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— Secreto para la tumba —

Caminaba por los pasillos a paso lento; tenía un dolor persistente en la cien, los recuerdos de la noche anterior estaban es su mente repitiéndose una y otra vez como una película de horror infinita y su cabeza, el cine.
Ni siquiera podía escuchar el sonido de sus propios pasos que normalmente le hacian compañía hasta su club, no miraba más que el suelo recordando el aroma y el calor de la sangre que atrapaba con sus escuálidos dedos; recordaba oler el miedo de la víctima que tenía entre brazos, víctima que lamentaba fuese Louis.

¿Él lo recordaba? ¿Tenía alguna idea? Parecía ser que no, lo cual, en cierto modo era algo bueno, pero, de igual modo la mente débil y frágil del joven lobo no le permitiría ver a los ojos al ciervo después de…

Legoshi había llegado a su club casi sin darse cuenta, tenía trabajo qué hacer, quizá aquello lograría distraer su mente.
Sintió que una cálida mano le tocaba su hombro, se giró pero no vio a nadie así que de manera cómica se dió toda la vuelta hasta toparse con aquella ornamenta que tanto admiraba.

—Ven a mi oficina—la severa voz de Louis resonó en sus oídos y así tan repentinamente como lo vio llegar lo vio irse caminando imponente pero tranquilo como era de costumbre hasta su oficina—

Legoshi lo siguió hasta perderlo detrás de aquella gruesa puerta de roble. Se acercó a ella a paso lento, casi temeroso, ¿Cómo podía hablar cara a cara con Louis después de todo lo que había hecho? ¿Podría ser un sinvergüenza y mirarlo a los ojos? No lo sabía. Sentía los mismos nervios que en la noche anterior mientras corría detrás del ciervo, quería escapar, quería tener el valor de decirle a Louis lo que había pasado, pero temía la reacción del herbívoro, no quería echar a perder la relación de "amistad" que mantenían.

Finalmente se armó de valor y abrió la puerta tomando el picaporte lentamente, sintiendo el frío metal tocar sus manos.

—Siéntate—indicó el de astas señalando una silla frente a él una vez el lobo se digno a entrar—

Legoshi acató la orden y se sentó, movía su pierna con insistencia gracias a sus crecientes nervios, mientras el herbívoro lo analizaba meticulosamente.

—Bien, Legoshi—inició una vez lo mató con la mirada—quiero hablar contigo, sobre anoche.

Legoshi por fin miró los ojos del contrario, temeroso de sus próximas palabras; el ciervo lo miraba con severidad, pero sus grandes ojos podían demostrar cualquier cosa, parecía una de esas miradas que dicen todo pero al mismo tiempo son difíciles de entender y eventualmente, al no poder descifrarlas se cree que no dicen nada, que son frías. Pero había algo en aquella mirada que la hacía diferente, algo extraño ,algo que Legoshi creía captar, una mirada "genérica" que le dedicaba a todo el mundo, por ello no era calurosa ni amable, solo era… una mirada.

—D-dime—balbuceó con miedo, moviendo aún la pierna derecha, acto que no pasó desapercibido por el contrario—

—Te pedí que vigilaras—dijo mirando como el cuerpo del lobo se movía, dando a entender que estaba nervioso—solo eso te pedí, y aún así…—la mirada aterrada de Legoshi y su constante nerviosismo le hicieron enojar por fin—¡Maldita sea, Legoshi! ¡quédate quieto!

El lobo paró ambas orejas y como si de un instinto se tratase se sentó recto.

—Una cosa te pedí ¡una mísera e insignificante cosa!—escupió severo levantándose acto que el contrario imitó—¡anoche me atacó el asesino de Tem! ¿Y Dónde diablos estabas tú?

La sangre del lobo se heló.
No sabía cómo sentirse, ¿feliz por qué Louis no recordaba o no había notado que fue el quien lo atacó? ¿o simplemente se debía sentir miserable por atacarlo?

—Y-yo—la mirada de Louis sobre él había tomado un aspecto más severo e intimidante, más que de costumbre—escuché un ruido por los árboles, c-creí que debía ir a revisar, lo lamento.

El herbívoro parecía enojado, peor también le tenía la pena suficiente para tragarse la mentira.

—¿En serio no escuchaste nada?—preguntó alzando una ceja—¿Ni siquiera pudiste oler algo? ¿No se supone que eso es lo que hacen los perros como tú?

El lobo jamás se había ofendido por ese "despectivo" apodo, ni aún cuando Louis lo acompañaba de un «estúpido» o «tonto», pues, según él, la intención del ciervo no era ofender "en mala manera"

—Y-yo estaba olfateando otras cosas—tragó saliva para después retroceder al ver al contrario avanzar hacia él—c-creí que era una mejor idea.

Louis en un acto imprevisto y súbito tomó de la corbata (más bien jaló) de Legoshi acercándolo a él, solo para fulminarlo con la mirada, se quedó unos segundos silencio.

—No quiero que ese error se repita—exclamó ante un lobo más que nervioso—

Legoshi sentía su rostro arder, aquel contacto con Louis era más que inesperado, pero, igualmente predecible en alguien como él, aún así eso era algo nuevo para el carnívoro, aquella cercanía le permitía ver con más precisión los grandes ojos del más bajo, sin mencionar su buen cuidado y brillante pelaje; a esa cercanía Legoshi podía percibir un olor a durazno, que ( a diferencia de la noche anterior) le producía algo de calma y ternura.

—¿Me estás escuchando, perro inútil?—la voz demandante del contrario hizo a Legoshi volver a la realidad—no se va a repetir, no volveremos al teatro, es muy peligroso, solo quiero que estés al pendiente por las noches, quizá que mires por tu ventana tal vez una o dos horas, sería lo mejor.

Legoshi solo asintió, tan sumiso como de costumbre.

—¿Y serías tan amable de…?—suspiró y miró a otro lado—olvídalo, los carnívoros como tú solo viven una mentira, sería imposible pedirte que demuestres lo que eres—soltó la corbata del más alto un momento—no solo imposible, sería una pesadilla ¿no, idiota?

No hubo respuesta, justo lo que él esperaba. Sabía que Legoshi era un lobo singular, y no en el buen sentido, él no hacía uso de su fuerza o sus capacidades, solo las reprimía constantemente. ¿Para qué? ¿para ser aceptado por los herbívoros?, eso era ridículo.
Aquello le causaba una singular ira, saber que Legoshi siendo lo que era lo desperdiciaba todo tratando de "ser más amable", mientras él era serio, luchaba por sus metas, se daba a respetar, tenía una buena categoría, tenía todo lo que un joven de su edad quisiera, chicas y fama, pero nada de eso importaba, ya que siempre sería la presa de alguien más, así fuera el próximo Beastar, el chico más popular del mundo, él había nacido herbívoro. Aquello le había quedado muy claro cuando lo atacaron.

Por ello quizá el odio e ira que el lobo le provocaba venía de una envidia que se esforzaba en reprimir. Quizá y por ello le era muy importante dominarlo, sentía que tenía el poder, así fuera por unos segundos.

—No importa-dijo finalmente alejándose del menor, cerrando sus ojos por unos segundos—quiero que seas muy cuidadoso, Legoshi, la obra está muy cerca y ahora sí, que no voy a tolerar un solo error, ¿quedó claro?

—Descuida, Louis—respondió con aquel gesto tan propio de él—todo saldrá bien.

—Ya vete.

Y tras eso el ciervo se quedó unos segundos recargado en su escritorio.

Legoshi cerró la puerta con algo aliviado, no sabía bien qué sentir y a decir verdad no le importaba demasiado ya, lo único que ocupaba su mente era la obra y Louis. Quería hacer su mejor esfuerzo para "compensar" al ciervo, quizá nunca le diría, más bien, sin duda alguna

Nunca le iba a decir una sola palabra.

𝘾𝙖𝙘𝙚𝙧𝙞́𝙖 | 𝗟𝗼𝘂𝗶𝘀 × 𝗟𝗲𝗴𝗼𝘀𝗵𝗶 | 𝗕𝗲𝗮𝘀𝘁𝗮𝗿𝘀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora