buenas, ¿sí?, ¿Qué necesita?

—Es para saber en qué habitación tienen a un paciente — la mujer sacudió su cabeza en son de entender lo solicitado por la morena —antes de poder hacer, ¿quién es el paciente y cuál es el lazo entre ustedes? — Sofía entendió por el monótono tono usado por la enfermera que tendría que mentir, ya que solo se permite dar esa información a familiares u... Otros lazos.

—Sí claro, es Leonardo Rivera Fuentes y soy su prometida — en impulso alzo su mano izquierda, donde por suerte, y habitual en ella, había puesto un anillo en ella —de acuerdo... Espere un momento — sus manos comenzaron a moverse encima del teclado, indagando en lo que le fue pedido.

—Está en la 204. En el quinto piso — Sofía dio una sutil respuesta en agradecimiento, sujetando su bolso para respirar y comenzar con el recorrido, entró en el primer elevador que encontró, suspirando en medio de todo lo ocurrido. Sin poder controlarlo, sus pensamientos se disolvieron entre los recuerdos, a la vez de los momentos en que su relación fue lo principal y más importante para ella.

De repente, el elevador se encontró bastante ocupado, había más médicos que cualquier otra cosa, siendo evidente para Sofía que tendrían distintas paradas individuales, fue tan solo uno quien se quedó con ella, uno que oprimió el botón en su mismo punto, por lo que el silencio desbordó la atmosfera, de la misma forma que la carga de nervios en Sofía.

Aunque ella no lo notara, su postura no era la mejor, ni mucho menos la más deseable de todas, eso lo notó muy claramente el medico que allí estaba. A causa de su naturaleza, y rareza provocada por la expresión que Sofía expresaba, no tuvo más remedio que preguntar, intentando detectar algún mal físico que pudiese afectarla.

—¿Está bien? — dijo dulce y tranquilamente, atrayendo la atención y rostro de la nerviosa fémina —¿le duele algo o va alguna consulta? — de nuevo una respuesta silenciosa, siendo tan solo su mirada la que le respondiera —¿es muda? — con esa creencia, el hombre comenzó a mover sus manos en forma de señas, para hacer las mismas preguntas que anteriormente hizo. Pero nada, ni una palabra, por su parte, simplemente la mente de Sofía no le permitía hablar, no en ese momento, cuando lo único que hacía era pensar exactas las palabras que diría.

Al ver que seguía con la expresión en señas, supo que no debía guardar sus palabras, por lo menos debía explicar lo poco que necesitaba ella misma una revisión médica —no tiene por qué preocuparse, estoy bien, muchas gracias — con eso, abandonó el sonido, invitando una vez más la incomodidad en el momento —creo que debió haberlo dicho antes de... — en ese instante, las puertas del elevador se abrieron, dándole la oportunidad exacta a Sofía, para enfrentar lo que se disponía.

Respiró un momento, y salió del interior del artefacto metálico, dejando al galeno con las palaras aun en sus labios, cosa que lo extrañó bastante, pero que no le interesaba del todo, para él, tan solo era otro visitante mal de los nervios por las circunstancias en las que debía estar el verdadero paciente, no es como si hubiera visto por primera vez en su servicio alguien con esa actitud.

Secretos Desvanecidos Vol. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora