Capítulo 25:

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----Narra Jesús----

Aquel era el día, estaba decidido, hablaría con Dani y después, improvisaría con lo que surgiera.

Habíamos quedado para hacer comida familiar por el cumpleaños de Álvaro, así que todos nos encontrábamos en el jardín de la casa del cumpleañero, esperando a que pusieran la comida sobre la mesa cuando Cristina se me acercó.

Cristina: ¿Por qué tan solo?

Jesús: Los mayores están hablando de sus cosas y me aburría-me encogí de hombros sin mirarla directamente a los ojos.

Cristina: Oye... ¿Por qué nunca me miras a los ojos cuando hablamos?

Jesús: Porque a mí...

Dani: Cris, mamá dice que si puedes ir.

Cristina: En un momento voy.

Dani: Ahora, ve.

Cristina: Voy-suspiró-. Después hablamos.

Yo asentí y la vi ir dentro de la casa, donde estaban nuestras madres con el resto de las chicas.

Dani: Jesús, sé lo que te pasa con mi hermana y, aunque me ha costado, lo asumo.

Jesús: Entonces...

Dani: No, no lo acepto-tragué saliva con dificultad ante su tono tan duro-. Jesús, quiero que te mantengas alejado de mi hermana.

Jesús: ¿Por qué?-Fruncí el ceño.

Dani: Sois muy pequeños para pensar en amores, en querer, en relaciones... Jesús, a vuestra edad es bueno que descubráis mundo, chicos o chicas que os gusten... Pero nada de relaciones.

Jesús: No me entiendes-bajé la mirada.

Dani: Te entiendo más de lo que piensas, he tenido tu edad y he estado enamorado de la misma chica, pero es ahora cuando estamos formalizando lo nuestro y ve cómo se ha puesto su padre porque no lo asimila del todo, aún me mira raro y llevamos mes y medio juntos.

Jesús: Pero yo...

Dani: Entiendo que no estás en mi situación, que quizás tú tengas las cosas más fáciles con mi padre, pero no conmigo, no voy a dejar que tengáis una relación a vuestra edad. Lo siento.

Puso una mueca y se fue hacia otro lado. Yo suspiré y me tragué el coraje, no me entendía, ni siquiera me había dejado hablar.

Mayte: Jesús, a comer.

Fui y me senté donde me dejaron, Dani había sido muy amable en dejarme una silla libre entre mi hermano y Nuria. La comida fue silenciosa por mi parte, a pesar que brindaron por la canción que había terminado por componer Javier, bueno, la letra, pero el tío lo había hecho solo y eso tenía mérito, había que reconocerlo.

Después de la tarta, nos despedimos para irnos, al día siguiente había clase y tendríamos que madrugar. Al llegar a casa, me fui directamente a mi habitación a estar solo o al menos lo intenté, ya que mi hermano entró detrás de mí.

Rubén: ¿Qué mosca te ha picado, enano?-Se burló.

Él no tenía la culpa de nada, pero por bocazas se lo llevó.

Jesús: Estoy cansado, agobiado, ser el más pequeño es un puto asco, nada bueno te pasa a ti y menos te dejan vivir porque quieren imponerte lo que todos quieren-grité.

Rubén: ¿Qué te ha pasado?
Jesús: Que estoy cansado de que los mayores queráis hacer con los pequeños lo que vosotros querías, eso me ha pasado-empecé a dar vueltas por mi habitación, como un león enjaulado.

Destinados al Mismo CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora