Secretos Desvanecidos Vol. I

CAPÍTULO 23

Nada ocupaba los tímpanos del hombre, ni una sola cosa perturbaba el momento que estaba siendo ello, ver de nuevo a la mujer que tanto anhelo, la misma a la que extrañó y odió durante los siete años que pasaron... Ella que ocupó en cada instante su cabeza, haciéndolo todo un loco de lo que no tenía control...

Lucia... Entendió sin dudarlo, esa conexión encendida en el corazón de Dante, ella... Tampoco estaba exenta de él... Y... Un hijo, junto a la experiencia del primer amor, habían hecho una mala reacción en la consciencia interna que tanto esmero ocupó para odiarlo.

La inmovilidad la compartían en el mismo balance, todo mientras la cólera de Lireto se esfumaba, al notar lo que su arranque de ira permitió, y no permitiría que ese hombre tan desagradable a sus ojos, se acercara a la joven que tanto amo Lia.

—Lascerà subito questa casa, la sua sola presenza insulta la memoria della donna che giace fredda laggiù... Se ne va subito..., (Se irá ahora mismo de esta casa., su sola presencia insulta la memoria de la mujer que allí abajo yace fría... Se larga de inmediato...) — Lucia se sintió mal al salir del trance en que aquellos ojos la habían involucrado, se detestaba por si quiera pensar en detenerlo, su dualidad era tan extraña como fuerte, lo quería apartar y a la vez, deseaba que Lireto rompiera cada parte de su cuerpo, sin ningún tipo de control o humanidad en ello.

Cerró los ojos fuertemente para intentar controlar el arrebato que le estaba brotando, con un sutil y despreocupado movimiento, caminó hasta donde estaban el par de hombres, distanciándolos con sus brazos, mientras con la misma autoridad obtenida desde mucho tiempo atrás, le habló directo al causante de su decepción y fallo completo en el amor.

—Hai sentito, vattene, non mancare di rispetto a questa casa con la tua sgradevole presenza, (Ya escuchó, márchese, no irrespete con su desagradable presencia esta casa) — el par de hombres, se sorprendieron a la vez, por diferentes motivos, mientras el más joven sintió una melodía de la frívola voz que expulso la ex-rubia, sin importarle un poco lo que le solicitaba, el otro con bastantes canas... Se sorprendió a la vez que contuvo el llanto, por ver el artefacto que representó durante muchos años, la esperanza de estar con la mujer que amaba... Aquella invaluable pulsera, para dos de las personas en esa habitación.

En ese instante, con dificultad, nervios y ansias, aquel dolido hombre, decidió por fin, abrir los labios para evidenciar lo que en su cabeza tanto repasaba —(lo habría hecho si tu no hubieras aparecido... Pero, ahora no pienso largarme sin hablar contigo).

Después de demandar tal cosa, estuvo a punto de tocar su cabello, ese que tiñó para tratar de ocultar, justamente de quien la había notado más rápido que cualquier otra persona. En el intento de acercamiento, un movimiento brusco por parte de Lucia, alejó por completo el absoluto acto que le presentó un deseo desenfrenado de golpearlo sin ningún cesar acelerado.

Sin tener el poder de controlarlo, y ciertamente sin la intención de detener sus labios, habló ante ello, expresando de la misma forma que usaron el par, dispuso sus pautas —claro que me iré, pero solo si hablamos... Muchacha — era obvia la intención de Dante al desvelar sus palabras en aquel idioma que, por el constante italiano implementado en las palabras que Lucia había pronunciado, le dieron a entender, que el "dolido anciano" no tenía conocimiento de la efectuación de las palabras.

Lucia comprendió el mensaje de inmediato, dirigiendo su mirada al colérico Lireto que... Incrementó las sensaciones por el evidente egoísmo en que entregó la carta de su juego el hombre de tez morena que apreciaba más de lo que debía a la rubia escondida entre las sombras.

Ella entendió por completo lo que le estaba evidenciando el panorama completo, saber que en el primer piso había un considerado grupo de personas, entre ellas, la... Familia sanguínea de la incisa, y diferentes conflictos que se podrían evidenciar para Lireto si un escándalo se formara, mucho más si el involucrado era el preciado Cosio.