CAPÍTULO 29

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—De acuerdo, entonces... Bajemos — movió sus manos en modo de guía, haciendo que una pequeña sonrisa se escapara del hombre —bien, después de usted, señorita Torroja — los dos entraron al elevador, haciendo que de inmediato, los nervios hicieran su aparición en el escenario interior de Lucia, provocando que su vista bajara, en dirección de sus plateados tacones.

—Y... ¿Cómo tomó su hijo que saliera, así de bella?, por cierto, no lo dije, se ve muy hermosa, al parecer el cabello negro le luce bastante, señorita — ese espontaneo comentario, provocó que levantara su rostro, en dirección al costado del hombre que allí estaba —oh, gracias señor Garza, la verdad... No me acostumbro aun a él.

—Suele pasar bastante, cuando se hacen cambios a la apariencia, por más buenos comentarios que se reciban, uno nunca se termina de acostumbrar — en ese mismo instante se abrió el elevador, dando señales neuronales a su cuerpo, para caminar hacia el auto.

—Bueno, le presento a mi cachivache, es todo un hermoso clásico — mencionó señalando el volkswagen escarabajo, totalmente remodelado a como lo había encontrado en la página de segunda. Indicando que subiera en la parte del copiloto —sin duda, sí llegué a ver a Lindsay Lohan, manejando a la perfección en la película, es algo de suerte que tenga uno.

—Ok, no le mentiré, tengo dos posibles lugares a los cuales asistir, pero... Aunque no lo crea, la persona que me invitó a esto, no me dijo que tan laboral seria, o bueno, personal, la salida — él sonrió por el presente sarcasmo, preparándose a ofrecer una respuesta —ese hombre debe ser todo un idiota, señorita, dígame su nombre, yo me encargaré de hacerlo entrar en razón.

Seguir el juego, fue la mejor forma para hacer que el ambiente que se disponía a formarse dentro de aquel carro, se volviera mucho más ameno —creo que no lo encontrará, ahora debe de andar perdido, pero me conformo con usted señor Garza.

—Eso me alegra, señorita Torroja, pero... Si no es demasiado incómodo para usted, por lo menos deberíamos decir nuestros nombres. No le mentiré, eso de señor y señorita, me suenan a un cotidiano libro de erotismo — la mente de Lucia voló con aquel comentario, no podía creer las cosas que estaban saliendo de los labios de su... Jefe, de hecho, notó de inmediato lo oxidaba que estaba en términos de conversaciones.

—De acuerdo, si así lo desea, no veo problema en llamarlo por su nombre, pero, dejando atrás eso, ¿qué prefiere?, ¿casual o elegante?, tengo que aceptar que no salgo mucho que digamos, solo cuando Leo y Sofía me invitaban, entenderá que mi hijo necesita demasiado de mi tiempo, por lo que tampoco es que tenga un enorme catalogo para elegir. Pero... Le aseguro se la opción que sea, disfrutará el lugar.

La fémina, tuvo que respira profundamente en cuanto termino de expulsar todo aquello, fue tan rápido que incluso, pareció todo un trabalenguas llanero, difícil de pronunciar —el que más le guste, para mí estaría perfecto, o... El que esté rodeado de un ambiente para... Citas.

Definitivo, absoluto, por completo, estaba ida. Era consciente que fuese una cita, era una de las opciones, pero, era sin duda, la que, para ella, tenía menos porcentaje de posibilidades; simplemente le parecía algo loco y descabellado hasta donde había llegado.

Se dispuso a respira, y por un milisegundo, cerró sus ojos para concentrarse en las palabras que diría, sin duda, su jefe no conocía el método de lentitud en este tipo de cosas —así que es una cita, en ese caso, tendré que llamar al que usted ha llamado idiota, ya que no me especificó.

—Tranquila, no tenga duda de que cuanto esté solo, él mismo se golpeará por no ser tan bueno con las palabras — los dos rieron, mientras la joven encendía el auto, para comenzar con el trayecto, respondiendo al hilo de la conversación —no lo golpees demasiado, creo que es algo lindo la falta de palabras, como primera impresión.

Secretos Desvanecidos Vol. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora