𝘾𝙖𝙘𝙚𝙧𝙞́𝙖 | 𝗟𝗼𝘂𝗶𝘀 × 𝗟𝗲𝗴𝗼𝘀𝗵𝗶 | 𝗕𝗲𝗮𝘀𝘁𝗮𝗿𝘀

V e i n t i u n o

— Ese lugar —

Caminaba despreocupado por los pasillos, con las manos resguardas en sus bolsillos. Tenía la cabeza gacha, pues estaba metido en sus pensamientos, cosa que realmente no le pasaba jamás, sólo que ahora su vida era un lío.

—Tal vez así aprendas tu lugar—escuchó entre ruidosas risas femeninas—.

Alzó la vista y se topó con una escena que le hirvió la sangre.

Haru estaba en el suelo y a su lado había un hermoso jarrón azul cielo, desgraciadamente roto en varios pedazos mojados por el agua de las flores que había en él; delante de ella estaban tres conejas, una de ellas era una coneja arlequín, de la que había escuchado hace unos meses.

—Hey, chicas—llamó tranquilamente ocultando la rabia que sentía—¿pasa algo?

—No, estamos bie-

—En ese caso—sonrió ignorando a las conejas, empujándolas para pasar por el medio de ellas y extenderle la mano a Haru ante la sorpresa de las contrarias—, vámonos—le dijo—.

Dejando los pedazos del florero y a las otras detrás, se tomó la libertad de suspirar.

—¿Por qué siempre te metes en problemas?—cuestionó mirando al frente—

—Nadie te pidió que me ayudaras—respondió la más bajita en broma, golpeando suavemente el brazo contrario—, no es mi culpa, Louis.

—Lo sé, lo sé—exclamó sonriendo por lo bajo—, supongo que tendré que hablar con los profesores sobre ellas—miró sobre su hombro las espaldas de las jóvenes—.

—¿Uh?—la joven arqueó una ceja con desconfianza—estas de muy buen humor hoy.

—Lo único que hago es ayudarte, Haru—replicó dándole poca importancia al comentario, quizá, porque sabía que de uno u otro modo ella tenía razón—.

—Pero nunca de buen humor.

—Escúpelo.

Haru sonrió y dio un brinquito de alegría que le sacó una risa al más alto.

( . . . )

—¡Déjenla en paz!—ordenó el lobo notablemente molesto, aunque estuviera muriendo de los nervios—

—¡No te metas en esto!—le gritó de vuelta el zorro—

—Pero yo...—objetó a medias pensando rápido—¡Ella es mi hermana pequeña!—respondió hasta aliviado—

Bajó su mirada a la loba en el suelo y rápidamente maldijo al ver que la joven no tenía ni un pelo parecido, literalmente. Mientras los contrarios también se percataban del hecho.

—Ni siquiera se parecen, idiota—recriminó con enfado mientras el lobo ayudaba a la joven a levantarse—.

—Ella es igual a papá y yo a mamá—respondió vagamente alzando los hombros—¿estás bien?

—Gracias, hermano—contestó ella con notable pena sosteniendo la mano de Legoshi—.

—Será mejor que se larguen—propuso en un tono neutral—, ya no hay nada qué hacer aquí.

Los contrarios se miraron entre ellos y tras unos cuantos insultos se dieron la vuelta y se fueron juntos.

Legoshi soltó un pesado suspiro y pasó su mano por su frente con alivio, menos mal no había terminado en una pelea. Pero, si hubiera sido así, ¿Louis lo habría felicitado por su valentía? Siempre se la pasaba reprochándole lo cobarde que podía ser, entonces, ¿el estaría orgulloso? Lo más probable era que no, y sólo lo estaría regañando por lo tonto que era.
No pudo evitar sonreír por su propia estupidez.