𝘾𝙖𝙘𝙚𝙧𝙞́𝙖 | 𝗟𝗼𝘂𝗶𝘀 × 𝗟𝗲𝗴𝗼𝘀𝗵𝗶 | 𝗕𝗲𝗮𝘀𝘁𝗮𝗿𝘀

d i e c i s i e t e

— La verdad —

El ensayo había sido bastante aburrido sin la excéntrica presencia del ciervo, y también era que el joven carnívoro estaba acostumbrado a jugar con su equipo mientras los actores practicaban.

—No sabes con quién te has metido—habló Legoshi ciertamente aburrido—.

—Alto—dijo Bill haciendo señas con las manos—Legoshi, necesitas más sentimiento algo como ¡No sabes con quién te has metido!

Rodó los ojos y asintió—De acuerdo, de nuevo—suspiró y se enderezó—¡No sabes con quién te has metido!

Bill abrió los ojos al escuchar la fuerte y clara voz del lobo, después se incorporó y se aclaró la garganta.

—¿A caso fue ese un reto? Porque no me molestaría ganarle a alguien tan débil como tú.

—Ojalá pelees mejor de lo que alardeas—respondió el Lobo alzando su espada falsa—veamos quién tiene verdadera fuerza.

La mayoría de ellos estaban algo sorprendidos, pues Legoshi no lo hacía nada mal y además era de admirar que había se aprendido los diálogos, nadie sabía por qué, pero era de admirar.

—Oigan, ¿realmente vamos a faltar a clases?—preguntó el Lobo después de que Bill olvidara una parte del diálogo—

—Obviamente—respondió Ellen—Bill aún se está acostumbrado al personaje y tú apenas estás practicando.

Frunció el ceño y suspiró—Sí...

—Si te esforzaras un poco más, Legoshi, estoy seguro de que terminaríamos más temprano—habló Bill con algo de arrogancia, pero en forma de juego—, como sea, va de nuevo, ve a tu lugar.

(...)

Jack caminaba tranquilamente por los pasillos con su almuerzo en la mano y una dulce melodía metida en la cabeza, sonriente como siempre acostumbraba. Eso hasta sentir una gran mano tomar su hombro y girar la cabeza con algo de sorpresa.

—Perdona la tardanza, Jack—se disculpó el lobo—estamos muy presionados ahora mismo.

—No te preocupes, creo que puedo entenderlo—respondió borrando su sonrisa para tener un gesto más serio—.

Legoshi conocía al canino bastante bien, lo suficientemente bien como para saber que estaba algo disgustado y era fácil intuir el por qué.

—¿Jack?—llamó en un tono algo infantil—.

—Si, Legoshi.

—¿Pasa algo?

—No lo sé, dímelo tú.

—¿Eh?

Asintió—Sí, dímelo tú—replicó el perro—dime por qué he dejado de ver a mi mejor amigo por algunas semanas y también por qué el chico más popular de la escuela estaba afuera de nuestra habitación casi a media noche buscándote—exclamó ciertamente molesto—.

—No esperaba que recordaras hasta la hora—respondió Legoshi—, pero supongo que lo mínimo que mereces es una explicación.

—Yo diría, ¿por qué no vamos a las bancas?

(...)

—Escucha—inició el Lobo con algo de nervios, no sabía bien qué responder—Louis me pidió que lo ayudara haciendo una clase de rondas nocturnas.

—¿Rondas nocturnas? ¿Están locos?—contestó—¿y qué pasaba si los veían? No creí que Louis estuviera tan loco, para empezar ¿por qué se le metió la idea?