Llevaba casi media hora caminando mi calle arriba y abajo, decir que estaba nerviosa sería quedarme muy corta porque sentía a mi estómago retorcerse cada vez que los minutos se acercaban más a la hora a la que había quedado con mi chico.
Sí, después de mucho deliberar había decidido que era el momento de presentar a Guille a mi familia, también me había ayudado a decidirme el que yo ya conociera a sus padres y su hermana. Él se abría con mucha facilidad en cuanto a cualquier cosa que tuviera relación con nosotros pero yo... De acuerdo, me daba verdadero pavor la reacción que pudieran tener cualquiera de mis tíos.
Teniendo en cuenta que mi padre se había burlado de ellos cada vez que había tenido la oportunidad, estaba convencida de que ellos harían lo mismo con nosotros. Con Javier se habían contenido porque mi adorada cuñada era la sobrina de su mánager pero con Guille la cosa era diferente y había que sumarle que era el mejor amigo de Dani desde pequeños así que... El desastre estaba asegurado.
Guille: Vaya, esperaba que me abrieras la puerta, pero no que estuvieras esperándome en mitad de la calle -bromeó.
Clara: Me has pillado en mitad de mi huida -me miró con los ojos muy abiertos, un poco asustado-. Es broma, solo caminaba para tratar de calmar mis nervios pero no ha servido de nada.
Guille: Cielo, no tienes nada que temer, no voy a salir corriendo, ya conozco a tus padres y tu hermano -me abrazó.
Clara: Ahora mismo temo más por lo que puedan hacer mis tíos como represalias por la cantidad de veces que mi padre se ha burlado de ellos.
Guille: Sigo sin querer salir corriendo -me hizo mirarle-. Además, si Dani abre la boca tengo un saco lleno de cosas que lo harán callar rápidamente.
Clara: Debes compartir esa información conmigo, le debo algunas a ese peque -sonreí pícara.
Guille: Esa es mi chica -se inclinó para besarme-. ¿Lista?
Clara: Más o menos.
Inspiré hondo, tomé su mano y nos guie hasta mi casa. Todos estaban ya en el jardín tomando asiento esperándonos. Volví a tomar aire en cuanto todas las miradas se dirigieron hacia nosotros, la hora había llegado.
Clara: Chicos, este es Guille.
De pronto se inició un coro de saludos y sonrisas y suspiré un poco más tranquila. Demasiado deprisa, no esperé que David abriera la boca.
David: Bueno, Guille, como último integrante debes pasar un ritual inicial antes de sentarte a la mesa con nosotros, supongo que Carlos te habrá puesto al día.
Miré a mis tías, mis primas y mi madre buscando algo de ayuda, pero nadie parecía con ánimo de ayudarme o de saber sobre qué iba el tema. Iba a hablar, pero mi chico se me adelantó:
Guille: La verdad es que no, pero después de haber sido amigo de Dani toda la vida, de aguantar a Lucía divagando sobre los motes que un día decidisteis poneros entre parejas y que algunos de vuestros hijos han decidido continuar como si fuera una especie de extraño ritual o tradición y no nos olvidemos del intento de intimidación de mis queridos suegros y las burlas de mi cuñado en la misma tarde... Creo que estoy preparado para cualquier cosa.
Se hizo el silencio, juro que no se escuchaba siquiera a alguien respirar, mi chico los había hecho callar cosa que no había pasado desde la declaración tan emotiva que le hizo Jesús a Cristina.
Lucía: ¡Yo no divago!
Dani: No es nada malo ser mi amigo de toda la vida, traidor.
Carlos: ¿Intento de intimidación?
Y no pude evitarlo, rompí en sonoras carcajadas que terminaron con toda mi familia riendo antes de tomar asiento para comer.
Clara: Enhorabuena, has pasado la prueba -le susurré al oído.
Guille: ¿Qué prueba? -Me miró extrañado.
Clara: La pregunta de David era la prueba -le guiñé un ojo.
Me sonrió y me besó bajo los abucheos y vítores de mi escandalosa y adorada familia.
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Destinados al Mismo Camino
Teen FictionSecuela de Al Caer el Sol, contada por los hijos. ¿Qué pasa cuándo quieres volver a unir a personas que antes eran hermanos pero ahora son desconocidos y no quieren hacer nada por volver a hablarse? ¿Y si por el camino te cruzaras con el rencor de p...