𝘾𝙖𝙘𝙚𝙧𝙞́𝙖 | 𝗟𝗼𝘂𝗶𝘀 × 𝗟𝗲𝗴𝗼𝘀𝗵𝗶 | 𝗕𝗲𝗮𝘀𝘁𝗮𝗿𝘀

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Legoshi corrió hasta llegar a un pasillo relativamente lejano. Su corazón estaba a mil por hora, por ello colocó una mano en su pecho, sin mencionar que su respiración era agitada y aún así una tenue y tierna sonrisa se reflejaba en su rostro.

—¿Qué diablos me pasa? —pensó mirando al frente—parezco un niño

Escuchó el timbre y supo que tenía que ir a su club. Tendría que ver a Louis de nuevo, y no solo eso por desgracia, también tendría que soportar sus molestas preguntas, las cuales no iban a desaparecer hasta darle un nombre.

—Pero si no tengo un nombre—caminó cabizbajo hasta su club—¿qué se supone que debo hacer?

—¡Legoshi!—escuchó la voz de uno de sus compañeros llamarle antes de entrar por la puerta—

Vio como Fudge y Dom se acercaban a él con cierta calma.

—¿Qué ocurre?—preguntó bajando su mano hasta esconderla en los bolsillos de su uniforme—

—Pensamos darle un toque especial al escenario con unas cuantas rosas—explicó Dom levemente animado—, queríamos saber si podrías ir por unas cuantas al club de jardinería.

Legoshi alzó una ceja confundido—¿Yo?—los otros dos asintieron—esta bien, ¿podrían dejar esto adentro?—les entregó su mochila y se dió la vuelta—

—¿Crees que fue una buena idea?—preguntó Fudge al más alto—

—Se supone que es un lobo, los lobos intimidan ¿no?—el más bajo alzó los hombros—, estará bien, es una simple conejita.

Y con ese pensamiento ambos jóvenes entraron al club. Casi todos estaban ahí.
Todos eran puntuales ya que Louis había expresado más de una vez su odio por la impuntualidad.

Fue ese mismo ciervo quien los paro al entrar.

—¿Y Legoshi?—preguntó con notoria molestia señalando la mochila que Dom llevaba—

—Fue al club de Jardinería, queríamos un par de flores—respondió Fudge, ante eso el herbívoro frunció el ceño más de lo que ya lo tenía—

—¿Fue a Jardinería?

(…)

Legoshi iba subiendo las escaleras con calma. Su mente divagaba demasiado cuando estaba solo, eso lo llenaba de temores y dolores de cabeza. Llegó hasta una puerta, la abrió lentamente hasta divisar miles de hermosas y bien cuidadas plantas.

Caminó con temor hasta quedar en el centro del lugar. Miró a los lados pero no vio nada.

—¿Se te perdió algo?—una tierna y dulce voz sonó a sus espaldas, haciéndolo sobresaltar—

—N-no, bueno sí—se incorporó indeciso sacándole una risa a la conejita—, soy del club de teatro, queríamos saber si podían darnos unas cuantas rosas.

La conejita frunció el ceño, un acto realmente tierno para el lobo que la miraba.
Era una criatura sumamente pequeña, todas las acciones que hacía le parecían realmente tiernas, parecía una pequeña muñequita.

—Si quiere llevarte a una de mis pequeñas tendrás que hacerme un favor—caminó hasta quedar delante del lobo—, esas plantas necesitan un poco de sombra, pero son muy pesadas para mi, ¿podrías?

Legoshi asintió un tanto extrañado.

—¿Dónde están los demás miembros?—preguntó levantando una maceta, mientras la conejita lo miraba interesada—

—Se graduaron, solo quedo yo—respondió tranquilamente—

Tras unos treinta minutos, Legoshi había movido todas las macetas sin problema alguno, así que procedió a seguir a la joven a una pequeña caceta.